"Todo nace de un caos sentimental y artístico"

Bichos raros, sí. Pero también jóvenes. Intrépidos Navegantes se avizora como una de esas bandas que pueden cambiar el paradigma dentro de la escena local, con una impronta que busca diferenciarse en lo musical y en la narrativa de sus letras. Producto de consagrarse en la Bienal de arte Joven de Buenos Aires pudieron editar su segundo –un ambicioso e interesante proyecto-, Conecta el sol. “Cada uno tiene una búsqueda y una sensibilidad muy peculiar que intenta aumentarla para sumar al grupo”, admite Maximiliano Calvo, cantante y guitarrista. Se propusieron, de manera consiente –como todo lo que hacen-, reivindicar la palabra, desde una poética diferente (producto de sus influencias literarias) y diferenciarse de aquellos que la subestiman o menosprecian. “La historia de nuestra escena –dice Calvo-  es muy grande como para contar cualquier cosa”.

-¿Cómo los encuentra este fin de año?
Maxi Calvo: -Muy sorprendidos. El otro día estábamos viendo la gacetilla que se uso para armar las notas y había muchos show que no recordábamos. Arrancamos el año de gira por la costa y lo terminamos tocando en el Monumento a la Bandera, en Rosario. Además nos presentamos en el Lollapalooza, después ganamos la Bienal de Arte Joven de Buenos Aires, grabamos el disco, lo presentamos por todo el país. Todo un delirio.

-¿Se nota ese trajín de fechas en la de ejecutar los instrumentos?
Kevin Borensztein: -Sí, de donde más se aprende es de la tocada en vivo. Tener este bagaje de show nos hace querer más y descubrir una parte de la banda que sucede ahí.

-En el Bandcamp de la banda dedican Conecta el sol a todos aquellos que hacen del mundo un lugar mejor para vivir. ¿Creen que, inconscientemente, ustedes hacen música para hacer feliz a la gente?
MC: -Es completamente consciente de que la música es un acto divino y una comunión con un montón de gente, algo que hace que el mundo tenga menos maldad.
KB: -Sobre todo la responsabilidad de ser portavoces, de hacerse cargo de eso, de defenderlo.

-¿Cómo se llevan con las etiquetas?
MC: -No nos corresponden. Nos encargamos de ser inclasificables, porque vos escuchas el primer disco y lo podes clasificar como rock, rock canción, rock rosarino o trovita rosarina. Y después escuchas el segundo y tiene mucho de los ’80: Virus, GIT, Cliks modernos, de Charly García. Contiene un montón de ecos, a lo que se le suma los arreglos motown, los coros Beatles, nuestro ADN, todavía está Rosario y Capital Federal. Hay acordes que antes no aparecían, concepciones de la música que aunque nos traten de encasillar resulta imposible.

-Para Aguas, su primer disco, se ha hecho hincapié desde la prensa –y ustedes se han encargado de resaltar- en la unión que conforma la banda (Calvo y el guitarrista Matías Medina son de Rosario y Boresztein y el baterista Agustín Leiva de Buenos Aires). ¿Consideran que ese vinculo sigue presente en Conecta el sol?
KB: -Está como una cuestión universal, a diferencia del primer disco que tocaba cosas más concreta como el Rio Paraná. Para este segundo disco la cuestión está más abierta, de aspirar a que lleguemos a más gente. Todo eso llevó a que la producción y las canciones sean más grandes.
MC: -La idea es que la comunión se dé entre más personas y que el mensaje, más allá que siga siendo el mismo, no sea nombrar siempre al Paraná todo el tiempo. Sería re pesado (risas).

-Señalaron en varias ocasiones que sus influencias, aparte de otros músicos, son escritores como Louis-Ferdinamd Céline, Roberto Arlt, Juan Gelman e incluso Woody Allen. ¿Se ven como bichos raros dentro de la escena nacional?
MC: -Somos rarísimos. También es lo que decía, cuando nos preguntan por las influencias nos gusta mencionar autores. Nosotros leemos muchísimo y diferentes cosas. Tal vez Kevin es el más científico de la banda y se interesa por las frecuencias que llegan al oído, cosas a las que yo no llegaría. Por ejemplo, mi interés pasa por el decadentismo francés. Agustín está con Rudolf Stainer, que va más por lo antroposofico y el análisis de los seres suprasensibles. Y Matías es el más deep de la banda, de consumir cosas más oscuras, como Albert Camus. Cada uno tiene una búsqueda y una sensibilidad muy peculiar que intenta aumentarla para sumar al grupo. En este tiempo hemos aprendidos más de nosotros mismos que de cualquier otra persona en el mundo.
KB: -Sobre todo en complementarnos, porque en el fondo somos nosotros cuatro y eso se siente en el show y en la gente que conoce al grupo.

-¿Y les cuesta bajar esas ideas en canciones?
MC: -Siempre es difícil. Las canciones nacen y se transforman. No sé si hay una forma de trabajarlas. El punto es que todo nace de un caos sentimental y artístico y nuestra labor, sin matar ese germen, es organizarlo y darle vida, de manera artesanal, como el que pinta o talla madera: por ahí se va de los límites de la pintura y hace que sea más lindo.

-Para la salida del primer disco marcaron que su productor, Gonzalo Aloras, tuce que concentrarse en que la música que estaban haciendo salga de manera natural. Para este segundo trabajo, ¿cuál fue su principal función?
MC:-Su mayor labor fue acompañarnos en este proceso. Fueron charlas filosóficas y marcar bien las cantadas.
KB: -Tuvo un clave en lo humano. Momentos en los que uno se sentía  desesperado por las cuestiones del disco, ya que todavía no habíamos ganado la Bienal.

-¿Consideran que desde el primer al segundo disco se pusieron una vara muy alta?
-MC: -Eso es desde el primer momento, con Aguas. Porque nos dimos cuentas  de que estábamos haciendo canciones y eso conlleva muchas responsabilidades. Para nosotros quedarnos dormidos y hacer otro disco de rock, de vuelta, sería fácil. Nuestro fin era cambiar, experimentar otra cosa y no aburrirnos. Nosotros hacemos los discos porque nos salen, es una necesidad muy grande. Es imposible pensar que cualquier artista, hasta el que hace el pop más barato, no deposite algo especial en cada material. Entonces, no creo que haya momentos para pensar: “Che hagamos esto y de esta manera”. Pero si hay un norte, algo más.

-¿Siguen pensando que la palabra está degradada por varias bandas?
MC: -Sí, porque hay mucha gente que no se da cuenta que la poética es algo importante en el rock. La historia de nuestra escena es muy grande como para contar cualquier cosa. Igual, hay muchos que piensan que nuestro mensaje no tiene ningún fundamento. También hay diferentes búsquedas poéticas. El próximo disco vamos a cambiar radicalmente nuestra forma de escribir, de hecho ya hay canciones nuevas que no tienen nada que ver con estos dos disco que editamos. Tal vez eso era lo único que unía a nuestros álbumes, y si te pones a pensar no hay nada, y en realidad está todo, porque la única gracia que tiene todo esto es la libertad. El único lugar de la vida en donde el libertinaje no le hace mal a nadie.

-El disco es presentado bajo un concepto “Epistolar”, en donde se muestra el concepto que los integrantes tiene sobre el mundo. ¿Cómo nace la idea?
MC: -Nace desde que somos amigos y queríamos marcar la visión de cada uno. Lo de “Epistolar” pasa por señalar que la vida es algo mucho más importante que levantarse, ir a trabajar pagar una deuda. Hay un misterio mucho más grande, que nosotros tampoco lo sabemos. Cuando encontremos la respuesta no haremos más música. Está buenísimo que no se sepa, que sea un misterio y que lo sigamos buscando a medida que pase el tiempo. Lo que tiene el disco es que incluye diferentes narradores. Por ejemplo, en “Lo hizo por amor” hay uno omnipresente, o en “Bailan” es en primera persona. La idea es arriesgarse, ya que cualquier decisión trascendental hace que la vida tenga un poco más de sentido, y ese es el concepto más básico.
KB: - La propuesta es plantar la pregunta sin dar la respuesta. Nos guiamos por ese instintitos y sabemos que vamos por buen camino.
MC: -Siempre la búsqueda está por el lado artístico y por ser mejores personas, pero no por una cuestión moral, sino algo más, dentro de uno, que no tiene que ver con el dinero, las redes sociales o en guitarras.

* Intrépidos Navegantes se presenta hoy en Beat Flow, Córdoba 5509 (CABA)