Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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La Vela Puerca

“En la banda opinan hasta los técnicos”

Cronista: Gentileza prensa | Fotos: Beto Landoni

12 de Agosto, 2008

“En la banda opinan hasta los técnicos”

Ya nadie lo puede dudar: la Vela Puerca es casi tan argentina como cualquier banda de acá: se ganó el cariño de la gente y llenó cualquier estadio que se le presente. Antes de los shows preparados para Obras Sanitarias, se sentaron con El Bondi para hablar de su país, de sus nuevos sonidos, de su gira por Europa y hasta de Gustavo Santaolalla.

Sebastián Teysera y Sebastián “Cebolla” Cebreiro vinieron un solo día para charlar con un par de periodistas de Buenos Aires: ahí estaba El Bondi, listo y esperando en un pequeño cuarto mientras otro colega terminaba las últimas preguntas. Cerveza, quesos, salamines y un montón de cigarrillos separaban a los dos vocalistas, que por más cansados que parecían, hicieron como si fuera la primera entrevista del día y nos sacaron un montón de dudas, como si ya nos conocieran, como si nos juntáramos un domingo cualquiera a charlar y picar algo .

-Es raro que toquen en Obras después de tocar en el estadio de Ferro y tres Luna Park de seguido…
Cebolla:
Sí, pero también está bueno rearmarse, y después de llegar a un pico de gente hacer algo más íntimo. Tampoco presentamos un disco, o un espectáculo en sí. Volvemos a tocar en Obras, que en su momento fue la meca del rock and roll de Sudamérica, y eso está bueno, sentimos que podemos armar un show acorde a la cantidad de gente que va, que no es lo más masivo, pero tampoco es un lugar chico. Es una buena cantidad y podés hacer uno, o dos, o los que sean. Es un show diferente.
Teysera: También pasa que un estadio es una sola trompada, una sola chance, acá tenés la parte divertida de repetir: vas modificando el show, sacás un tema, ponés otro.
 
-¿Al armar la lista de temas respetan los obligados que la gente siempre quiere escuchar?
T:
Y…depende, porque acá hay mucha gente que va más de un día y vas modificando el show que tenías preparado. También pasa que cuando tocás una lista por primera vez después ves el resultado y podés cambiar las cosas de lugar.

-¿Los temas pegan distinto en Uruguay que en Argentina?
C:
No, por lo general se maneja el mismo valor emocional. Puede que el argentino sea más pasional y el uruguayo un poco más tranquilo. Lo que sí pasa es que en países de afuera, por ejemplo en Alemania, tienen más pegado “Caldo precoz”, y ese tema a los uruguayos los tiene podridos.

-¿Cómo se comporta el público uruguayo con las bandas que recién empiezan?
C:
El uruguayo es un poco más reservado, primero tiene que ver quién sos para después darte la derecha.
T: Y el ver quien sos le lleva una buena cantidad de tiempo.
C: Es una onda “dame y yo después te doy”.
T: Sí, también ver si sos consecuente con lo que decís y hacés.

-¿Cómo tomó la gente el cambio de sonido que hicieron de “De Bichos y Flores” a los últimos dos discos?
T:
Hubo gente que se enojó, que extraña a La Vela Puerca que te tira arriba y no te dice “Me voy para no verme mas”.
C: Si, también hubo otra gente que se arrimó, que antes no escuchaba a la banda y ahora lo seduce esta parte más oscura.
T: En “De bichos y flores” las canciones te llegan más fácilmente. Los últimos dos discos los pusimos a laburar, es para escucharlos varias veces, buscarle la vuelta y recién ahí te puede gustar o no. Eso es lo que sorprendió, antes vos ponías La Vela en una fiesta y todo el mundo estaba arriba, bailando; ahora no, hay discos para bailar y discos para escuchar, y éste último es para tirarte en un sillón, ponerlo y escucharlo.

-¿A qué responde este tipo de disco más tranquilo, es una búsqueda de sonidos o algo más interno?
T:
Es una cosa más abstracta, no tiene narraciones. Son personajes en plena catarsis, no está bueno lo que les sucede y no saben cómo resolverlo. Antes, en el final había algo de luz, una ilusión. Estos quedan ahí en la oscuridad.

-¿Esto tiene que ver con la música que están escuchando en el momento?
T:
Sí, tiene que ver con lo que escucha cada uno. Yo cuando traigo una canción es en formato fogón, una secuencia de acordes en guitarra criolla, la melodía y tá, después cada uno con lo que viene escuchando le aporta cosas.
C: También tiene que ver con lo que querés decir, con el formato de canción que querés dar.
T: Claro, te va dando una pauta. Nosotros somos esclavos de la canción y le damos lo que precisa.

-Se nota que son amantes de la canción, por más rock que toquen…
T:
Totalmente. Yo soy amante de la melodía, me gusta eso. Las cosas rapeadas, pueden tener letras buenísimas, pero no me llegan

-¿Qué recuerdan de las primeras visitas al país?
T:
¿Cuándo fue la primera vez que vinimos acá, Cebolla?
C: 8 de abril de 1999
T: ¿Tocamos para cuántas personas?
C: 43
T: ¿Dónde?
C: En el Salón Pueyrredón.
T: ¡Siempre atento! Veníamos de llenar el Teatro de Verano en Uruguay, que son cinco mil personas. Podríamos haber metido promoción e intentar un Obras derecho, pero hubiera sido insostenible y poco creíble. Yo siento que por cómo hicimos las cosas acá, la gente nos hace sentir como locales. Lo hicimos a la par de cualquier banda argentina, y por eso fuimos creíbles.

-Hoy deben ser como diez mil los que los vieron en el Salón Pueyrredón…
C:
¡Sí, había 43 entradas cortadas, hablás con mil y los mil estaban! (risas)

-¿Pensaron en no venir más después de esas cuarenta y tres personas?
T:
No, y eso nos sigue pasando, porque en Alemania tocamos para cien personas. Pero está bueno también, es empezar de cero.

-Tocaron en varios lugares de Europa, ¿cómo son esas experiencias?
T:
Los locos se van a divertir, se toman doscientas birras y van a pasarla bien. Ya van ocho veces que vamos y te juro que hay un crecimiento. También hemos tocados en festivales grandes con bandas grosas como NIN, Queen of the Stone Age o Pearl Jam, y eso también ayuda.

-¿Hubo saludos con Vedder?
C:
Con él no, pero sí con Cameron, el batero, porque el Pepe (Canedo, baterista de la banda) fue hasta el camarín a dejarle un disco nuestro y se lo dio a un asistente. Después Cameron vino a buscarlo para agradecerle. Muy simpático.

-¿Cómo responde el público europeo?
T:
Y el publico se va a divertir, es muy ameno, se prenden enseguida y nosotros le ponemos muchas ganas. Las primeras giras llegábamos a un lugar y decía “Ahora… ¡merengue y salsa!”
C: “¡Los chicos calientes de Latinoamérica!” (Risas) Nos veían venir y se sacaban la remera del calor.
T: Tocamos en un Centro Cultural en Dinamarca que organizó un día latino. Llegamos y había un ladrón enseñando a bailar salsa a los daneses, cuando salimos a tocar salimos con todo… ¡1, 2, 3 y distorsión por la cabeza! Creo que arrancamos con “Llenos de magia”. “Bailá, dale”. (Ríen)

-¿Están pensando en nuevo disco?
T:
Tenemos ganas de sacar un DVD después de trece años de banda, pero nos estamos dando cuenta que es mucho más difícil de lo que pensábamos. Cuando nos pusimos a ver teníamos como 400 gigas de material.

-¿Qué tienen pensado para el DVD?
T:
Va a tener algo de documental, sin agobiar obvio, y algunas cosas en vivo. Está bueno porque nos pasaron un montón de cosas para lo que es el rock uruguayo, no es muy común que una banda esté girando por el mundo. Y de conciertos va a haber algo de Ferro, del Velódromo, del Teatro de Verano. Es un arma de doble filo igual, porque te pones a ver 400 gigas y hay cosas que te parecen súper divertidas y quizás a la gente no le importa.

-¿Cómo se toman las decisiones en la banda?
T:
En la banda opinan hasta los técnicos. Somos veintidós en total, imaginate.

-¿Con los temas del disco también?
C:
En el último hay un arreglo de vientos que lo hizo el técnico de escenario nuestro. Pasó un día caminando por la sala de un lado para el otro tarareando una melodía y dijimos: ¡va eso!

-¿Sienten una necesidad de seguir evolucionando en cuanto al sonido personal?
T:
Yo no creo que en el próximo disco volvamos mucho a la fiesta, pero tampoco se qué es lo que va a pasar.
C: Es como subestimar el destino de las cosas decir si va a ser rockero o no.

-¿Tienen un período puntual de composición o se hacen lugares en las giras?
T:
Yo en lo que son melodías y secuencias de acordes, estoy permanentemente con ideas. Hay un montón de cosas que están dando vueltas por todos lados, desde la computadora hasta el celular. Para las letras tengo un momento que me pongo, porque no soy de andar con libretitas o cuadernitos.

-¿No los apura ningún tipo de contrato?
T:
Por suerte nunca nos pasó algo de eso, pero para el último disco los que me apuraron fueron los chicos, porque andaba colgado con la música y los arreglos y faltaba un mes para entrar a grabar y no estaban las letras (risas). Ahí me alquilé veinte días una casa en la costa, en La Pedrera, y me puse a laburar tranquilo.

-¿Sienten que decayó la gran movida que venía de Uruguay de bandas de rock?
T:
Sí, decayó un poco, pero es algo normal. Vos tenés un país de tres millones de habitantes de los cuales hubo doscientos mil jóvenes que se fueron en los últimos años. Hubo un boom de apoyo de empresas y todo: imaginate, en un festival de Durazno hubo cien mil personas, hacé la cuenta y la comparación, es una hecatombe. Después hacían el mismo festival, iban cincuenta mil y todos decían que fracasó. Pero no, eso sería lo normal, lo otro era una demencia, no había lugar, no había agua.
C: El pico ese era muy irreal, mucho sobre-apoyo, gente que se subió al caballo para poner su nombre en la voltereta comercial. Lo que hay ahora es lo más o menos real, pero muchas bandas se separaron, fue mucha locura, para muchas bandas fue mucha sobre exposición y no pudieron sostener esa estructura.

-¿Quedaron bandas en ese boom que no pudieron llegar a tocar acá?
T:
Hay muchísimas que tienen muchos años, como Trotsky, la Tabaré. Nosotros hemos traído a Bufones a Cemento; a La Chancha y Grafolitas al Teatro, Buenos Muchachos a Obras. Algunas siguen viniendo y otras no.
C: También pasa que todos tienen un trabajo aparte. En Uruguay fue un mito vivir de la música, y cuando nosotros decidimos dejar los trabajos, en mi caso no porque soy joyero y tengo el taller en casa, pero a la hora de dejar los laburos era “pero mirá que yo tengo dos hijos, no sé si lo puedo dejar así nomás…”

-¿Cuándo se pudieron dar ese gusto?
T:
Y…después del Deskarado, ahí decidimos apostar por la música. Estamos de acuerdo en que a ninguno le gustaba su laburo, empecemos por ahí (risas). Hay algunos que siguen con sus laburos como el Cebolla o estudian: Rafa se recibió de veterinario y el Coli volvió estudiar ingeniería.

-¿Existe esa cosa de rockstar en Montevideo o ya los conocen de memoria?
C:
No existe eso de “yo rockstar, vos público”. Allá la gente es más reservada, capaz vas caminando por la calle y ves un flaco de enfrente que te levanta el pulgar o una tímida te señala.
T: No sé, igual ahora con el celular con cámara cambió la cosa, porque con eso y el “You Tube” se ha perdido un poco el romanticismo. Me voy a sacar con todo el Uruguay así no me rompen los huevos (risas).

-¿Cómo lo conocieron a Gustavo Santaolalla?
T:
Fue pura casualidad. Estaba en casa estudiando y llamé a una radio por un concurso, y de paso dije que había una banda que estaba por sacar un disco, que era el Deskarado. Pero no dije que era yo. La cuestión es que por una serie de coincidencias, llegó a oídos de Enrique Lopetegui, que es un periodista uruguayo, que vive hace mucho tiempo en Los Ángeles y es íntimo amigo de Gustavo. Le pasó por teléfono “Mi semilla”, le gustó y pidió otra, “El Gavilán” y también le gustó, y ahí le pidió el disco y empezó la historia.
C: Nos fue a ver a Montevideo, a un boliche Zorba, muy emblemático de los ’90. Ese día se llovió todo y se inundó el escenario, un desastre. No había empleados para sacar el agua y nos mandamos nosotros, y en eso llega Santaolalla, y empieza a preguntar por los de La Vela Puerca. Y nosotros culo pa’rriba con los secadores (risas).

-¿Cuál es su principal virtud como productor?
T:
El tiene una cosa que es imposible fallar: tiene una gran intuición sobre muchísimas cosas, no solo lo musical: él ve potencial, ve una banda que labura y tiene la gran capacidad de hacer que crezcan. A él le gusta mucho trabajar con bandas de Sudamérica porque son diamantes en bruto, porque les encuentra la manera de laburar.

-¿Se mete mucho?
C:
No, Gustavo es el estudio, él sabe explotar a una banda en un estudio. Sabe lo que vos tenés y te exprime hasta que lo saques. El tipo sabe llevarte por un camino para que no te sientas ni reprimido ni un crack. Después hacete cargo.

TXT: Sebastian Barrera y Pablo Andisco

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