Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
Seguinos en
Banner

Los Rusos Hijos de Puta

"El estudio de grabación no siempre es honesto"

Cronista: Lucas González | Fotos: Gentileza: Prensa

08 de Julio, 2015

"El estudio de grabación no siempre es honesto"

En el marco de la presentación de La rabia que sentimos es el amor que nos quitan, Julián Desbats y Florencia Mazzone, integrantes de Los Rusos Hijos de Puta, conversaron con El Bondi sobre la salida del disco.

La iluminación era un tanto sórdida: apenas unos focos teñían de rojo ciertos sectores del salón, el resto, quedaba en la más impune oscuridad. En las mesas, más de una decena de periodistas se apostaban a la espera de entrevistar a una de las bandas del momento: Los Rusos Hijos de Puta. Ellos, previo a las notas, aprovecharon la ocasión para dar un show y así presentar en sociedad los temas de La rabia que sentimos es el amor que nos quitan, su primer largar duración.

“Nunca habíamos hecho algo así”, diría el guitarrista Julian Desbats, “El Ruso”, en referencia al improvisado set que tocaron ante la prensa. “Los pibes”, “Snowball” y “Halloween”, fueron los elegidos para dar a conocer parte del nuevo material: contundencia y lisergia chocan y confluyen en un torrente de guitarrazos y alaridos estremecedor. Quien haya visto en vivo a Los Rusos –y quien no lo hizo debería- sabe que esas características son propias de un cuarteto (integrado además por la cantante y tecladista Luludot Viento, “La Rusa”, el bajista Santiago Mazzanti y la baterista Florencia Mazzone) que egresó de la escuela de Iggy and The Stooges, apostando por una performance muy física que involucra saltos, bailes, besos, sudor y más mucho sudor. Imposible salir intacto.

No obstante, la revolución comenzó no hace mucho, cuando los Rusos -Julián y Luludot- dejaron su soviet natal (Zarate) y desembarcaron en Buenos Aires. Allí se aliaron con Mazzone (quien aprendió a tocar la batería sobre la marcha) y Santiago Dirrheimer, bajista original del grupo. En 2013, su primer disco fue una realidad –en un inicio virtual, ya que sólo se colgó en Internet y más tarde fue editado en casete, sí, casete-: Hola, un epé de de seis canciones subversivas. “La idea –le dice Florencia a El Bondi- surgió desde la necesidad: debíamos mostrar lo que hacíamos para poder tocar. Nos terminó dando muchísimas alegrías”. Al poco tiempo, Mazzanti ingresaría a grupo en reemplazo de Dirrheimer. La idea era hacer el bien por el camino del mal.

“Si bien para editar La rabia tuvimos más tiempos y otras herramientas, hay cosas que no cambiaron”, señala Mazzone, quien abajo del escenario se muestra mucho más cauta. Sobre lo que duró el proceso, la baterista admite que “tuvo que ver con el disfrute de crecer, somos una banda joven y también necesitamos conocernos”, y agrega que “queríamos que se refleje el ritual que se genera cuando tocamos en vivo”. Sobre esta cuestión, Desbats reconoce que “esa manera de grabar fue algo en lo que insistí mucho, ya que me había pasado con otros bandas de generar una buena química en el escenario y que no se refleje a la hora de hacer un álbum”. Asimismo, para el guitarrista: “El estudio, a veces, no es un lugar honesto”.

-¿El proceso de composición fue tan longevo como el de grabación?
Florencia Mazzone: -Las composiciones se suceden, aparecen en cada ensayo: repasamos la lista, y si hay algo nuevo lo hacemos. El proceso creativo de cada canción es igual.
Julián Desbats: -Cada una es muy personal. Hay algunas en la que nos ha costado un huevo, como “Fan”. Tuvimos once mil versiones antes de la definitiva. “Porquería” no la encontramos y no terminó entrando, por suerte. Así que es una metralla para el próximo disco.
FM: -Le dimos a cada tema el tiempo que necesitaba, y como no teníamos la urgencia de publicar algo, porque no nos corren esas cuestiones, o al menos por ahora. Y esperamos que siga así.

-A nivel compositivo, las canciones de La rabia están firmadas por todos, ¿cuánto hay de cada uno en ellas?
FM: -La mayoría de las letras son de La Rusa, algunas otras por Julián. El que escribió trae un esquema, un esqueleto con acordes. Después es abordado, ultrajado y violado por todos.

-¿Cuánto tuvo que ver el Trabajo de Lucy Patané (Las Taradas) en el producto final?
FM: -Un montón. Ella ya había trabajado con nosotros, había hecho la mezcla de Hola. Es parte de la familia. Cuando comenzamos a trabajar para este disco, nadie tuvo dudas de que Lucy nos iba a grabar.
JD: -Es mi guitarrista preferida: Lucy “La que no mete una nota de más” Patané.
FM: -Cuando nosotros le contamos lo que estábamos buscando, nos comprendió rapidísimo y nos propuso trabajar en los estudios ION. Ella es muy cabeza, no es una purista, le cabe investigar y buscar el sonido del lugar. Por ejemplo, Julián estaba empecinado en trabajar con un amplificador Marshall muy cacuija…
JD: -Ella no estaba segura y al final me terminó dando la razón y diciendo que quería ese equipo de mierda para usarlo ella.

–Las presentaciones en vivo son otra característica del grupo: cortas (aproximadamente media hora) y contundentes. Con la inclusión de nuevas canciones al repertorio, ¿cómo tienen pensado manejar esa cuestión para que no se diluya el efecto hipnótico?
FM: -A nosotros nos caben los shows cortos y no hacemos bises, porque son un garrón. Sabemos que cada vez hay más para tocar y que, necesariamente, vamos a tener que alargar. Pero no sé si haríamos presentaciones de dos horas. Hay algo de lo contundente que está bueno. Me ha pasado de ir a ver bandas y pensar que ya deberían haber terminado, pero no porque estén mal, sino para dejarme a mí con la sensación de… -suspira-. Está bueno quedarte un toque caliente, pero no a nivel de estrategia, sino por lo que te queda en el tiempo. El temblor de la emoción tiene una vida útil y se diluye si te vas de mambo.

-Señalaron en más de una ocasión que no están de acuerdo con las etiquetas, pero si tuvieran que enmarcarse dentro de un género sería el rock. ¿Cómo definirían a La Rabia con término extra musicales?
FM: -Es pulsión, deseo.
JD: -Pulsión de vida y muerte.
FM: -Tal cual. Cuando hay peligro es cuando más vivo estás, y acá hay un poco de eso.


Fotografía: Gentileza Prensa/Pablo Potapczuk

TODAS LAS FOTOS