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Gaspar Om & Killombanda

"El mercado siempre apuesta a lo seguro: la copia de la copia"

Cronista: Lucas González | Fotos: Gentileza prensa

08 de Septiembre, 2016

"El mercado siempre apuesta a lo seguro: la copia de la copia"

Luego de girar por México, el músico retorna para presentar Mistikarnaval,  su nuevo disco. "Es una celebración", reconoce.

Hace años, Gaspar Om, entonces líder de Los Umbanda, tenía ganas de armar otro grupo, con otro nombre y otros integrantes. Fue difícil tomar la decisión, reconoce. “Luego de dos décadas, el grupo humano estaba debilitado y perdiendo fuerza por factores relacionados al ego y cuestiones lejanas a la música. Una banda, después de tantos años, es como una pareja y la vida hay que pasarla con la mejor energía posible. Cuando algo no avanza; retrocede”, admite hoy el hombre que junto a la Killombanda se encuentra presentando Mistikarnaval, segunda placa de esta nueva etapa. “De todas formas, Los Umbanda era mi proyecto, mi banda, yo decidía todo y así como la armé y desarrollé; la puse en stand by”, agrega.

-¿Qué te dejaron los veinte años con tu anterior grupo?

-Fueron mi escuela. Con esa banda aprendí a tocar, a cantar, a producir discos, conocí amigos, familia. Toda una vida de aventuras y hermosos momentos irrepetibles. No reniego absolutamente de nada, al contrario, Los Umbanda tiene vida propia en el corazón de mucha gente.

-Habrá sido fuerte, luego de tanto tiempo, iniciar esta etapa.

-Por un lado, fue raro salir como un solista, ya que, a pesar de que era mi proyecto, el cual controlaba íntegramente, vengo de la “cultura banda”. Podría haberle puesto al proyecto un nombre cualquiera, pero decidí salir como Gaspar Om para aprovechar un poco ese nombre y no depender de nadie para hacer las cosas, ni siquiera de una marca. Gaspar Om es mi nombre, también es un alter ego o concepto, puedo amoldarlo a cualquier formato para transmitir mi música. Igualmente, hace ya dos años armé la Killombanda, con músicos tremendos, amigos y familia, y disfruto mucho el trabajo en conjunto. Eso es clave para mí, trabajar con otras personas en una bendición.

-Tus letras contienen, en mayor o menor medida, una bajada de línea, como en “El Rey del Under”. En tiempos de crisis, como el que estamos viviendo, ¿cuál es la responsabilidad del artista?

-En realidad, Argentina y Latinoamérica siempre están en crisis. En los últimos 12 años estuvimos avanzando mucho en cosas que hace años merecíamos tener: leyes y acciones más humanas, cuestiones para que la gente de los barrios y los trabajadores la pasemos mejor. Ahora estamos atravesando una crisis económica muy grande, que genera el deterioro de las relaciones entre las personas. Creo que los artistas tenemos muchas cosas para decir y cada uno puede elegir la manera que quiera para hacerlo. Sin embargo, no creo que haya una forma o una responsabilidad en los artistas. La responsabilidad, de hecho, está en todas las personas, en su vida cotidiana. Yo no soy nadie para decirle a un músico, por ejemplo, qué debe decir o qué grado de compromiso con la realidad social debe tener. A lo sumo, puedo elegir qué decir en mi música o qué música escuchar.

-Realizaste tu segunda gira por México, de la que se desprende un documental que se puede ver en YouTube. Al margen de la realización del material, ¿cómo viviste la experiencia?

-Fue alucinante girar con mis hermanos en un país al que amo tanto, que siento como mi casa. Quedará por siempre en nuestro corazón, porque fue encontrarse con gente que hace años escucha mi música por Internet y plantar la semilla para volver el año que viene y seguir conociendo amigos. Fue por eso que hicimos el documental, para mostrar la realidad de una banda independiente girando.

-En materia de reggae, ¿qué está pasando en tierras aztecas?

-México es enorme y la gente está muy pendiente del género en Argentina. Hay muchas bandas influenciadas por lo que hacemos acá, sobre todo en el under, donde hay muchísimos MC’s, cantantes, que tienen propuesta muy originales y poderosas. Por supuesto que no llegan acá porque el mercado siempre apuesta a lo seguro y a las copias de copias de copias. El brillo siempre está en los artistas underground, como en cualquier parte del planeta.

-Antes de publicar tu anterior disco, Killombo (2013), afirmaste que representaba conectar con un espíritu muy básico y esencial de la música, pero que no habías pensado en lo que ibas a decir, aunque rítmicamente ya estabas jugando con las palabras.

-En realidad lo que quise explicar en ese momento era que sabía lo que iba a decir pero no sabía cómo. Killombo fue un disco muy de “laboratorio”, muy solitario en su creación. Grabé casi todos los instrumentos yo, medio compulsivamente. Era algo que hace años necesitaba hacer. En cambio, en Mistikarnaval me apoyé mucho en la banda, los músicos de Killombanda.

-Entonces, ¿cómo describirías el espíritu de Mistikarnaval?

-Es una celebración al milagro de seguir haciendo música libre, independiente, a los casi 40 años. Realizando una analogía con el concepto del carnaval en casi todas las culturas del planeta, se trata de un periodo donde se hace catarsis dejando de lado la rutina, las ataduras cotidianas, porque el carnaval es una vez al año y ahí vale todo.

-En el disco participa Manu Chao, artista con el que además has compartido escenario en reiteradas ocasiones. ¿Cómo nació esta relación?   

-Fue de casualidad. En 2003, Gambeat, bajista de Radio Bemba, luego de remixar un tema de Los Umbanda, le regaló un disco nuestro en Barcelona. Manu se re copó y dos años después nos invitó a telonearlo en el estadio de All Boys. Luego fui soporte en Club Ciudad de Buenos aires, Ferro, Malvinas Argentinas y un par de lugares más. También me invitó a cantar temas dentro de su show con La Ventura, siempre “King Kong Five”, “Politikiils”, y varios más haciendo freestyle. A esta altura ya hemos compartido conciertos, colaboraciones, ensayos, comidas, charlas mágicas y siempre aprendo mucho al lado de él y de su banda. Es mi amigo y sobre todo un maestro de la vida, ya que  es una referencia muy fuerte para cada paso que doy. Generalmente, hablábamos de hacer una canción juntos en mi estudio. En una de sus últimas visitas, me tocó el timbre y cuando abrí la puerta ya estaba con la guitarra colgada. Me dijo: “Acá estoy, vamos a grabar musiquita”. Estuvimos toda la noche grabando lo que fue “Tengo mezcla - Maneiras”, fumando y tomando fernet. Una experiencia que se da pocas veces en la vida.

-En 2012 señalaste que el desafío era que el género trascienda los estereotipos. Cuatro años después, ¿cómo ves el panorama?

-Considero que eso está pasando en el under. Hay artistas cada vez más fuertes, con un sostén artístico piola, que hacen su propia versión del reggae o de cualquier estilo. Hay que separar lo que es la jungla under, con artistas originales que tienen mucho para decir; de lo que es el pequeño y triste “mercado reggae” de Argentina, que son tres kioscos empresariales que siempre apuestan a la copia de la copia de la copia de lo que vendió más el verano pasado. El desafío es también del público, que puede elegir entre consumir la misma mierda de siempre, que le venden los medios, o propuesta que tal vez es un poco incomodo descubrir. Pero eso pasó siempre y en todo el mundo.

*Sábado 10 en Palermo Club, Borges 2454. A las 22.

 

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