Julio y Agosto
"Hacer todo entre amigos es una de las cosas que más disfrutamos"
15 de Febrero, 2017
Nacida como un capricho entre amigos, el proyecto forjó su propia identidad y hoy es uno de los mayores exponentes de la canción porteña.
Previo a la salida de su último disco, este medio se acercó por primera vez a Julio y Agosto. Era 2015 y su tercera placa, Canciones del Desastre (2014), los había metido de prepo en la escena indie-folk-acústica porteña. Canciones bien instrumentadas, melodías pegadizas y letras sin demasiado rebusque pero igual de efectivas, eran y siguen el estandarte de la banda. En aquella ocasión, Marcelo Canevari, el contrabajista del septeto, comentó que a futuro la idea era seguir experimentado, profundizando la búsqueda. Y ese futuro llegó, más rápido y eléctrico de lo que se podía suponer.
“Ya habíamos sacado tres discos con el mismo formato”, reconoce hoy el guitarrista y cantante Santiago Adano, al respecto a sus anteriores trabajos, el ya citado Canciones, El Ritmo de las Cosas (2013) y el homónimo (2011). “El próximo paso se dio muy natural. Fue explorar otros sonidos, otras texturas, así que incorporamos la batería en casi todas las canciones, las guitarras eléctricas, más sintetizadores”, puntualiza sobre el flamante La Niebla y La Autopista (2016), un LP que en poco más de media hora conmueve, por lo simple y lo honesto, por exponer y arriesgar más de la cuenta. “A la vez, probamos algo que no solemos hacer, que fue ir a grabar sin tener todos los temas cerrados. Las estructuras de un par de canciones las terminamos de armar la misma semana en que entramos a registrarlos”, recuerda.
-Pese a ser un grupo numeroso, para la grabación del disco hubo un puñado de invitados, Juanito El Cantor, que además de producir aportó unas voces, y Diego Pisano, ex trompetista de la banda.
-Así es y lo que nos faltaba lo pusimos nosotros. Tiene que ver con esas texturas más rockeras que venían quedando afuera de la exploración hasta ahora, sobre todo a nivel instrumentación.
-¿Cuesta que alguien externo se incorpore a su ensamble?
-En general, no. Además, solemos invitar gente a grabar o a participar de algunos shows y es muy fácil incorporarlos al ensamble, debe ser porque tocamos hace muchos años juntos y ensayamos bastante, entonces, la base está bastante sólida y es sencillo agregar cosas arriba. Ahora, con la instrumentación nueva, fue un desafío más grande, pero creo que salimos bastante bien parados.
MATICES
Al igual que en sus álbumes anteriores, en La Niebla apuestan por un registro breve en duración. Sobre esto, el músico supone que no es una elección consciente. “No lo sabemos bien”, se excusa y cuenta: “Cada tanto sentimos que tenemos un puñado de canciones que funcionan bien juntas y nos dan ganas de grabarlas”. Para graficarlo, cita a Canciones del Desastre. Resulta que previo a su elaboración, Guido Gromadzyn, por ese entonces violinista del conjunto, les comunicó que abandonaría el barco. Ahí surgió el disparador. “Quisimos tener una foto de ese momento, así que decidimos editar algo con menos material”, rememora Adano. “Nos divertía la idea de sacar un disco con pocas canciones, en él que participara y lo hicimos”, dice y reconoce que, como nadie los corre, entran a grabar cuando tienen ganas o cuando lo necesitan. “Alguna vez estaría bueno hacer un disco más largo, pero igual disfrutamos de los cortos”.
Una particularidad: incluyeron guitarras eléctricas. Y sí, es algo peculiar, dado que hasta el momento no había grabado ninguna. Porque no siempre es necesario la electricidad. “Teníamos ganas de hacerlo en el disco anterior, pero al final no se dio”, admite el músico y agrega: “A todos nos gusta en mayor o menor medida el rock, disfrutamos de bandas viejas y de ahora, con formaciones rockeras más clásicas. Nos acercamos de a poco”. Y ese acercarse de a poco significó entrar en contacto y disfrutar de lo que proponían colegas de la propia escena, como El Mató, Mi Amigo Invencible o Los Reyes del Falsete.
En un momento, trae a la memoria Adano, Migue Canevari se compró una guitarra eléctrica y él otra, que empezó a utilizar en Persona, una banda en la que además pone el bajo. “Nos sedujo la idea de sonar más fuerte e incorporar texturas de ese instrumento, porque empezamos a tocar para más gente, a veces con bandas de formato más rockero, y en esas situaciones de festival o recital más grande lo eléctrico garpa mucho”. Sin embargo, aclara: “No abandonamos lo acústico, solamente incorporamos estas otras posibilidades”.
-Hablando de la duración, el caso de "Maldonado" es llamativo, puesto que es una de las canciones más largas, pero posee una de las letras más cortas. ¿Cómo surgió?
-La hizo Migue, en un viaje de trabajo a Uruguay. A veces labura en un restaurante de allá y se va por temporadas largas. Y si bien tendría que contestar él, hasta donde tengo entiendo esa canción habla de esos paisajes, las sensaciones de estar allá. Es un lugar muy tranquilo, en medio del campo, y supongo que eso habrá influido. Además, Migue es un tipo muy sintético, una cualidad que a mí me falta, así que en general consigue decir bien las cosas con menos.
MI AMIGO FIEL
“La risa contenida, aún en la desventura, compartida en la juventud”, así definió, alguna vez, el escritor Alejandro Dolina a la amistad. Y en base a ese mismo sentimiento es que se sostiene Julio y Agosto. “Siendo un septeto”, apunta el guitarrista, “se multiplica todo: los criterios musicales, los de producción, las expectativas del proyecto, las agendas, los humores”. Además: “Es un grupo en el que todos participamos mucho, nos interesa opinar sobre casi todo, lo musical y lo organizativo. No es que uno dirige y otros sólo siguen, sino que todo el tiempo entran en juego las voluntades y posibilidades de siete personas”.
No obstante, sostiene que “por suerte” son bastante buenos negociando, “somos muy amigos y compartimos muchas impresiones musicales y de orden práctico”. Y amplia: “Más allá de algunas diferencias, es fácil resolver las situaciones de polémica porque siempre se hacen desde el cariño a nosotros y al proyecto, desde las ganas de trabajar y la voluntad de avanzar”.
Pero, ¿sería posible un proyecto como este sin que existiera el afecto entre los integrantes? La pregunta repiquetea en la cabeza de Adano, quien no la esquiva y retruca: “Quizás. Supongo que si hay alguien con la voluntad de hacer todo el trabajo que hacemos entre siete (canciones, arreglos, producción) y consigue gente que le siga la búsqueda, se puede”. De cualquier manera, afirma que muchas de las canciones y empresas se construyen sobre esa base sólida, que es la confianza, la amistad. “Hacer todo entre amigos es una de las cosas que más disfrutamos y supongo que nosotros no podríamos tener algo que haga tantas cosas y por tanto tiempo sin esa dimensión, pero imagino que debe ser posible para otras personas”.
A esta altura del partido, que en La Niebla y La Autopista haya una canción que se llame “Amigo” no sorprende, aunque sí que se monte sobre una sonoridad trágica, casi nostálgica por momentos. “A veces decimos que somos es un grupo de amigos con banda de sonido, y es totalmente cierto. Se armó a partir de la amistad que teníamos con Marce y Migue. Y siempre que incorporamos un miembro, fue alguien cercano, que conocíamos en mayor o menor medida, amigos o amigas de amigos. Eso nunca se perdió y hasta hoy somos un grupo muy cercano, compartimos muchas cosas”, suelta y menciona: “Todos nos conocemos hace mucho y forjamos el proyecto apoyándonos sobre todo en esa dimensión facilitadora que es la amistad, la confianza, el disfrute de tener a la otra persona alrededor”.
-Luego de la neblina, ¿a dónde termina la autopista?
-No tenemos idea. La banda empezó por un encuentro entre amigos, algo bastante casual y un poco caprichoso, y se terminó convirtiendo en una entidad de la que a veces hablamos en tercera persona. Los proyectos crecen y empiezan a tener su propio ritmo. Por suerte, hoy todos estamos a la altura de lo que necesita y pide. El proceso creativo y el trabajo siempre fueron fáciles y a pesar de que en general nos imaginamos cómo va a ser lo que viene, naturalmente se desenvuelve a su manera. Solemos acertar bastante con las impresiones del futuro, pero sin saber bien qué va a pasar o sin tratar de torcer mucho el resultado. Parte de lo bueno de estar en un proyecto como este, es que no hay que empujar para que avance. En cambio, sí hay que acompañar y poner energía y trabajo para que las cosas se hagan. El ritmo lo va marcando algo que ninguno de nosotros tiene muy claro, pero que disfrutamos seguir y empujar.
*Jueves 16 en Santos 4040, SAntos Dumont 4040. A las 21.