Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Dancing Mood

"Fuimos los primeros en jugárnosla"

Cronista: Redaccion El Bondi | Fotos: Gentileza: Andrea Celis

10 de Septiembre, 2015

"Fuimos los primeros en jugárnosla"

Dancing Mood presenta su nuevo trabajo Ska Explosion el próximo 13 de septiembre en el Luna Park. Hugo Lobo habla con El Bondi sobre cómo fue componer temas nuevos para la banda, cómo el ritmo de la música les regaló la popularidad y les permitió cumplir un sueño.

Quizás el nombre de su último disco, Ska Explosión, sea el reflejo de lo que hoy provoca Dancing Mood en vivo: la fiesta detona siempre, todo se vuelve alegría y goce. Durante sus 15 años de trayectoria no se saltearon ningún paso, recorrieron todo el underground yhoy son los responsables de que la música instrumental de vientos no sea un bicho raro dentro del rock nacional. Hugo Lobo, trompetista y precursor de este camino, habla con El Bondi antes de volver a celebrar con su público, y entre ellos mismos inclusive, volver a tocar en el Luna Park pero para mostrar por primera vez temas de su auditoría, toda una experiencia nueva y realizadora. 

-¿Qué es lo que más disfrutaron del proceso de creación de Ska Explosion?
Hugo Lobo-Eso mismo, el proceso de creación. Por un lado me costó menos que quizás sobre crear arriba de temas que ya están creados. Esta es la primera vez que compongo de un tirón un disco de Dancing pero me agarró en un enero de no tocar. Encontré la vuelta a componer temas. Siempre me sentaba en un piano, tocaba los acordes y después creaba la melodía y nunca me terminaba de convencer. Esta vez no tenía piano, así que me compré un cuaderno pentagramado, empecé a escribir melodías y después a ponerle acordes, de esa manera me pareció cómodo. Así hice como 16 temas en diez días. Lo disfruté mucho más como una cosa nueva, como un desafío a lo que veníamos haciendo a los otros 7 discos que equivalen como a 100 temas. Sobrecomponer arriba de otras composiciones es un compromiso un poco más heavy, teneres que ponerse a la par de los compositores de los que nosotros venimos recreando.

-¿Ese fue el puntapié para componer tu disco solista?
-Vino más o menos de la mano. El disco solista lo tenía en mente. En realidad, lo de la movida solista la vengo haciendo un tiempo antes, sólo que no había sacado ningún disco. Lo hice más que nada por un gusto personal y para facilitar el trabajo con los músicos que toco en otro lado, así puedo darle algo grabado.

-Por lo general a la mayoría de la gente le cuesta más entender o acercarse a la música cuando no tiene letra, darle valor a la parte más autónoma de la música, ¿qué crees que fue lo que los hizo tan populares, tan atrapante a todo tipo de público?
-Me parece que fue por el ritmo de la música y los compositores que se eligieron. Son melodías tan agradables que no por nada, se conozcan o no lo temas, actualmente son temas clásicos pero había pibes jóvenes que no los habían escuchado. Estamos hablando de gente grosa, nunca más hubo compositores haciendo eso. No hay ya de esos temas que duren tanto tiempo y en tantas generaciones, de ese estilo, así, orquestados. A la vez porque no había una banda instrumental dentro de lo que llamamos rock nacional. Tampoco había una banda de instrumentos de viento, esa creo que fue la causa: la novedad. Fuimos los primeros en jugársela. Es fácil el camino después de que ya esté abierto a eso y no te miren de reojo. En ese momento era duro y difícil y costó una bocha que no se caguen de risa, que entiendan qué estás haciendo, o que invites un cantante y la gente no pretenda que ese cantante siga cantando en el show porque está mejor que lo que estás haciendo vos. La gente no estaba acostumbrada, hoy en día cualquier banda tiene que tener vientos.

-¿Y qué fue eso que a vos te mantenía con fuerza para tener la certeza de que lo que estaban haciendo iba a ser reconocido?
-No, nunca lo quise hacer de esa manera. Me tomo bien lo que pase pero no lo armé para que dé este tipo de resultado, se fueron dando. El concepto siempre fue el contrario: hacer algo diferente no diciendo “uh, esto la va a pegar”, no como una cosa a futuro de decir “algún día vamos a tocar en el Opera, Luna Park, o vamos a salir del país”, sino las ganas de tocar el instrumento que a uno le toca ejecutar de una manera diferente, ya que es muy distinto tocar en una banda que en tocar en Dancing Mood: tenés que tocar todo el tiempo y podés tocar hasta 17 solos por show. En una banda quizá no tocás ninguno, sos como un adorno, en el buen sentido de la palabra, pero acá es muy distinto.

-Después de haber dejado el básquet, ¿tomaste a la música como un deporte?
-Venía todo de la mano. El deporte al nivel que lo estaba haciendo era difícil. Tenía un montón de compromisos que no eran compatibles con trabajar de noche. Los sábados tenía que entrenar a las 8 de la mañana y terminaba de tocar en Cemento con Todos Tus Muertos a las 6 y media. Por eso dejé de jugar. A la música siempre me la tomé en serio pero coincidió con la edad que tenía, yo empecé a tocar de verdad en el rock nacional a los 15, 16 años y al básquet lo pude aguantar hasta los 19. Sigo haciendo deporte pero no con el compromiso profesional.

-De los diferentes encuentros que tuviste con músicos, ¿cuál fue en el que pudiste crear algo más novedoso o inesperado?
-Siempre me gustó buscar y me pareció super deforme, para bien, tocar gente que no es del palo, como cuando cantó Patricia Sosa, tocó Skay, Dante Spinetta o cuando Arnedo tocó el bajo con la sinfónica. Esa clase de encuentros me llamaron la atención por estar fuera del contexto del concepto musical de Dancing Mood. Son momentos hermosos pero no dan para seguirlos porque serían una obviedad.

-¿Musicalmente quedan sueños por cumplir?
-Siempre. Me tomo las cosas en el momento que las voy haciendo. En estos 15 años se cumplió el objetivo que tenía en la cabeza con Dancing Mood, que es que se haya hecho popular, logramos que la música instrumental se meta dentro del rock nacional, tenemos la satisfacción de saber que hoy en día un montón de pibes, lo digan o no, hayan elegido tocar un instrumento de viento gracias a lo que conocieron con nosostros, hayan estudiado y se hayan dedicado a la música, hasta animarse a hacer proyectos instrumentales, no sólo de reggae y Ska. El jazz se popularizó un poco más: el rockero puede tocar jazz, el jazzero puede trabajar con la música popular. Antes los jazzeros no te iban a tocar de sesionistas con Viejas Locas ni en pedo, hoy en día sí, y esos mismos se arman una banda de cumbia, de punk, tocan con este con otro. Se pudo eliminar esa barrera que había con el jazz y el rock. Eso me parece un objetivo que deja una huella y el sueño que tenía, más allá de los resultados, era dejar un aporte para la música, para devolverle a ella la satisfacción que me dio y me sigue dando. Entonces como eso ya está cumplido, lo próximo es que estos temas que son propios, el día de mañana, alguien agarre estos temas como estándar y también los vuelva a tocar para tratar que pase lo mismo que con lo que venimos recreando.

-¿Cómo te sentís dentro del rol de profesor en el encuentro con los alumnos?
-Pasa que yo trabajo para una orquesta con chicos en situación de riesgo en Atlanta. No son chicos que en este momento están pensando si van a ser músicos o no. La misión es otra: mostrar que hay otra oportunidad, que esto es un camino. Hay chicos que vienen a las clases porque es su única comida en la semana, entonces el concepto pasa por otro lado, con música pero pensando que en algún momento van a tener una herramienta en la mano para decir “uh, esto es otra salida”. Mi objetivo con los chicos que yo trabajo, que son de 6 a 13 años, no es que cuando 13 o 14 y terminen el ciclo dentro de la orquesta tengan ganas de meterse a un conservatorio, estudiar el instrumento. Por el momento, es bien diferente, es rescatarlos de otro lugar y no meterse en el estudio de la música, sino para prestarle atención al chico que lo necesita y para mostrarle que esto es otra opción. Este es el tipo de docencia que me dedico. Antes tenía alumnos particulares, o daba clases en conservatorios pero no me encontré mucho con eso, en cambio descubrí esto y lo tomé como una devolución a la cultura y a la música, para hacer algo con esto ya que tengo la oportunidad.

-¿Cómo nació la pasión por la radio?
-En realidad la radio es algo que nunca me gustó, de hecho no escucho radio, porque no me gusta cómo está diagramado: “decí esto, pasá eso porque es lo que nos da la compañía o los agentes de prensa”. Siempre dije: “¿por qué no suena música que me gustaría escuchar?”. Una vez yendo a tocar con Fidel Nadal, me tomé un bondi y había un flaco que me miraba y me vino a preguntar si era Hugo Lobo y ahí me dijo: "Loco, yo tengo una radio en San Martín -esto fue hace diez años-, ¿te gustaría hacer un programa?, ahí podés poner lo que quieras, no hay propaganda". Y arranqué y me copé porque tiene mucho que ver con esto de mostrar música, pero no me gustaría conducir un programa de Rock & Pop de una hora, donde me digan qué música pasar o de qué tema hablar.

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