"Somos una banda falible, pero que ama lo que hace"

 Son un grupo independiente, radicado en La Plata y llegan por tercera vez (en dos años) a La Trastienda. Así podría definirse la actualidad (instantánea) de La Caverna. No obstante, el baterista y también letrista Juano Falcone, lejos de obnubilarse, señala: “La fecha que viene es un desafío y una responsabilidad muy grande. Suponemos que es el resultado de mucho trabajo, y también de aquello que es atribuible a las canciones, y al amor de los chicos que las escuchan. Sin eso, no se crece, por eso somos muy agradecidos”.

-El primer corte de Posguerra (2014) fue “Vale de besos retornables”, en donde buscaron dar un pantallazo del disco. No obstante, el segundo y más reciente es “Cinco horas”, que relata el tiempo que pasó, durante su cautiverio, Maria Claudia Falcone, tu tía -permanece desaparecida desde la última dictadura- con tu primo, Guido Carlotto Montoya, cuando éste nació. ¿Cuál fue el criterio que utilizaron para este corte?
-Ya con el disco instalado, quisimos proponer una vuelta de tuerca con la canción elegida, y el criterio no tuvo más motivos que los artísticos, conceptuales e ideológicos. Creemos que la canción, su concepto, y lo que quisimos agregar visualmente, pintan lo que es la esencia de La Caverna: una banda falible, pero que ama lo que hace, y que pone su mensaje abajo y arriba del escenario, por sobre todo.

-El año pasado, cuando recién publicaron Posguerra, afirmaste en una nota que ustedes, desde el principio, adoptaron el rock como una trinchera, y no como un género. ¿Que implicancias conlleva esta postura?
-Es reduccionista suponer que el rock es tan sólo un género para el catálogo. Al menos, nosotros nos acercamos a él creyéndolo mucho más que eso. Creemos en algunos postulados audaces que el rock le ha propuesto al sistema desde la contracultura, y pretendemos pararnos allí, para hacer nuestro aporte.

-En esa misma entrevista, reconociste que, luego de Cromañón, el indie platense “barrió con todas las expresiones que tuvieran que ver con lo que nosotros hacíamos”. ¿Cuáles son las diferencias artísticas que los separan?
-Muchas, pero no fue eso lo que nos distanció, sino el tratamiento mediático al respecto de las obras de cada artista. No tengo nada en contra de ésa música, e incluso fui comprendiendo que alguna vez la estigmaticé. Pero los medios han y siguen teniendo una diferencia de tratamiento en sus líneas editoriales, demasiado obvia.

-Mencionaste que Posguerra resultó un paradigma para la banda, en parte, porque rompió varios techos. A un año de la salida, ¿a qué se lo atribuís?
-No lo sé. Serán varios factores subjetivos. Lo que sí puedo adjudicarle a la banda es el trabajo, el amor y la constancia. No me gusta cuando los artistas o músicos teorizan acerca de su “éxito”, ya que acá mucho no se saben los por qué de nada.

-En la última entrevista con este medio, señalaste que Posguerra refiere a lo intimo del alma, a un momento que estaban atravesando sus vidas. Además, agregaste que “la adolescencia es una guerra en busca de una identidad propia, que deja desencantos, desamores y dolor. Es por eso que ahora sentimos que estamos en otro momento”. En la actualidad, ¿el sentimiento perdura?
-Es toda una etapa que estamos viviendo, y el sentimiento perdura, pero como inquietos que somos, ya estamos pensando en otras cosas, atravesando etapas nuevas y tratando de llevar a la banda a otros lugares en todo sentido.

-¿Cómo asumieron, hace un par de meses, el fallo de la Cámara Federal de Casación, en el que confirmó las penas de a Callejeros, por lo sucedido en Cromañón?
-Con dolor y tristeza. Esta banda, desde 2005, tiene una postura fuerte a favor de la inocencia de Callejeros, y hemos intentado desde nuestro lugar, aportar a la memoria y la lucha para que nunca se repita la tragedia. Y así seguiremos. Con canciones, y con acciones.

*Sábado 13 en La Trastienda, Balcarce 460. A las 20.