Ciro y los persas
El sentimiento por encima del virtuosismo
20 de Septiembre, 2010
Andrés Ciro Martínez citó a El Bondi junto a otros medios para una rueda de prensa en FM La Tribu. Durante una charla de un poco más de una hora, el ex cantante de Los Piojos habló de su nuevo disco con Los Persas, Espejos, del armado de esta nueva banda y de sus expectativas antes de sus recitales el 22, 23 y 25 de septiembre en el Luna Park, entre otros temas.
-¿Cuál es la importancia de hacer una buena obra en un momento donde todo parece indicar que las canciones andan sueltas, deshilvanadas y sin ningún concepto que las agrupe con otras?
No tengo otra idea para trabajar, hasta ahora nunca tuve la experiencia de hacerlo de otra manera. La verdad ya no sé si es antiguo, pero uno compone una cantidad de temas en un tiempo y prepara canciones que necesariamente, quizás por compartir el tiempo o desde el estilo o la letra, tienen cosas que ver y llegan al disco. Es una estructura de trabajo: preparar los temas, ensayar, alquilar un estudio y contratar una persona para grabar, y eso hace que uno junte una cantidad de material. Siempre me gustó prestarle mucha atención a lo que es el arte del disco, y tuve la suerte de conocer y elegir a Vladimir Merchensky. Para la gente que le gusta lo que hago es como un estímulo para combatir la piratería, es un objeto de colección y está bueno tenerlo.
-Hay dos conceptos centrales e importantes, tanto en los discos como en los conciertos. Por un lado “Los Persas”, de hecho es el nombre del grupo que te acompaña. ¿Por qué lo elegiste?
Los Persas viene desde que era chico, porque en la escuela cuando veíamos los persas siempre hablaban de Ciro. A nadie le importaba, pero como me llamaba así, le prestaba atención. Además siempre tuve la fantasía de tener alguna banda que se llame Los Persas, Ciro y Los Persas o nombres por ese estilo, fue lo mejor que se me ocurrió. A partir de eso fue que nació el arte del disco y casualmente el primera canción tienen una melodía en el riff arábica u oriental, que se puede emparentar a la cultura persa.
-¿Y por qué “Espejos”?
Espejos fue uno de los últimos temas que salieron, ya teníamos todos los otros listos. Me parecía interesante esta metáfora, como dice el tema, real. Surgió cuando iba a lo de mi abuelo, ahí había dos espejos enfrentados y me gustaba ver la proyección como a lo infinito, e imaginar que entraba en esos pasillos. Uno camina la vida muchas veces yendo hacia un lugar y, como ocurre con los espejos, se va desviando y uno no se da cuenta. Así como te vas mirando todos los días a la mañana, tampoco te das cuenta cómo vas cambiando y espejo tras espejo, va transcurriendo la vida y nos van pasando cosas. Hasta que de repente, a veces, nos damos cuenta que volvemos al punto de partida, con otro rostro, otras vivencias y experiencias, pero aún así nos reconocemos. Para mí es interesante porque es, de alguna manera, volver a empezar, con canciones viejas que siempre quedaron fuera del disco y temas que nunca terminé de hacer, más todos los nuevos, en otra etapa. Es una de las visiones que pude despertar sobre los espejos. Esta imagen también me gustó y me hizo pensar en una frase que esta al principio del disco que dice que todo cabe en un espejo. Si bien es algo plano, todo puede ser reflejado hasta uno mismo, en el aquí y ahora, todos los pasados, presentes, futuros, todas la civilizaciones con su grandeza caben. De alguna manera eso demuestra que somos lo mismo. Además, un poco, esa era la idea del pop up. Presentar una ciudad occidental moderna y una antigua occidental.
-¿Qué lugar ocupan las redes sociales en esta nueva etapa, como espacio de contención y conexión con tu público?
Es un espacio muy interesante que está naciendo, y no sabemos dónde va a llegar, porque permite a la comunicación sin intermediarios. Es un termómetro para percibir lo que la gente piensa de lo que uno hace. A veces la comunicación directa no sé si es la mejor. No sabés si son el público real, quizás el 5 % consume lo que haces y son fanáticos que te terminan convenciendo de que tu primer disco es el mejor, y en realidad toda la otra gente está feliz con lo último que hiciste. Sirve para dar información y es una nueva ventana de libertad y posibilidad de comunicación entre la gente, de manera desinteresada e interesante.
-¿Cómo viste a tu hija Manuela en su debut en el escenario?
Manu estaba re copada, en un momento cuando estaba armando al lista de temas le dije me parece que no vas a tocar y se enojo mucho. Me dijo: “Mirá papá, si querés no toco tus temas, pero “Living on Tulsa time” (cover que hace Clapton) lo tengo que tocar, es un rock & roll”. Estaba contentísima y lo de tocar se lo toma muy enserio. Para mí es una alegría transmitirle a un hijo que viva la experiencia de ver la gente y sentir una banda sonando a las espaldas, algo que yo soñé desde bastante chico. Son deudas que uno tiene consigo mismo, cosas que uno quiso disfrutar y se lo permite a los hijos.
-¿Cómo sentís este arranque de cero?
Es un comienzo, un nuevo proyecto. No voy a negar quién soy, no me gustaría pero es otra gente, otros músicos. A nivel convocatoria también es empezar todo de nuevo, ahora tengo la suerte de hacer tres Luna Park. Lo vivo de una manera muy intensa y estoy muy contento con Los Persas, musical y humanamente.
-¿Cómo es el antes y el después de Ciro Martínez?
El antes son 42 años y el después espero que traiga muchos escenarios, shows calientes, posibilidad de nueva música, poder componer canciones que me gusten y que le gusten a la gente.
-¿Qué diferencias encontraste en el armado de Espejos a comparación de cualquiera de los otros discos de Los Piojos?
Este disco apunta a algo nuevo. En los discos de Los Piojos había una participación mucho mayor del productor, en donde a veces tenía que tomar decisiones para la sanidad de la banda. El trabajo del productor es ver qué tema y qué parte del mismo es interesante, potenciar lo que hay.
-¿Cómo hiciste para mantener la energía arriba?
No sé si mantuve la energía arriba, lo que busqué fue no caer en una situación de inercia y que costara arrancar. Lo que pasa, a veces, es que uno piensa que lo que quedó atrás fue lo mejor de la vida, nos aferramos a la nostalgia y creemos que nunca más encontraremos nada que lo reemplace.
-¿Cómo empezó el proyecto de Ciro y Los Persas?
A mí para componer me cuesta sentarme, entonces me acuerdo que Juan (Ábalos, uno de los guitarristas) me había dicho que cualquier iniciativa que tenga, cualquier proyecto, lo llame. Empecé a ir a la casa, comenzamos a tocar ideas que teníamos, y en un momento el me dijo: “Tengo músicos que tocan muy bien, si querés averigua una sala y vamos a zapar”. Yo le contesté: “Y bueno dale”. Así arrancamos.
-¿Por qué desde que pensaste en trabajar como solista, saliste a los escenarios en diciembre del año pasado y no antes?
Después de River quería salir, si hubiera sido posible al otro día, de gira. Eso es lo que más me gusta. Aunque todo esta bueno: componer, descubrir una canción, cuando nace, cuando encontrás la potencialidad que puede tener eso y buscar la letra, lo que a mí no me es fácil. Trato de no traicionar la melodía original, lo cual con el español es más difícil, porque muchas veces las palabras son largas, y la sonoridad del rock es muy corta. Quería todo eso y me di cuenta que no podía salir de gira, por más que tuviera la banda, la primera que se formó, porque no quería hacer 24 temas de Los Piojos. Entonces me di cuenta que tenía que hacer un disco. Aunque los músicos me cayeran bien y tocaran bien, no era lo que yo necesitaba y ahí me puse a buscar otros. Cuando tuve la banda empezar a trabajar en el disco, y en un año ya estábamos listos para salir.
-¿Cómo se vienen las fechas de los recitales? ¿Pensás hacer uno por año o varios seguidos?
La idea es tocar, no me gusta acumular ganas y gente como para hacer una presentación porque el disfrute para mí es tocar. Si un día hacés algo grande está bueno que todo venga sentado. Al tocar una vez por año son tantas las expectativas, los deseos, y los nervios que yo por lo menos no termino de disfrutar. En cambio cuando es una cosa que tiene más continuidad, lo puedo disfrutar. Los tamaños de los lugares los da la capacidad de lugar y la convocatoria. Si hay lugar para 3000 personas y hay 9000 que te quieren ver, bueno, haremos tres fechas. No hay el deseo de hacer sólo un recital por año.
-¿El darle bastante participación en los temas a Los Persas es una forma de presentación o un espacio para que la gente los conozca más?
Tiene multifunciones, por un lado, desde lo práctico, me permite a mí ir a cambiarme (risas) y relajarme para salir de nuevo. Es una manera de presentar a los músicos desde otro lugar, me divierte que vea al violero en la batería, al violero en el bajo, y al bajista tocando la viola y cantando y después Lulo (Isod, el baterista) tocando jazz con Chuky. Es entretenido y distinto, seguro irá cambiando y mutando.
-¿Por qué razón quedaron seleccionados Los Persas que te acompañan actualmente, y no los que participaron de la primera formación en la banda?
El motivo fue que no me terminaban de cerrar algunos estilos, porque personalmente me caían muy bien y eso fue lo que hizo doloroso el tener que decir: “Perdoname, pero tengo que seguir buscando”. Estaba muy obsesionado en salir a tocar, pero tenía dudas sobre el lugar donde estaba parado y me costó tomar la decisión, pero a pesar de eso lo hice, y empecé a buscar otros músicos. Es muy sutil, subjetivo y relativo, porque los músicos que trajo Juan son buenos, pero hay cosas que a unos les pueden parecer mejores y a otros peores. Probé varios músicos, y éstos ponen el sentimiento por encima del virtuosismo, y yo nunca voy a perder de vista eso, si alguno quiere poner el virtuosismo por arriba de eso yo le voy a decir: “Che, a mi no me gusta el virtuosismo de una nota sobre otras, cantidades de notas”.
-¿Cuándo te diste cuenta de que tus músicos ponen el sentimiento por encima del virtuosismo?
Lo pude comprobar con las dos fechas que hicimos, como para ver qué pasaba en el campo en diciembre del año pasado en Córdoba y Rosario, ahí terminó de cerrarme totalmente y con creces lo que eran los pibes en el escenario, porque tenía miedo de que se escondieran detrás del equipo al ver a la gente, o que se achicaran, y la verdad que pasaron por encima al público y pelaron el doble que en los ensayos.
-¿Probaste a músicos conocidos? Se escuchó el rumor que habías probado a los guitarristas del Indio, Baltasar Comotto y Gaspar Benegas.
Si, alguien me dijo, pero prefería antes consultar o preguntar antes de meterme en terreno Indio, a riesgo de perder la cabellera (risas). La verdad que me parecía medio choto, hablando metafóricamente, y había mucha gente para probar. Conocido probé a Felipe, el que tocaba en Intoxicados, es muy buen violero y yo ya me estaba copando, pero él me dijo que veía que esto venía muy en serio, que estaba preparando un disco solista, por lo tanto iba a tener poco tiempo . Al poco tiempo apareció Juanjo Gaspari que me encantó. Ahora digo que si tocara la viola quisiera tocar como él. Sé que como Juan nunca podría tocar, porque es un tipo que toca mucho, es tremendo, yo le digo que es la sangre, que es Ábalos, tiene esa cosa de los músicos de familia. Pero de Juanjo me gusta la síntesis que tiene, el sentimiento, esa parte stone, afina abierto y que interpreta al instante lo que le pido. Hubo una segunda entrevista y quedó él.
-¿Cómo te preparás para estas próximas fechas? ¿Te esperabas esta reacción del público que de movida te dio la posibilidad de hacer tres recitales en el Luna Park?
La incertidumbre siempre existe, porque es un nuevo disco y a veces pensaba que sí, que iba a poder llenarlo, pero otras que no, que no iba a poder llenar ni uno. Pero cuando ocurre te ponés muy contento, es algo maravilloso. Es un momento difícil para el rock y me pone muy contento. Hay un gran despliegue, porque las canciones llevan cuerdas, vientos, percusión y algunos invitados habrá, como en el disco y quizás alguno extra. De alguna manera creo que todo esto es un invitado, algo nuevo y no voy a poner el acento en invitados, creo que para la gente es descubrir una nueva banda, un nuevo disco, entonces, ya es suficiente novedad. Quizás haya más invitados más adelante, me gusta pero cuando son demasiados quitan fluidez al show y la energía también se dispersa un poco.
TXT: Solange Paz