Experimento Negro
"Creo que la viveza criolla hace estragos en nuestro ADN"
12 de Agosto, 2016
Rodrigo "Negro" González, ex La Cruda, explica de qué se trata su proyecto solista y hasta dónde pretende llegar.
Rodrigo “Negro” González no es un bicho de ciudad. Se le nota, pero por las dudas se encarga de aclararlo y lo anuncia con cierto orgullo; el tipo no busca los flashes ni la fama, no cuadra con el estereotipo del rockstar reventadito, ese que vive pasado de rosca. Supo gozar las mieles del mainstream en los tiempos de La Cruda y compartir escenario con Molotov, Catupecu Machu y A.N.I.M.A.L., entre otros, pero no se la comió. Desde hace ya varios años, viene con un proyecto pequeño pero consolidado; se llama Experimento Negro y en él se encontró con su niño interior, ese que seguramente disfrutaba de cazar bichitos, bichos mucho más interesantes y divertidos que los que hay en la ciudad, esa a la que le gusta venir y zurcarla como ave de paso.
-¿Cada cuánto venís a trabajar a Buenos Aires?
-Vengo poco, siempre a laburar cosas puntuales. Me gustaría hacerlo un poco más seguido pero es bastante complicado resolver las cuestiones económicas que implican un traslado hasta acá.
-Por lo que decís, te llevás bien con la ciudad.
-Sí, por supuesto no reniego de ella pero sé que es intensa. Vengo de un lugar muy tranquilo (Santa Fé) y te mentiría si te dijera que acá me muevo como pez en el agua. Me ahogo, me pierdo fácilmente, soy Cocodrilo Dundee (risas).
-¿Y te imaginás instalado acá, haciendo tu música?
-Estaría bueno. Pero no sé si podría instalarme porque tengo toda mi vida allá, me gusta más el hecho de saber que puedo venir aquí a cumplir con mi misión; es difícil sacar a alguien de su hábitat. Imaginate que te llevara a donde vivo y te dijera: “¿Te gustaría vivir acá?”. Creo que al principio te sería lindo pero que en algún momento querrías matar a todos los pájaritos y el silencio te resultaría un poco agobiante.
-Actualmente, ¿estás viviendo de tu música?
-Masomenos (sic). Allá, en Santa Fe, me las rebusco con la música, emprendimientos gastronómicos y algunas otras actividades; es muy difícil poder vivir enteramente de esto pero no bajo los brazos porque es mi sueño, es algo que busco desde hace años.
-¿Cómo viene la escena en el interior del país?
-Hay mucha música, muchas bandas y pocos lugares para tocar. El circuito “oficial” comprende dos o tres alternativas para presentarse y eso hace todo un poco más difícil.
-¿Allá se percibe algún tipo de acompañamiento gubernamental para que esto no sea tan arduo?
-En Santa Fe, debo decir que el socialismo ha logrado cosas importantes. Recuerdo una vez que, estando en Buenos Aires, escuché que a un espectáculo de danza porteño la Secretaría de Cultura de mi provincia le había dado una X cantidad de plata y dije: “Hey, yo también soy parte de la cultura”. Así que encaré para allá y planteé que necesitaba ayuda para grabar mi próximo disco y bueno, aunque no fue una locura el dinero lo que me dieron, me sirvió para poder terminarlo. Así que debo decir que, en mi experiencia, hay un acompañamiento.
-¿Notás camaradería entre las bandas incipientes y las que están consagradas?
-Creo que sí, en parte porque nos cruzamos todo el tiempo. Nos ayudamos mucho, tengo la suerte de tener muy buena onda con varias bandas; estuve con la gente de Cielo Razzo, Parteplaneta, con César Andino, de Cabezones, y la verdad es que sólo puedo hablar bien de ellos y, para mí, eso es algo alucinante.
-El primer disco tiene tres años…
-En realidad, el disco estuvo listo desde 2010 pero se retrasó por un error que cometí. El material iba a ser editado por unas personas de acá, de Buenos Aires, era a finales de ese año que ya lo tenía listo y estos flacos me propusieron sacar un adelanto para promocionarlo y entregarlo todo para principios de 2011. A mi, eso me hizo bastante ruido, pero bueno uno confió en ese momento y, lamentablemente, desaparecieron y nunca más me atendieron el teléfono; fue un transe duro pero acá estamos.
-Entonces, reformulo la pregunta, a seis años del lanzamiento de Yo, ¿cómo sentís que envejecieron esas canciones?
-Creo que muy dignamente. Podríamos decir que, en vez de envejecer, maduraron; fue un disco que lo grabé prácticamente solo. Venía de separarme recientemente con La Cruda, y me largué a grabar voces, guitarras, batería y demás, con la ayuda de un tecladista y algunos amigos más. Esa fue la concepción. Así que después de hacerlo, salí a buscar una banda que me acompañara para poder tocarlo.
-La decisión de tocar todos los instrumentos en solitario, ¿respondió al hecho de no encontrar a nadie que te haya hecho la segunda o a la necesidad de avanzar por vos mismo y que, después, los que se sumaran se acoplaran al proyecto ya terminado?
-En el momento en que lo grabé lo sentí como una necesidad y un desafío a encarar. Siendo que no soy ni un gran guitarrista, ni baterista, ni bajista, ni cantante, ni nada, sentí que tenía todas las herramientas para poder grabar un disco y cuando llegó el momento de juntar a la banda, logré que todos -a pesar de ser mucho más músicos que yo- respeten el sonido original.
-¿A qué se debió esa necesidad?
-Todo remite un poco a los tiempos de mi infancia. En aquel periodo, a pesar de que tenía mi grupo de amigos, había un momento en el que me gustaba, y disfrutaba, eso jugar solo; este disco tiene mucho de eso. Creo que a través de este material logré comunicarme con aquellos primeros recuerdos.
-¿Cuál de todos los instrumentos es el que más disfrutas de tocar?
-De chico quería ser baterista. Tengo un set de percusión bizarra, el cual tiene cosas que seguramente no sean apropiadas para un profesional pero que a mi me brinda el sonido que busco; tengo un bombo que pongo boca abajo para lograr un sonido mucho más estruendoso o un caño de PVC, al estilo Copeland –Stewart, baterista de The Police- pero mucho más rústico porque no me daba la plata (risas).
-¿Estás trabajando en el sucesor de Experimento Negro?
-Sí y tengo casi todas las canciones listas, con música y letra. La primera mitad, la quiero grabar con la banda, con la que me vengo presentando desde hace tiempo, y a la segunda la quiero grabar bajo el mismo concepto que laburé el primer disco, solo. Además, he hecho algunas piezas para cortos y también quiero que participen de este material.
-Aquel primer disco tenía bastante de tu infancia, este que se viene ¿de qué tratará?
-Creo que mantiene ese toque intimista, sincero. Mis letras suelen ser un poco autorreferencial, después les agrego musiquita y, por último, el público las adopta y entiende a su manera. Siempre la idea es la de poder reflexionar sobre situaciones que vivimos, sobre cómo somos. Podríamos decir que la viveza criolla hace estragos en nuestro ADN.
*Sábado 13 en The Roxy Live, Niceto Vega 5542. A las 23:30.