La Buenos Ayres Blues Band
"El público del blues se está renovando"
16 de Septiembre, 2014
Maxi Hermosilla, cantante de La Buenos Ayres Blues Band, pasó por El Bondi previo a la fecha que harán este jueves en La Trastienda y conversó de todo: su primer disco, el trabajo con Ricardo Tapia, el material próximo a grabar y el día a día del músico independiente.
-¿Cómo fue grabar el primer disco?
-Lo hicimos previo a la formación actual, con integrantes viejos. Estuvo guardado hasta que consolidamos la banda. Luego regrabamos voces, vientos, bases. Por eso le terminamos poniendo Escondido (2009). Hoy en día lo escuchamos y hay cosas que nos arrepentimos de haber hecho, es una cuestión lógica del progreso, de evolución. Hacíamos blues clásico, boogie-woogie, rock & roll.
-¿Cómo es el día a día del músico que aún no puede vivir de la banda?
-Es un proyecto colectivo, un fondo común. Me gusta mucho aunque hay que coordinar muchas cosas. Siendo uno de los fundadores veo todo lo que se avanzó en estos años y me cabe muchísimo lo que está pasando, dar notas, hablar de los que hacemos, el disco.
-¿Se te cruza por la cabeza a la hora de salir a tocar todo el esfuerzo que haces para estar ahí?
-Sí, a full. Pensá que también estudio Diseño Gráfico, me quedan tres finales y un día antes de tocar en La Trastienda rindo uno. La presión es amiga, los tics en los ojos, no dormir es habitual. Pero lo vivimos bien porque el resultado final está bueno, pero siempre con laburo. Eso implica trabajar con tu prensa, con tus compañeros, tu productor. Si no el horizonte sería muy cercano, es como un círculo. Y a la hora de salir a tocar te das cuenta de que todo ese esfuerzo y planificación valen la pena. Siempre les digo a los pibes de la banda que el día que me deje de dar ansiedad subirme a un escenario dejaré de tocar.
-En su página de internet figura un dicho que me llamó la atención: “Quien dijo que el blues es triste, es porque no escuchó a La Buenos Ayres”. Me gustaría que lo desarrolles.
-Solíamos llevar el Blues band de apellido, algo que remite a un blues denso, triste. La idea era buscarle al nombre un ley motive, que la gente se sorprenda y cuando vengan a vernos terminen bailando rock & roll. Igual, giramos alrededor de la música negra, la raíz está siempre. Nosotros ofrecemos un montón de variables. La Buenos Ayres es una banda que acompaña bien, tiene una melodía, una letra, matizamos mucho, somos muy “ordenaditos”.
-En base a todo eso, ¿podrías afirmar que hay un blues propiamente argentino?
-Tenemos una escuela de hace años que se originó con Manal, Vox Dei. En los ’80, ’70, ellos junto a Pappo marcaron el camino. Hoy en día hay lugares donde se enseña a tocar blues tradicional, el de Chicago (ciudad estadounidense), obviando la experiencia nacional y debería ser al revés, reivindicar la poesía barrial o el mensaje simple y concreto como el tema “Doña Laura”, de Manal.
-Me dejaste en claro que hay un blues local, pero ustedes, ¿siguen ese camino o consolidaron un estilo propio?
-Siempre buscamos la identidad, que se relaciona con el blues nacional, del Río de La Plata. Es algo que se nota en nuestra música, cuando mesclamos. Nuestro baterista es director de una comparsa de candombe y en los ensayos, sin darnos cuenta, se escucha una percusión tirando para el lado rioplatense. Lo tenemos en las entrañas. Yo calculo que, después de tanto tiempo, hay una identidad como banda, aunque me cuesta creérmela.
-En el disco tiene de invitados a Ciro Fogliatta (ex Los Gatos) y a Viviana Scaliza (ex Blacanblus)...
-Para “El Metalúrgico” pensamos en él, además ya venía tocando con nosotros. Queríamos hacerlo participar en el disco, él se ofreció y la única condición fue grabar en un estudio que tiene un piano de cola. El tema, por sugerencia de Ricardo (Tapia, productor artístico), es un recitado, a lo Tom Lupo. Es un blues sencillo, donde Ciro lo toca a la vieja escuela, con buena mano izquierda marcando los bajos. Para el otro, “Recuerdos”, le preguntamos Vivi si se copaba en grabarlo, porque a mí no me cerraba, además el tema daba para que lo cante una mina. Ella mandó tres pistas con unas voces increíbles, y fue lo que más tiempo nos llevo en el disco: decidir cual usar.
-¿Qué le aportó Ricardo Tapia a Todo vuelve (2012)? ¿Y cómo influyó en vos siendo que comparten características?
-Hubo el triple de exigencia para conmigo, desde su experiencia como cantante, guitarrista y productor me marcaba con gran exactitud la interpretación y ejecución. Él me decía: “No podes estar al palo en todo el tema, tenes que dejar que vaya la voz, la guitarra, que se encuentren, o que vaya una más que otra. Distribuir las energías”. Laburé muchísimo lo vocal. Como productor Ricardo es muy didáctico. Fue la primera experiencia para nosotros. Le propusimos trabajar juntos, aceptó y luego afianzamos vínculos. Lo vivimos como clases, porque él te sugiere que podría ser de una u otra manera, te hace probar equipos, siempre estaba pendiente de la afinación. Nos hizo filtrar mucho la basura que teníamos de sonido, él tenía claro el objetivo. Por eso lo elegimos para el próximos disco, además, su producción nos abrió muchas puertas, desde tocar en diversos lugares hasta laburar con una prensa. Además nos afianzó como grupo.
-En junio tocaron en el Teatro de Lomas, al mes siguiente hicieron una fecha con los Chevy Rocktets, ¿a qué se debe que estén tocando tan espaciado?
-Es que dividimos el año en dos. La primera parte la dedicamos a la composición de los temas para el tercer disco, tendremos alrededor de veinte. Suficiente material para dos álbumes. Fue un laburo bastante pesado, intenso, con varios ensayos por semana. Por suerte estamos componiendo todos, algo que se inició en Todo Vuelve ya que antes corrían todas por mi cuenta. Que cada uno aporte hace que se noten las influencias de todos. Ahora va haber blues rural, un tango, un jazz medio gitano, después algo góspel que remite a los origines de la música negra. La segunda mitad consta en tocar, tocar y tocar. Vamos a volver a Lomas de Zamora y quizás hagamos otra Trastienda. Depende de cómo nos vaya.
-Es imposible, haciendo esta música, separarse de la raíz negra, ¿no?
-No se puede. Nosotros cuando componemos y nos estamos yendo a la mierda musicalmente, el tema sólo te dice “por acá no va”.
-Igual, en ustedes es una recurrente diversificar los ritmos…
-Sí, porque nos sale eso, por default. Ya lo hemos charlado con Ricardo y es algo que él alienta. No de manera imperativa, pero si nos sugirió. Por eso el tercer disco estar muy nutrido.
-¿Sentís que hay una nueva generación haciendo blues?
-Sí, por suerte hay buenas bandas y solistas: Florencia Andrada, Manjar, Támesis. Hace rato que están laburando y ahora hay más medios que miran eso, más lugares para expresarse.
-¿Hay una cantidad de público suficiente para consumir todas las propuestas que están surgiendo?
-Quizás sea un poco acotado, pero siempre se suma uno nuevo, va lento. Cuesta renovarse pero siempre aparece alguien por alguna recomendación o sugerencia. No es masivo, pero se está renovando.
La Buenos Ayres Blues Band se presentará este jueves 18 de septiembre a las 21 horas (puntual) en La Trastienda, Balcarce 460, San Telmo.