Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Semidawi

"Improvisamos casi todo"

Cronista: Lucas González | Fotos: Gentileza prensa

03 de Septiembre, 2016

"Improvisamos casi todo"

Antes de presentarse en el CAFF, Semilla Bucciarelli habla sobre el proyecto que lleva a cabo con Sergio Dawi: un mini happening que incluye música y pintura.

 

Dentro del seno de Los Redondos hubo muchas incógnitas e interrogantes. Personas que pasaron y otras que se quedaron, estoicas, hasta el final. El cliché sería hablar del siempre misterioso trinomio Solari-Beilinson-Poli. Por caso, el bajista Daniel Bucciarelli, conocido como Semilla, cimentó una carrera bajo perfil, que se vio diversificada con el transcurso de los años.

Una vez finalizada la banda, el músico conoció a su actual pareja y decidió volver a su Córdoba natal. “No me banco Buenos Aires”, apunta Semilla. “Vivo en la Ciudad de Córdoba, crio a mis dos hijas, que son chiquitas”, sostiene y agrega: “Toco, cuando tengo ganas, porque tengo la posibilidad de armar algo con músicos de acá y además pinto”.

Se define como autodidacta, ya que no se formó académicamente, porque considera que el estudio no es para él y que las escuelas de artes producen “todo lo mismo” y “matan la imaginación”. Es así, que considera su técnica para dibujar-pintar como muy personal (“tirando a lo experimental”), puesto que no se rige bajo ninguna regla conocida.

Actualmente, se encuentra inmerso en Semidawi, un proyecto multi artístico, que comparte hace un par de años con el saxofonista Sergio Dawi, un viejo partener, de la época de Redondos. Según Bucciarelli: “No ensayamos. De hecho, generalmente llego el mismo día del show. A lo sumo charlamos algo, pero no más que eso”. Y reconoce: “Salvo algunos dibujos, improviso casi todo, al igual que Sergio. De lo contrario, perdería el espíritu”.

¿La dinámica de este mini happening? Sencilla, aunque difícil de reflejar la intensidad y emotividad con palabras: mientras Dawi vocifera melodías desde su instrumento en el centro del escenario, Semilla, desde otro sector, improvisa imágenes, colores, palabras en su tableta, que se proyectan a espaldas del saxofonista.

El germen de este proyecto nace, años más años menos, en 2001, mientras Patricio Rey quemaba sus últimos cartuchos. “Sergio tenía su propuesta, Dos Saxo Dos, donde me invitaba frecuentemente”, cuenta el bajista y admite que en aquella época aún no trabajaba con la computadora, que con el tiempo fue incorporando el uso de la tableta, que “copia tu forma, tu línea y la dinámica”.

-Es llamativo que algo tan alternativo haya pegado tanto entre el público local.

-Sucede que el show es bastante hipnótico. Te mete en un mundo de ensueño, donde te podes perder siguiendo el punto que va dibujando o con la música. Además, ya tenemos calculado el tiempo promedio de atención de la gente, que es de más o menos una hora. Por otro lado, hay que reconocer que ayuda haber tocado con Redondos, de eso no hay dudas. La gente, por suerte, te da la libertad de montar algo experimental.

-¿Siempre fue así?

-Sí, siempre. Sin embargo, en los primeros shows la gente creía que haríamos temas y entraban como si fuera un show de rock. Después, cuando se iniciaba la performance, tenían que bajar diez cambios.

-Hablando de Patricio Rey, hace dos años participaste, junto a Walter Sidotti y Dawi, del recital que Solari dio en Gualeguaychú. ¿Cómo fue?

-Muy fuerte. Cuando nos juntamos nos cagamos de risa, como siempre. Tuvimos muy buena onda con los Fundamentalistas, su banda. Estuve muy concentrado, ya que era la primera vez que tocaba el acordeón en vivo y ante tanta gente. Igual, la pasé bárbaro, como en cada uno de los conciertos de Redondos, porque están todos a tu favor. 

 Foto: Gentileza prensa/KVK Fotos

*Sábado 3 en el CAFF, Sanchez de Bustamante 764. A las 22.

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