Bahiano
Lo nuevo no se termina de aceptar hasta que es exitoso
Cronista: Redaccion El Bondi | Fotos:
Redaccion El Bondi
25 de Febrero, 2014
El jueves 27 de febrero The Reggae Symphony Band presentará “Marley sinfónico” en Vorterix, un concierto con más de 30 artistas que tendrán la participación de varios invitados de la escena nacional del reggae para interpretar las legendarias canciones de Bob Marley. Uno de ellos es El Bahiano, exlíder de Los Pericos, quién habló con El Bondi y comentó su historia en los inicios del reggae en Argentina y su admiración por Bob Marley.
-¿Cómo te sentiste cuando te convocaron para el Marley Sinfónico?
-A mi me encantan este tipo de desafíos. Últimamente hay muchas cosas que me aburren. Creo que hay potabilidad y posibilidad de hacer algo lindo y digno, en donde se puedan destacar todos. Cuando me dijeron que canción quería cantar dije cinco, después el director me dijo que voy a cantar dos canciones “Is this love” y “Three little birds” con arreglos sinfónicos. Como propuesta y repertorio me encantó. En mis conciertos también toco temas de Marley y versiono. El año pasado participé en “Hemp!”, el disco reggae tributo a Los Beatles.
-¿Es la primera vez que tocás con ellos? ¿Habías tenido la oportunidad de escuchar sus bandas?
-Sí, claro, uno tiene la posibilidad de escuchar otras bandas, propuestas nuevas. Pero una cosa es escuchar y otra cosa es interactuar, compartir. Yo realmente me sentí muy cómodo con la banda eléctrica. Soy bastante estepario, pero está bueno compartir con la escena del reggae un mismo escenario con diferentes cantantes, con distintos músicos. Va a estar bueno el jueves.
-Hace muchos años vos iniciaste tu camino de la mano del reggae…
-Hace muchos años, año ‘87. En esa época para tener conocimiento de algo tenías que comprarte un disco. Era difícil tratar de encontrar un disco reggae en una disquería. Yo compraba discos reggae en “El Agujerito”. Por ejemplo UB40 lo editaba ATC. El primer disco que escuché fue Kaya de Bob Marley y después fui comprando discos de Black Uhuru y no se entraba mucho más. Tenía información de reggae por parte de Paralamas, de la música brasileña. Al ser es una comunidad afro-descendiente importante, entonces había más llegada ahí que en Argentina.
-¿Cómo se aprendía a tocar reggae?
-Y, en esa época te comprabas un disco, lo escuchabas, agarrabas la púa y probabas. Ahora Internet es diferente, uno puede informarse a grandes rasgos de todo. Ponele, querés escucharte sonar como Luciano, y encontrás videos en youtube, tablaturas, cómo está formada la banda, cómo suena, todo. Tenés un historial enorme. Eso alimentó a que muchísima gente se anime con los estilos y hasta aprender de tutoriales en Youtube.
-Antes el reggae llamaba la atención por ser un género nuevo…
-Antes el reggae aparecía en las publicidades de helados, de verano. El primero que escribe un reggae acá es Donald Mc Cluskey (y canta) “Scaba badí bidú, scubi bidú biéi, ven conmigo ahora”. Ese es el primer reggae que suena acá, en otro formato como parte de un repertorio. Cuando grabo el primer disco de Pericos hay referencias, pero no por un comulgue religioso, sino por palabras “tips” referenciales, de algo que uno estaba queriendo hacer. Es como todo, uno se pone toda la escenografía encima, como cuando uno quiere hacer un estilo, todos se ponen la estantería.
-¿Y ahora?
-Y ahora pasaron muchos años, mucho desarrollo. En esa época, Sumo tenía dentro de su repertorio reggae. Estaba Sumito, había otras bandas del oeste, Todos al obelisco, Zimbabwe, pero era todo musical. Con el paso de los años y con la llegada de la información hubo gente que fue entrando más al pensamiento religioso, u otra que eso no le interesaba pero le atraía saber sobre el beat, el riddim. La música está para disfrutarla, más allá de la línea que quieras bajar. Tu pensamiento, humanidad y demás es otro tema. Yo tuve la oportunidad de tocar en el ‘93 en Jamaica, en el International Festival Reggae Sunsplash, porque me había invitado Rita Marley.
-¿Cómo fue esa experiencia?
-Fue tremenda. La primera vez fue en el ‘93 con Mutabaruka, Big Mountain y bandas japonesas, alemanas y muchas bandas jamaiquinas, porque allá hasta el que te vende helado canta reggae. En el ‘94 nos invitaron para cerrar World Beat Night con Ziggy Marley y después de eso vino Ziggy a Obras con nosotros, donde, por primera vez tuvieron que abrir la platea de atrás. O sea, que tenías un escenario 360°.
-¿Qué es lo que más le admiras a Bob Marley?
-Es una pregunta difícil porque uno va a aprendiendo sobre los músicos, sea cual fuera, con el tiempo. Admiro la trascendencia de sus canciones. No son canciones eruditas, no son canciones de escuela, son canciones propias con su inventiva y su forma de tocar. Y su forma de cantar es algo que admiro muchísimo, más allá de que en los lugares caribeños se aprenda muchísimo con el gosspell, en las iglesias. Admiro su parte artística, no me dejo llevar mucho por los comentarios de Marley en otro calibre. Entiendo su centro político de unir a dos partidos para evitar una guerra civil en Jamaica, y a partir de eso atentados, lo que lo magnifica de esa forma. Pero a mí lo que más me atrae de Marley es el feeling.
El reggae sin rastas
¿Cómo llegaste a cortarte los dreads?
-Me los corté en Jamaica, porque consideraba que para hacer la música que te gusta no es necesario estar con toda la escenografía puesta. Si uno realmente quiere hacer algo, lo va a hacer con pelo sin pelo, vestido acorde o no. Fui madurando como persona, con el canto, con la música. Creo que con el tiempo uno va siendo más persona, porque muchas veces la música o una banda en escena te pone en el lugar de que sos una foto en una remera, la foto de un poster, te ponen palabras, te ponen mística. Si uno sabe jinetear el caballo no se va a caer de la montura, pero hay gente que no sabe agarrar bien las riendas y se cae.
-Ya que en la actualidad no te dedicás sólo a tocar reggae, ¿cómo te sentís al volver a tocar esa música con la que aprendiste a ser músico?
-No, es verdad, no estoy dentro del estilo. Yo interpretaba algo que escuchaba a través de una púa, estábamos inaugurando algo. Entonces tenía que luchar contra el aprendizaje de algo que te gustaba y de lo que no tenías una información cercana, así que la tenías que escuchar a través de un disco. Y al mismo tiempo, había que luchar contra la crítica de la gente que en esos momentos bancaba el rock vernáculo, que tenía otra identidad. La cosas nuevas siempre son muy resistidas y no se terminan de aceptar hasta que ya son exitosas. Este país es muy exitista, entonces a vos te van a respetar si sos exitoso, y si sos exitoso también te van a pegar un palazo porque vendes discos. La vieja historia del huevo y la gallina. Yo creo que en un momento quise abrirme a la música, no ser músico de un estilo. Que a mí me pongan un título, es como llevarme todos los días a una oficina. La música yo la siento de otra manera. Justo cayó que el reggae me encantaba y empecé con eso, pero me gusta todo. Pasa también, que uno a veces quiere tener aire “y no te lo permiten”.
-Te encasillan…
-¡Claro! Vos no tenés que hacer eso, tenés que hacer esto! ¿Por qué? ¡Porque lo digo yo! (con tono irónico). Por eso empecé con los documentales de música en MP3, me empecé a abrir con otros estilos, a conocer otros artistas. He estado con un montón de músicos en los que dentro de su población existe el afro-descendiente, el africanismo y demás, pero tiene todos sus condimentos latinoamericanos de sonido, que tiene que ver mucho con el reggae, y fui buscando más por ese lado.