"Los límites pueden ser una buena base para construir"

Artista es un término que lo define, y muy bien. Julián Oroz  es una persona que concentra en sí múltiples facetas, siendo la música y la actuación las más reconocidas. En él, ambas se amalgaman. ¿Un ejemplo? Su más reciente disco, Centellas, el cual fue grabado y filmado en el prestigio Estudios ION. 

-Aseguraste que tu método de composición consiste en juntar todo lo que te gusta y ver qué pasa, qué sucede. 

-Sí, eso es lo más cercano a un método de creación que poseo. Cuando juntas todo lo que te gusta, lo primero que ocurre es un gran caos. Sin embargo, todo se va unificando a medida que le das vueltas al asunto. Y si bien muchas de las cosas que te gustan no van a quedar en el producto final,  trabajar con los elementos que te atraen produce un efecto muy positivo. Es como realizar tu propio mundo. Si lo que haces no te conmueve, dudo que pueda conmover a alguien más.

-Para Centellas, ¿de qué consistió esta mezcla en particular?

-Podríamos poner en la licuadora a Charles Chaplin, Buster Keaton, Albert Pla, Pitufo Lombardo, Jorge Drexler, Jaime Roos, Wes Anderson, Atahualpa Yupanqui, Alfredo Zitarrosa, María Elena Walsh, Juan Luis Guerra y alguno más que seguro se me esté olvidando.

-En relación a la pregunta anterior, ¿cómo nace esa manera de crear? 

-Siempre me acompañó, solo que no lo veía tan claro en los inicios. Mi estilo es producto de los intentos fallidos de ser como otro. De chico intentaba tocar canciones de otros, imitando sus modos, pero no me salía. Lo sentía un fracaso, pero gracias a esos yerros comencé a escuchar mi modo de ejecutar la guitarra y mi timbre de voz. Hoy lo agradezco. Creo que los límites pueden ser una buena base para construir.

-Si tuvieras que señalar la diferencia más significativa de este trabajo y los anteriores, ¿cuál sería?

-Hay una claridad mayor de lo que buscábamos. Para ser más preciso: la selección de lo que va en la licuadora es más rigurosa.

-Además, la jornada de grabación fue registrada y posteriormente colgada en Youtube. Según declaraste, esta consistió en siete horas de trabajo, las cuales llevaron tres meses de ensayo. Toda una excentricidad. 

-Sí, así es (risas). Mirá, vengo del teatro, que es un mundo en el cual podes ensayar una obra durante dos o más años para sólo hacerla por cuatro funciones, por ejemplo. Estaba preparado para esa proporción tan extraña, por así decirlo. 

-¿Cómo resultaron los ensayos?

-¡Geniales! Junto al productor, Charly Valerio, armamos una banda con parte de Los Mutantes del Paraná. Ellos vienen tocando hace bastante tiempo, así que había una solidez y un código que pudimos aprovechar.

-Luego de tanto tiempo, ¿la grabación fue como esperabas o te quedaron cosas en el tintero?

-Y sí, creo que siempre quedan cosas por hacer. Quizás sea como las utopías y el horizonte que decía Eduardo Galeano: cada vez que te acercas a ellas, estas se alejan y así seguís caminando. Sin embargo, tengo la sensación de que encendimos algo dentro del estudio, y eso me deja tranquilo.

-Mencionaste que las canciones que integran este disco tienen un nivel de humanidad que te produce mucho orgullo. 

-No tengo en claro si cuando pasa el tiempo me vuelvo más exigente o  es al revés. Pero sí estoy seguro que no suelto una canción hasta que no siento ese nivel de humanidad del que al parecer estoy orgulloso

-En "Centellas" cantas que deseas aprender idiomas, para decirle a todos lo mismo. Llegado el caso, ¿qué sería lo primero que dirías?

-¡Que vengan a la presentación, el viernes 22! (Risas). Después les diría que desconfíen de lo establecido, que lo popularmente conocido como cursi es la posta.

*Viernes 22 en el Centro Cultural de la Cooperación, sala Osvaldo Pugliese, Corrientes 1543. A las 00.