Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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La Vela Puerca

"Ser los Rolling Stones es un embole"

Cronista: Sergio Visciglia - Lucas González | Fotos: Anabella Reggiani

09 de Julio, 2015

"Ser los Rolling Stones es un embole"

Con un doblete en el Luna Park. La Vela presentó su sexto disco de estudio, Erase. La arqueología detrás de su última placa y las bondades de ser un grupo independiente en tiempos de rock globalizado en este mano a mano con El Bondi.
 

Presentar una banda uruguaya que lleva 20 años de carrera nunca es tarea sencilla. Mucho más, si tenemos en cuenta que, prácticamente, juega de local en nuestro país. Así es el camino de La Vela Puerca, que una vez más cruzó el Rio de La Plata para hablar con los medios. El motivo no fue otro que la salida de Érase, séptimo disco de estudio, y su respectiva presentación, en el estadio Luna Park.
El álbum, lejos de seguir una lógica en la discografía velera, posee ciertas particularidades: está contado en tres capítulos (Chamán, Araucaria y El Agua). “La idea nace porque, por primera vez en 20 años, surgió primero el nombre del disco antes que las letras. Y eso marcó una tendencia, una línea a seguir”, admite Sebastián “Enano” Teysera (cantante), que estuvo acompañado por Alejandro Piccone (trompetista) y Rafael Di Bello (guitarrista) en la entrevista con El Bondi. También reconoce que “si escuchás los primeros cuatro temas son muy La Vela, una parábola emocional” y agrega que “intentamos contar pequeñas historias”

-Mencionaste que las canciones que pertenecen a Chamán, el primer capítulo, tienen cierta similitud con el sonido más característico de la banda. ¿Y con los otros dos qué sucede?
Sebastián Teysera: -Son parecidos entre ellos. El último –El Agua- lo noto más reflexivo en la letra y el segundo –Araucaria- es una mezcla entre el primero y el tercero (risas).

-Hablando de los descansos que incluye el disco, y remitiéndonos a los anteriores trabajos, por ejemplo, A Contraluz (2004), también encontramos esa cuestión del tema al palo y el respiro. Algo que no sucede en Piel y Hueso (2011), ya que están claramente segmentados.
ST: -Desde Deskarado (1998), con “Mi Semilla”, siempre hubo temas tranquilos, son las dos caras de una misma moneda. Lógicamente en un disco de 12, 13 canciones no podes incluir más de dos que bajen, porque te cambia el concepto. Lo que sucedió con Piel y Hueso, fue que se acumularon tantas de esas que tuvimos que asumir que son partes de nuestra esencia porque si no iban a quedar encajonadas, y decidimos presentarlas de la manera más prolija posible. Lo que tiene Érase, por ejemplo, es que el tercer capítulo es más relajado, lo cual nos permite incluir, sumado a los separados, dos canciones de ese estilo.

-¿Consideran que Pasaje Salvo, el EP que sacaron en 2013, es el germen de Érase?
ST: -No musicalmente, pero sí en la forma de grabarlo y con quién. Porque fue un ensayo que hicimos con Esteban Demelas –sonidista del grupo- como una co-producción. En lo que respecta a la música le encuentro más similitudes con nuestro anterior disco. Una de las premisas fue buscar el sonido que tenemos en vivo, no queríamos mucho maquillaje, ni mucha edición y para eso quien mejor que tu propio sonidista. 

-¿Hubo anteriores intentos de buscar ese sonido de “vivo” en el estudio?
ST: -La parte rockera de Piel y Hueso tiene algo de eso.
Rafael Di Bello: -Bichos y Flores (2001) también, lo escuchas y tiene algo de despojo.
ST: -¡Y A Contraluz fue un caos! (Risas). Hubo un momento en el ni productor teníamos: al principio vino Gustavo Santaolalla y se fue; quedaron Pepe Cepedes y Oksy Rigui y se tuvieron que ir con Bersuit a España. Quedamos solos y casi nos matamos. Al final lo terminó agarrando Juan Campodónico, ya no podíamos ni vernos.

-¿Ese “casi nos matamos” tuvo que ver más con los temas o una cuestión de la relación entre ustedes?
ST: -Todo el mundo opinaba algo diferente, no había nadie externo. Entonces, cuando decidimos hacer Erase tuvimos eso recuerdo presente.

-¿Y por qué no intentaron en Piel y Hueso esa cuestión más espontánea?
RDB: -Porque trabajamos con un productor. Igual, llevó su tiempo. Lo quisimos hacer en una casa que había que debimos acustizar. Erase, a diferencia de lo que creíamos, fue un trabajo en el nos salió todo lo que se planeó. Entonces, estuvo bueno desde el vamos. Se marcaron tiempo y se hicieron las cosas.

ST: -Somos hijos del rigor. Por suerte Esteban nos puso tiempo, si no habría sido eterno.
-RDB: -Tener una idea clara de a dónde vas, te facilita las cosas, te marca un camino.
Alejandro Piccone: -Otra de las cuestiones, fueron que ensayamos mucho, pero dentro del estudio se terminaron de pulir muchas cosas. Y eso está bueno. En otros discos ya sabíamos que hacer, que era sólo tocar, y en este hubo mucho de definición a la hora de grabar. Le dio frescura.

-Si hay una compañía generalmente te marcan la cancha, y te van poniendo al tanto de los tiempos, por ejemplo. En el caso de ustedes, al ser independientes, ¿cómo manejan la cuestión organizativa?
ST: -Reuniones interminables, a parte somos todos amigos. Es una detrás de la otra, decidiendo cosas, todos opinando. Dentro de los kilómetros que debemos hacer, la cosa se va cocinando. Ahora, por ejemplo, estábamos hablando de la próxima gira por Europa, y cuándo podría ser. Es la parte tediosa que tiene la democracia, es lenta.

-Justamente, hablando de organización y elecciones, ¿por qué el Luna Park para presentar el disco?
ST: -Nos gusta mucho el lugar, nos permite manejar el show de una manera más amplia. Si bien entran 8 mil personas, podes lograr un momento intimista. Es cerrado y nos gusta que la energía se mantenga ahí. En un estadio al aire libre es más difícil mantener esa dinámica, de subir y luego bajar.

-Por lo que decís, y en relación a la gira que hicieron para presentar Piel y Hueso, que incluyó varias fechas en El Teatro de Flores, Vorterix y Auditorio Oeste, el clima intimista es algo que disfrutan y buscan.
ST: -Nos gusta y a todas las bandas cálculo que le sucede lo mismo. Ser los Rolling Stone es un embole. Son todos estadios gigantescos, todo masivo. Ellos mismo lo extrañan, y lo ves cuando hacen fechas a 15 dólares en un teatro de Chicago, todo de canuto. Son sus comienzos.

-Eso es algo que les debe pasar cuando van por Europa, pasan de una fecha en el Velódromo o un Luna, a un barcito en Alemania. 

ST: -Exacto. La primera vez que nos pasó habíamos tocado ante 22 mil personas en Uruguay, y a la semana estábamos en un pueblo alemán haciendo una fecha para 35 personas. En lo personal, me pegó re bien, me encantó vivir esas dos realidades simultáneas. Te mantiene los pies sobre la tierra. Te hace bien. Recuerdo que tenemos un record de presentaciones seguidas allá, hicimos dieciséis. Viajábamos y tocábamos. Sobre el final, en la catorceava, había ocho personas (risas).  

-Habiendo recorrido unos cuantos kilómetros, tanto en nuestro continente como en Europa ¿creen que el rock universaliza al público?
ST: -Creo que sí, y con Internet mucho más. Nosotros recibimos mails de lugares a donde nunca fuimos, pidiendo que vayamos. Es alucinante. Los festivales como el Cosquin Rock, Vive Latino (México) o Rock al Parque (Colombia), también unen. Ayuda, además, que todo esté tan diversificado, y haya varios géneros.

-Otra característica que tiene Erase es la duración de los temas. Si bien ustedes no son de hacer canciones de diez minutos, están son cortitos y al pie, de dos minutos y pico. ¿Fue buscado?
ST: -Sí, queríamos hacer un disco corto. La idea fue perderle el miedo al tema corto, ya que es difícil hacer uno que este bueno y la vez diga lo que esperas. Ésa fue la premisa.  

-Con todo el trajín que tienen encima y con la mano que ustedes constantemente dan a los que recién arrancan, ¿creen que hoy se puede vivir del rock en Uruguay?
ST: -Claro. Nosotros fuimos lo que rompimos con esa utopía de querer vivir de la banda. Lógicamente, para la juventud ahora, al momento de plantarse ante sus padres, no es algo extraterrestre. Igual, no son muchas las bandas que puedan hacerlo. La Vela y No Te Va Gustar son las únicas dos que viven de lo que hacen. Es real y una realidad. No es imposible, pero tampoco es fácil. 

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