Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Hiroshima Dandys

Hiroshima Dandys: Sommeliers del horror

Cronista: Fernando Villarroel | Fotos: Gentileza: Prensa

24 de Noviembre, 2016

Hiroshima Dandys: Sommeliers del horror

La banda comandada por Pablo Rivas vuelve a la escena con su nuevo material, "El lugar favorito de lo horrendo", y pretende instalarse fuerte en las escenas indie y technopop locales.

                                                                                                         Foto: Sebastián Pani

Los Hiroshima Dandys no son, precisamente, lo que uno pudiera llamar como banda convencional. Es cierto, dentro del universo musical cada artísta es único pero la propuesta musical de estos tres jóvenes (Pablo Rivas, Nico Gonzalez y Flori Li) se sale los lineamientos tradicionales y pretende explorar aquello que todavía tiene mucho camino por recorrer; a días de haber lanzando su último disco, "El lugar favorito de lo horrendo", Rivas explica de que se trata esta nueva propuesta.  

-¿De qué se trata esta nueva propuesta de la banda?
-"El lugar favorito de lo horrendo" es el primer disco que hacemos desde cero como banda, en donde todos componemos y cantamos; creo que es ideal porque, más allá de poder disfrutar de tocar y hacer coros en los temas donde no canto, me siento genial y disfruto como si fuera parte del público. Es importante que todos los integrantes tengan un lugar propio.

-¿Cómo nació, artísticamente hablando, la idea de poder apreciar lo horrendo?
-Después de haber elegido el nombre, nos dimos cuenta que había un hilo conductor entre las canciones que era más fuerte de lo que pensábamos. Desde la primera, hasta la más esperanzadora de las ideas, estaban atravesadas por lo horrendo. Lo de poder apreciarlo se nos hace inevitable, creo que los tres coincidimos en eso, buscando gemas entre gente, música y momentos históricos horrendos.

-Estuvieron alejados de la escena durante un buen tiempo, a pesar de haber tenido una aparición muy prometedora en 2014. ¿qué los motivó a tomar esa decisión? ¿qué fue lo que los devolvió al ruedo?
-Desde la salida de "Las ideas negras", hasta este último disco, pasaron sólo dos años y en ese tiempo tocamos muchísimo en vivo, hicimos videos, sacamos dos EPS, compusimos y grabamos el disco nuevo y nos fuimos a tocar al Lima Pop Fest en Perú. La verdad que somos muy, pero muy manija, y en realidad nunca paramos de hacer cosas.

-Los sintetizadores y las computadoras han avanzado bastante en la escena local durante los últimos años. ¿Por qué creen que ahora si hay lugar para sonidos más tecno y se dejaron a un lado los prejuicios?
-Si, puede ser. Pasa acá, pasa afuera y va a seguir pasando. Lo que hoy está bien, va a a ser grasa en cuanto te quieras dar cuenta y no hay que darle demasiada importancia. Bandas de pop con sintes y computadoras hubo desde siempre; el hecho de que no pertenezcan a una escena reconocida, con mucho público, o en boga, no quita que haya un montón de bandas tremendas.

-¿Qué sienten que Hiroshima le aporta al circuito indie?
-Tal vez, estemos en medio de dos escenas, si es que así se las pudiera llamar, ya que estamos cerca de la canción indie y tambien del technopop. Pero, básicamente, porque nos interesa hacer canciones y por un tema de formación, deformación o gustos nos es natural el sonido de la electrónica.

-Además del talento, ¿qué fue lo que Flori Li le sumó a la banda?
-Desde el principio con Nico (González) pensamos que teniamos que tener un tecladista, pero no nos volvimos locos buscándolo porque queríamos alguien que, más alla de ser o no músico, fuera una persona con quien nos entendiéramos y nos lleváramos bien. En cuanto le propusimos a Flori entrar a tocar teclados nos sorprendió que cantara como lo hace y nos pareció que era perfecta su incorporación. ¡Sumaba por todos lados!

-¿Cuál es la idea para el año que viene?
-Para el próximo año tenemos pensado hacer la presentación oficial -así, a todo culo- del disco nuevo disco, filmar algunos videos y, seguramente, grabando canciones nuevas. En definitiva, haciendo cosas para alejarnos, o distraernos, lo más posible de lo horrendo.

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