Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Marley Sinfónico

El que dirige la batuta

Cronista: Redaccion El Bondi | Fotos: Redaccion El Bondi

26 de Febrero, 2014

El que dirige la batuta

Se lleva a cabo el Marley Sinfónico y el director de la orquesta nos cuenta de que se va a tratar semejante concierto.

Santiago Chotsurian es licenciado en Composición, Dirección Orquestal y Dirección Coral. Él es quién va a estar al mando del Marley sinfónico, una nueva experiencia musical que se podrá disfrutar el jueves 27 de febrero, con la presencia de más de 30 músicos en escena, The reggae symphony band, y grandes exponentes de reggae nacional como  El Bahiano, Jose Gahona (Zona Ganjah), Darío Alturria (Kameleba), Fidel Nadal, entre otros.
Antes del concierto habló con El Bondi para contarnos cómo se gestó esta idea y su relación con el reggae.

-¿Cómo surgió la idea de hacer el “Marley sinfónico”?
-Son esas ideas que vienen arremolinadas desde hace tiempo. No fue mía, no fue ni siquiera de Marley, siento que fue anterior a él. En algún lugar se constituyó todo ese espíritu que llegó a él y que le dio forma a sus letras y canciones, y a partir de eso estableció un género, una sonoridad que ahora quiere buscar nuevas expresiones, nuevos relieves, dentro de los que está la orquesta sinfónica tradicional. Para mí que soy director de orquesta y compositor es algo que me llama por ese lado. El año pasado casi que hacemos un concierto con orquesta sinfónica con el chico de Dread Mar I, pero se enfermó y no pudo, y ahí surgió esta idea y acá estamos.

-¿Es la primera vez que hacen un concierto sinfónico versionando canciones de otros géneros?
-Tuve el privilegio inmenso de preparar la orquesta argentina para la gira sinfónica que hizo Peter Gabriel, la “New Blood Tour”, y eso fue algo genial. La experiencia de conocerlo a él, no demasiado pero tener un acercamiento, y además tener unos arreglos (orquestaciones técnicamente) y fue la experiencia más interesante con muchos artistas.

-¿Qué complejidades o desafíos pudiste encontrar al preparar este concierto?
-El desafío interesante es justamente el libre juego y cruce de las lógicas que de alguna manera van encasillando y encolumnando la música de acuerdo a las bateas de una disquería. Esas lógicas no son tan reales, entonces cuando un violinista de la Orquesta Sinfónica Nacional tiene que entender cómo es la cadencia del reggae, que es tan particular, que no se puede casi ni escribir por lo especial que es, ahí se da un problema. Se abre una pregunta muy interesante para el músico, parecida a la que se le abre cuando enfrenta una música barroca o una música contemporánea académica, donde los márgenes no son tan claros. Entonces hay que poner un poco de intuición, corazón, de sensación más allá de la partitura y del atril y entonces ahí aparece lo artístico, lo verdaderamente humano-artístico, la respiración.

-Personalmente, ¿cómo es tu relación con el reggae?
-Tengo seis hijos, cuatro son mujeres, y la relación viene por  tres de ellas. Valeria, Dolores y María Eugenia escuchan y les gusta el reggae y entiendo por qué les gusta, qué encuentran ahí, que en términos de filosofía y religión, algo que no es sólo música. Hay algo que es de luz porque tiene que ver con mis hijas.

-¿Cómo es la experiencia de trabajar con músico representantes de la escena nacional del reggae?
-Está buenísimo, escuchamos música y empezamos los arreglos, a dialogar una lógica: hay una lógica de tocar con partitura, de memoria, incluso del vestuario del aspecto. Argentina es así, es así de variada. Hay países donde son todos iguales. Yo soy de origen armenio, y en Armenia son todos armenios, y en Argentina hay un armenio cada cien de diversidades de otros países. Entonces eso nos permite jugar de esa manera y por eso Argentina es un país tan rico, tan divertido y surrealista.

-¿Cuál es la versión que más te gusta?
-Personalmente, la canción que más me resuena es Exodus. Ahí encuentro toda una línea del Antiguo Testamento, de la religión negra que me encanta. Una vez dirigí los conciertos sacros de New Kensingston, con coros de gospel y es un poco eso: esa manera que tienen las iglesias bautistas de cantar las palabras de los títulos del Antiguo Testamento. Toda esa resonancia es muy fuerte, muy troncal y a mi me encanta. Yo soy católico/ cristiano. Y me gusta cómo eso se expresa en el reggae. Creo que hay algo riquísimo por ese lado y es una de las pocas expresiones genuinas religiosas populares que hay y donde uno ve que se constituyó un espíritu religioso musical cantado.

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