Existen mil maneras de expresarse

“El 2014 fue completo en alegrías y satisfacciones: la cantidad de shows en vivo por varias provincias del país, el viaje a Costa Rica y hasta las dos nominaciones para los Latin Grammy”, suelta Juanjo Casal, bajista de Sig Ragga, banda santafecina que a fuerza de originalidad se va ganando su espacio en la escena del reggae local. “La respuesta de la gente es cada más cercana y real, y eso es el mejor reconocimiento a tanto trabajo”, concluye.

Este año, al parecer, promete el nivel de intensidad que caracterizó al pasado. A priori, el grupo se presenta esta noche en el escenario de Niceto, materializando así una experiencia que aquellos que los vieron pueden confirmar: un despliegue visual pocas veces vistos, que incluye, por ejemplo, a los Ragga disfrazados y, por sobre todas las cosas, un grupo que suena distinto al resto y que pone en jaque a la percepción.

-El año pasado decidieron hacer un Groove de manera gratuita, ¿cómo nació la idea?
-Nos invitaron a participar del ciclo de shows gratuitos en Groove y nos pareció una gran chance de volver a Capital en ese contexto. El evento superó nuestras expectativas, sobre todo en cuanto a la cantidad de gente que se acercó, ya  que era un día de mucha lluvia. Fue un domingo más que especial porque nos demostró la respuesta de la gente, que uno a veces desde la sala de ensayo y la vida diaria no lo ve, no lo percibe, no lo cree. Pero pasan esas cosas.

-Dijeron, en diversas entrevistas, que tenían pensando sacar su próximo disco. ¿En qué proceso se encuentra?
-Estamos componiendo. Aquelarre fue realizado de otra manera, con menos tiempo. En cambio para este nos propusimos darnos el tiempo necesario para componerlo y grabarlo. Un poco más relajados.

-También agregaron que les gustaría volver a trabajar con Eduardo Bergallo, ¿él será parte del nuevo material? ¿Qué le aportó al sonido del grupo?
-Obviamente Eduardo, que ya es parte de la banda, va a ser quien trabaje en este nuevo álbum. Por su experiencia, Eduardo siempre sabe plasmar nuestras ideas como si fuera uno de nosotros y ofrece todo su conocimiento en pos de la banda, así como también lo hace en cada uno de los shows en vivo.

-Si tenemos en cuenta el tiempo que pasó entre el disco debut y Aquelarre (cuatro años, aproximadamente), llama la atención que el tercero esté planeado para 2015, de acuerdo a la escasa cantidad de años que hay en el medio. ¿A qué se debió esa decisión?
-Hacer nuestro primer disco fue un poco más complejo, ya que no teníamos todos los recursos necesarios, nos llevo un par de años cerrarlo y sacarlo a la calle. A medida que fuimos creciendo, se fueron presentando distintas posibilidades, hasta llegar a Aquelarre y una oportunidad única de poder grabar en un estudio de primer nivel en Estados Unidos. No obstante, no estamos pensando o poniéndonos tiempos, tratamos de estar fuera de esa especulación. Este nuevo disco es una necesidad de la banda, de seguir plasmando en este lapso nuestro, es lo que deseamos hacer, no importa el tiempo que haya pasado.

-Por cuestiones personales que les tocó vivir, mencionaron que hacer Aquelarre “fue algo sanador”. ¿Cómo podrían definir el sentimiento que ronda el nuevo material?
-Creo que cuando estás creando algo las sensaciones son muchísimas. Sería apresurado tratar encerrar en este momento del disco, un sentimiento que lo abarque.

-Una de las particularidades que presenta la banda es, sin dudas, la utilización los vocablos que inventan para componer una canción, como en el caso de “Puntilla If Kaffa”. ¿En qué momento sienten la necesidad de recurrir a esa opción?
-Estamos convencidos de que el lenguaje que tenemos predeterminado para hablar, decir, comunicar, no es el único. Existen mil maneras de expresarse. Así como no ponemos límites ni barreras en la composición de la música, sucede lo mismo a la hora del mensaje. Cuando nacieron esas canciones, no necesariamente tenían que tener palabras que todos entendamos… podíamos inventar un nuevo lenguaje para expresarnos.