Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Paloma del Cerro

"Había mujeres que precisaban ver a otras cantando"

Cronista: Lucas González | Fotos: Gentileza: Prensa

05 de Mayo, 2016

"Había mujeres que precisaban ver a otras cantando"

La artista revalida créditos con su segunda placa, Para bien, donde coquetea una interesante gama de estilos.

 

Paloma Kippes no parece de acá. No es de este planeta. Bowie podría decir que viene de Marte, tal vez. "Cómo crecer si no somos capaces de reconocer nuestras falencias", interpela la cantante, que desde hace un par de años emprendió un bello, especial y hermoso proyecto, el cual denominó Paloma del Cerro, donde discurso y acción conviven en perfecta armonía.

Gozar hasta que me ausente (2011) fue su carta de presentación, un trabajo que presentó a una artista ambiciosa, con sed y ganas. "Cuando todo sale bien, todo fluye, todo está bárbaro. Ahora, cuando las cosas suceden como uno lo esperaba, es ahí donde se debe aprender", reconoce la artista, retomando la idea inicial. "Hacer un disco representa una gran complejidad y dudo que alguien esté exenta de ésta”, dice y clara que "por ahí no se habla, pero es así. Y este proyecto habla un poco de eso, de conocer y reconocernos"

Finalmente, un mes y tres años después, Paloma publicaría su segundo opus: Para bien, un trabajo que recorre y abre caminos a base de ritmos (electrónica, dub, rock, cumbia), una impecable interpretación ("Tiempo del hombre", de Atahualpa Yupanqui) y una inolvidable colaboración de Miss Bolivia, en "Para todas las mamitas del mundo".

Los discos, advierte la cantante, son un proceso de aprendizaje, donde aparecen los aciertos y los desaciertos, donde se aprende, entre otras cuestiones, a trabajar en conjunto. "La conjunción que se genera en el grupo está buenísima", admite. 

-En más de una ocasión, expresaste tu amor por la música.

-Sí, es que la música es algo... (Se interrumpe y piensa) ¿Qué sería del mundo sin música? Vas a un recital, cantas un rato, tocas la viola y te das cuenta de lo volador que es este lenguaje.

-¿Cuándo comenzó esta relación?

-Es como un camino, un yoga, no hay  a dónde llegar y el que cree que llegó, está perdido, porque, como la vida misma, es algo que está en constante movimiento.

-Entonces, resulta complicado imaginar una Paloma del Cerro replicando formulas en próximos trabajos.

-Bueno, este segundo disco rompe un poco con el anterior, más que nada por los ritmos. El primero está más ubicado en el noroeste argentino y el nuevo tiene alguna copla, pero también cumbia, bolero, carnavalito. Hay más electrónica, más fusión con lo analógico. 

-Tu carrera arranca con un panorama bastante alentador para el género, y más si tenemos en cuenta décadas pasadas.

-Es una consecuencia. El otro día le comenté algo similar a un amigo: "Agradezcamos a los hippies, que en los cincuenta, le sacaron el corset a las mujeres". Acá hubo personas como Fabi Cantilo, que abrió caminos cuando el público era bastante machista, no iban a ver a mujeres cantando. Ella y muchas otras, fueron pioneras. Había mujeres que precisaban ver a otras cantando. Hoy en día, el paradigma está cambiando, se está cayendo, y se nota.

-El disco incluye, entre otras joyas, "La muerte no es la nada", un texto de Macedonio Fernández.

-Él era un contemporáneo a Jorge Luis Borges. El tipo era aun metafísco, muy especial. Entonces, cuando nos llegó esa letra, la consideramos ideal para el disco, por lo que dice. Nuestra sociedad no habla de la muerte, nadie te prepara para eso, pero es algo que a todos les toca. Es un evento más, ya que hay que considerar la vida y la muerte como parte de lo mismo.

*Jueves 5 en Sala Siranush, Armenia 1353. A las 21.

 

 

 

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