Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Ivan Salo

"Extraño cierta inocencia que poseía al componer"

Cronista: Lucas González | Fotos: Gentileza: Andrea Celis

08 de Mayo, 2015

"Extraño cierta inocencia que poseía al componer"

Con la salida de su nuevo material, un simple titulado de manera homónima, Iván Salo se prepara tocar este sábado en Niceto Lado B, en el marco de la cuarta Ánima Fest. En una charla con El Bondi, el músico hizo un repaso de su trayectoria y de lo qué significó trabajar a la par de Edu Schmidt.

Para muchos, la primera figura que despierta admiración es la de un papá. Ahora bien, qué pasa si esa persona tiene un trabajo que extraordinario, como ser músico. Algo así le sucedió a Iván Salo: “De chico yo lo iba a ver tocar y siempre cuento la doble impresión que me causaba: primero, ir a ver su banda de rock, Panzer, y segundo, que el frontman sea mi viejo”. Y agrega: “quería ser como él. Fue una figura importante, además de ser mi primer profesor de guitarra”.

-El siguiente paso que tomaste fue estudiar composición y guitarra con Luis Colucci, algo que te ayudó a ampliar tu lenguaje musical, según afirmaste. ¿Cómo fue encarar esa nueva etapa en tu formación como artistas?
-Me decidí a estudiar con él cuando tenía en claro que quería formar una banda. Eso te permite ampliar la posibilidad de composición, es decir, te abre un abanico. Deje de estudiar hace un año con Luis, pero sigo formándome de manera autodidacta: yendo a ver bandas, hablando con músicos, etc. Cuando no existía internet  era así: se juntaban en La Perla y se pasaban sus secretos.

-Con el tiempo, luego de tantos años y de haberte formado, ¿cómo ves tur primeras composiciones con respectos a las actuales?
-Yo comencé a componer de oído en Altillo, una de mis primeras bandas. Me pasan cosas buenas y malas. Porque hay cosas que no entiendo cómo las escribí, y otras que ahora no podría hacerlas. Es decir, cuando uno ignora ciertos condicionamientos del lenguaje musical y es autodidacta hace cosas que, conociendo las reglas, no las haría. Pasa por una cuestión de libertad y de espontaneidad. Entonces, extraño cierta frescura e inocencia que poseía al componer, y que se fue al haber estudiado.

¿En qué momento y con quién grabás tu primer disco?
-Fue Disfraces, con la banda Der Spiegel, en el 2008. La producción la hicimos nosotros junto a Luis Colucci.

-¿Y cómo fue esa transición de tener una relación profesor-alumno, a músico-productor?
-Fue algo natural. Iba a sus clases, les mostraba los temas y él me sugería o no cambios. Si saber, ya estaba haciendo la producción. Cuando nos decidimos editar el disco le propusimos ser el co productor, además, tres de los cuatro integrantes éramos alumnos suyos.

-Para tu primer disco solista, Otra percepción (2013), también lo elegiste como productor. Sin embargo, ahora te tocaba tomar las decisiones a vos, sin tener que consultar al resto. ¿Cómo resultó esa primera experiencia?
-Distinto. Porque en la banda yo no estaba tan en la producción artística, aunque sí, junto a Nahuel Briones, en la composición. Es más, él era quien tenía más clara la cuestión artística, además de Luis. Así que las riendas las tuve que tomar yo, o sea, armar y producir las canciones. Fue un laburo que me gustó muchísimo, ya que no era algo que hacía anteriormente.

-Justamente, afirmaste en otra ocasión que tu relación con el estudio fue mutando, de menor a mayor. ¿Qué aspecto fue el que más te costó asimilar?
-Si bien todos los músicos nos gusta el estudio y la grabación, en vivo nos sucede algo único e irrepetible. Ahora bien, del estudio me fui amigando con el tiempo, con Otra percepción comencé a involucrarme de otra manera. Es hermoso compartir horas y horas de grabación con los músicos, mates de por medio, y construir un disco.

-El álbum al que hacíamos mención tiene mucho de introspectivo, ¿fue algo que sucedió naturalmente?
-Salió así, porque toda separación genera cosas importantes. Me dolió. En ese momento me costó empezar de cero, luego de haber logrado algo muy lindo con la banda. Y ahí es donde aparece lo introspectivo, uno comienza a pensar lo qué se viene: vos solo contra el mundo. Estás lleno de dudas. Los discos son momentos en la vida de un artista. En ese momento era eso, y hoy es un poco más alegre (risas).

-Además cuenta con la particularidad de contar con cuatro temas que son de tu papá. ¿Cómo encaraste esas composiciones que no son tuyas?
-Las hice un poco más rockeras, porque él las hacía más folk. Hacerlas era importante porque marcaron mi infancia y además era una especia de homenaje.

-Un año es el tiempo que separan Otra percepción e Ivan Salo, el EP que estás presentando. ¿Qué te llevó en tan poco tiempo involucrarte en un nuevo material?
-La necesidad surge del impulso creativo. Estuve casi dos años tocando las canciones de Otra percepción  y, de repente, liberé la mente. Lo hice y salieron doce composiciones nuevas, de las cuales, dos me gustaron mucho y las grabé (“Así me va” y “Verdad o consecuencia”). Si fuera por mí, grabaría un disco todos los años.

-¿Por qué apostar por el formato del simple?
-Me gustó la idea de jugar con volver tiempo atrás, ahora que está de moda el vinilo. Además, se me presentó la posibilidad de producirlo con Edu Schmidt, y no la quería dejar pasar. Sentía la necesidad de mostrar mi nueva etapa, no tan introspectiva.  

-¿Y cómo fue trabajar con Edu?
-Increíble. Fue aprender todo el tiempo. Me nutrió de un montón de cosas que desconocía, desde la estructura hasta los arreglos de una canción. También me enseñó a ser más detallistas la hora de componer.

-Tomando una pregunta que te hicieron en otra entrevista, ¿cómo definirías un show de Iván Salo?
-Propongo algo original desde el punto de vista que me gusta transitar diferentes estilos musicales. No soy el típico cantautor, me gusta el formato rock. Entonces presento una propuesta de rock y música rioplatense. La idea es generar un concierto dinámico y fresco, en donde haya diversos matices.

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