Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Los Gardelitos

"La psicología me sirvió como impulso para largarme a escribir"

Cronista: Sergio Visciglia | Fotos: Gentileza: Prensa

02 de Enero, 2015

"La psicología me sirvió como impulso para largarme a escribir"

Entrevista a Eli Suárez, cantante y guitarrista de Los Gardelitos, en la previa de sus shows del 2 y 3 de enero en Groove, luego de un 2014 con un muy buen nuevo disco y debut en el Luna Park.

El 2014 fue un año muy movilizador para Los Gardelitos con el lanzamiento del gran disco Ciudad Oculta y su respectiva presentación en el debut en el Luna Park, todo en el marco del aniversario de la muerte de Korneta Suárez, cantante y compositor de la banda. El legado en manos de su hijo, Eli (voz y guitarra), nos encuentra en esta entrevista previa a un comienzo de 2015 con dos shows en Groove (viernes 2 en Fiesta Groovestock y sábado 3 en Fiesta Clandestina).

“Es la primera vez que vamos a tocar en Groove y también en las dos fiestas, tanto la Groovestock como la Clandestina. Y además es la vuelta a Capital después de la presentación del disco que fue en el Luna Park. Es la oportunidad también de presentar el disco con un precio popular”, relata entusiasmado Eli ante un auspicioso comienzo de año.

El 1 de marzo, en el marco del Cosquín Rock, la banda anunció la salida de un nuevo disco y la presentación en el Luna Park. “Había mucha expectativa porque se largó la noticia y recién el 12 de mayo se adelantó la letra. Solo se conocían dos temas que veníamos adelantando hacía ya un tiempo, pero tampoco se decía que iban a ser parte del disco”.

-Y llegó Ciudad Oculta que fue muy bien recibido por el público.
-Fue muy bien recibido del primer momento. Tuvo un impacto el contexto y el marco de presentación de disco, el Luna Park fue muy movilizante para nosotros. Ya habíamos adelantado dos canciones, “Puño y letra” y “Un taxi”, y a partir de ese adelanto fue todo un laburo muy de hormiga, la gente se veía venir algo, habían tenido mucha aceptación los temas. Y una semana antes adelantamos una letra, dedicada a Korneta (“Pájaro y campana”), justo cuando se cumplieron diez años de su muerte, y eso le dio un toque muy emotivo también. “Un taxi”, tema de Korneta, había permanecido inédito hasta ese momento, y el otro se armó tres días antes de su estreno.

-¿Lo hiciste y a los tres días lo presentaste?
-Sí, se venía la fecha del 25 de mayo de 2012 y todavía tenía que terminar algunas cosas de la letra, para que llegue para esa fecha. Por eso hay referencias a la fecha misma, y lo del barrio del Abasto es un juego entre el Abasto cordobés donde presentamos la canción y el Abasto porteño. También tiene esa onda muy argentina y gardelita media tanguera, porque era una especie de cumpleaños de la banda.

-En la estructura también se ve la reminiscencia a lo que es la poesía gauchesca.
-Claro, quería hacer algo que sea muy representativo de la banda y de lo nacional. Tiene esa cosa del tango y esa cosa que viene del folklore, del Martin Fierro. Y relacionando la temática esa, del gaucho como excluido y esa impronta de denuncia social que tiene el poema mismo.

-Se podría decir que el tema es un gran resumen de lo que fue y es Los Gardelitos.
-Sí, de alguna manera sí. También musicalmente es un resumen de lo que siempre fuimos, tiene mucho a nivel melodía y composición de la introducción de nuestro primer disco, el tanguito. Es como si fuera el tanguito pero con letra. Es jugar a que uno está evolucionando, desde esa introducción de menos de un minuto sin letra a esta canción hay un largo camino recorrido.

-También el disco tiene esa novedad en la que se intercalan constantemente un tema tuyo y un tema de Korneta.
-Estuvo interesante, es la primera vez que sucede, que la propuesta de canciones queda en mano de dos autores distintos. Nosotros siempre fuimos muy fanáticos de los Beatles con mi viejo y veíamos siempre eso: venía un tema de Lennon, uno de McCartney, y en el medio como si fuera poco aparecía uno de Harrison, terminabas empachado de musicalidad. Era un balanceo entre los dos autores muy interesante, y el desafío acá era ese, que exista el balance y a la vez exista un espíritu, una identidad.

-En Oxígeno se puede escuchar tu primera composición para la banda, ¿cómo te fuiste llevando vos con la cuestión compositiva a lo largo de los años?
-Fue muy loco porque yo había hecho como primer tema para la banda, el tema “Mezclas raras” de Oxígeno. Antes de eso había hecho un tema pero no era para la banda sino más personal. Desde Oxigeno en 2008 hasta el estreno de “Puño y letra” en mayo de 2012 no compuse nada. Es como encontrar el momento justo en el que podés decir algo. En ese momento se movió un poco la estantería, éramos un cuarteto y se fue Fede Caravatti (guitarra acústica), volvimos a ser un trío y eso fue movilizante, nos tomó por sorpresa. Y reconocer ese quiebre me dio el impulso para hacer una canción. Y ya proyectando lo que iba a ser el nuevo disco, primero iba seleccionando cuales iban a ser las canciones que íbamos a grabar de mi viejo, y sabiendo que se iba a incluir “Puño y letra”, terminé componiendo. Primero hice las músicas y después empezar a ponerle las letras. Fue una experiencia novedosa.

-Una mezcla de todas las tareas.
-Fue divertido porque lo que era seleccionar los temas viejos  siempre fui mi trabajo, me sale naturalmente. Lo otro era un terreno nuevo y eso lo hacía más divertido. A mí me sirvieron las canciones de mi viejo como guía para hacer las canciones propias.

-¿Encontraste definitivamente un nuevo rol tuyo que es la composición?
-Sí, ya agarrar el micrófono iba a decantar en esto. Una cosa lleva a la otra, al menos en esta banda. Eso mismo pasó con mi viejo. Sabíamos que el que cantaba y tocaba la guitarra, en ese caso rítmica, era el mismo que hacia las letras y la música. Si bien fue muy shockeante agarrar la voz en su momento, de alguna manera me fui mentalizando y preparándome para empezar a escribir. El primer impulso que tuve fue hacer “Mezclas raras” a los seis meses que falleció mi viejo, y lo terminé con el puente que habla de Cromañón. Ese fue un primer impulso. Necesitaba tiempo y prepararme en algo que no es fácil, porque para mí, más allá de que era mi viejo, trato de ponerme objetivo y para mí es un peso pesado en lo que es composición dentro del rock de acá.  Por ese respeto que genera y ese concepto que tengo de él como autor, decidí prepararme y tomarme el tiempo que yo necesitara para decir lo que tenía para decir. Siempre tenemos cosas para decir pero es todo un arte, que tenga una calidad y que esté más o menos a la altura de eso. También tiene que ver con etapas que uno va elaborando, la cuestión psicológica, yo nunca había ido a la psicóloga y fui unos meses antes de terminar los temas, y me sirvió como impulso para largarme a escribir, porque era algo trabado dentro mío, también por el respeto enorme por ese espacio que ocupó él, y esa sensación de sentir que estabas invadiéndolo, ese terreno que era de Korneta.

-Y salieron las canciones.
-Primero hice la música. Los géneros me fueron llevando. El tema a mi viejo se dio en un chamamé, ese género que tiene la mezcla de melancolía con alegría, un tema muy country, me llevó a la crítica social, eso que cantaba Dylan, o letras muy locas de Johnny Cas, y “La ciudad que se oculta” con esa cosa tanguera me llevó a la poesía de Homero Manzi, a los arrabales, y a la vez puedo hacer una relación entre la letra de la canción con lo que Gardelitos ha intentado hacer no solo en las canciones sino en nuestro andar.

-Hablaste recién de los diez años de Cromañón y es imposible no preguntarte cómo te sentís hoy, en esta fecha tan particular.
-Es una sensación como que se vuelve a abrir la herida lamentablemente, pero más allá del dolor que eso genera tiene que servir para generar conciencia en las nuevas generaciones. Tengo la sensación que se sigue poniendo el foco en la cuestión de la bengala, del público, lo cual en cierto punto es verdad que la gente estaba sacada y todos estábamos participando de un folklore peligroso, pero me parece imposible que las bengalas puedan provocar la muerte de 194 personas. Me parece que tiene que ver más que nada con el aparato político y el poder, siempre lo vi de esa manera, creo que el foco tiene que estar más puesto ahí que abajo en la cadena de responsabilidad. Me parece que todos somos responsables como sociedad, a nosotros nos tocó más de cerca, porque también tocamos ahí y muchos de los pibes que estaban ahí tenían puesta la remera de Los Gardelitos. Es enorme el respeto que me despierta esta situación y los padres de las víctimas, pero siempre estando dentro de la movida fuimos conscientes de que la banda es inocente, y si bien han recuperado la libertad que desde nuestro punto de vista les corresponde, tienen que recuperar la inocencia que les corresponde. Sentó esto un precedente que fue echarle la culpa al rock, no solo a ellos sino a toda la movida, demonizar a lo que se llama rock barrial y de alguna manera excluirlo más de lo que estaba. El término ya es excluyente, hablábamos antes de Manzi, y en sus letras te fijás y hay mucha similitud: el tipo está hablando de Pompeya, y a nadie se le ocurre decir tango barrial. O Ricardo Iorio cuando cantaba “de Pacheco a La Paternal” nadie decía que era heavy barrial. Nosotros mencionamos barrios en “Gardeliando” por ejemplo y nadie podría decir que eso es rock barrial, pero lo dicen. O sea, es un término despectivo y excluyente, y te corre al margen. Y bueno, Cromañón puso más al margen aún a esa especie de subgénero, y nosotros caímos en la volteada, y eso es peligroso, porque es como no hacernos cargo de la responsabilidad que tenemos todos como sociedad. Pero tampoco por eso podemos decir que somos todos culpables, porque como sociedad elegimos gente para que esté por encima de nosotros y que nos cuide y nos proteja, y tiene que ser gente preparada para eso, saber que el lugar esté en regla, por ejemplo. Las leyes se hacen a partir de usos y costumbres, entonces si nadie observo que hacía diez años que se prendían bengalas en recitales de rock…

-Nadie nunca dijo nada públicamente, desde ningún sector de la sociedad.
-Es algo que se pasó por alto, algo que se subestimó, se descuidó a la juventud. Y después ver títulos absurdos al pie de la pantalla cuando sucedió lo de Cromañón. Esa noche yo estaba por Gerli y me fui rajando para Once, llegué cuando ya había pasado todo y lo ví, y ver por televisión títulos como “Bengalas Asesinas”, la tapa de Infobae era eso. Ahí ya te das cuentas como se transmitió la noticia, como se fue desvirtuando, y diez años después en esencia es lo mismo. Entonces eso también es doloroso porque es algo que nos marca a todos como sociedad y a nosotros nos pega muy de cerca como movida rockera y como banda, y creo que tendría que ser tomado con otra seriedad. Pero bueno, es la misma seriedad con la que se tomó siempre al rock y a la juventud, así que lamentablemente lo más fácil es decir que la culpa la tiene el cantante o la banda, y ya sabemos cómo es el aparato político y la cúpula del poder. Esos poderes siguen estando reservados y es la manera en la que nos manejamos como país, uno puede ver Cromañón en lo que pasó después en Once con los trenes. Otra gente dijo lo de que el lugar estaba lleno, que no podía haber esa cantidad de gente, y es lo que vemos todos los días viajando en tren, en subte. Es un Cromañón potencial la manera en la que vivimos. Por eso decía al principio, lo mejor es generar conciencia a las nuevas generaciones, y que también se demuestre que muchos medios están manejados por intereses políticos y empresariales que hacen que la gente termine consumiendo noticias al revés o desinformándonos.

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