El Nombre del Padre (ENDP)
"Nos vamos en adrenalina"
05 de Diciembre, 2006
Una de los grupos más roqueros y guitarrero se presenta este viernes en El Teatrito, Sarmiento 777. Allá van, hacía su camino.
“El nombre del padre es una banda de rock directo dónde el fuerte está en el vivo. Somos 4 tipos que quedamos sin aire, con dolor de cuello, con tendinitis en los brazos”, sentencia Darío Casiano, guitarrista y algo más de El nombre del padre.
En la sala-hogar de ENDP el violero recibió a El Bondi para contarle en qué anda el grupo que tiene como figura estelar a Alejandro Nagy, voz oficial de FM Rock & Pop.
De muy buen humor Darío se larga a contar, esas pequeñas (o grandes) circunstancias que hacen de El nombre del padre una agrupación con prestigio, aunque sea corto al camino recorrido hasta el momento.
“Nosotros empezamos las bases de los que fue El nombre del padre con un amigo nuestro que es Sergio Vall (grabó el disco y dejó paso a Alejo Porcellana), que es el baterista de los Violadores”, rememora Casiano. Y continúa: “Habíamos hecho, a fin de 2003, una fiesta tributo a Led Zeppelin y ahí quedó muy buena amistad con Sergio que además es muy amigo de Alejandro Nagy. Y ahí nos presentaron ya sabiendo lo del proyecto de Led Zeppelin. Así fue como empezamos a armar un poco esto”.
ENDP ya tiene un disco no editado desde hace más de un año. Grabado en el estudio de Martín Carrizo, el ex batero de A.N.I.M.A.L y Gustavo Cerati, pero las dificultades propias de una banda de rock hace que todavía no salga a la calle.
¿Cuánto tiempo les llevó grabarlo?
8 intensos días de grabación. 10 horas por días. Muy rápido. Y después tardamos un poco más con las mezclas. Martín es un tipo detallista y meticuloso. Y nosotros queríamos tener una cuestión de audio representativa de lo que es la banda en vivo. Entonces, queríamos un sonido más crudo de lo común.
¿Cómo lo grabaron?
Se grabaron todas las baterías en el primer día. Sergio Vall tenía en los auriculares mi guitarra, nada más. Y grabamos los 10 temas en el primer día. Al día siguiente vino Alejandro Nagy y grabó los bajos todos en un día. Y tardamos más para las guitarras que son siempre más pomposas porque es una guitarra en un canal, otra en otro. ¡Qué los arreglos; qué los solos! Martín es medio fana de las guitarras. Por más que es baterista tiene un amor enorme por ese instrumento, porque es un guitarrista súper frustrado, ja, ja. Y, después, las voces. Eso tardó mucho también.
¿Cómo le dan formas a las letras?
Trabajamos de dos formas: a veces el cantante tiene una idea de lo que quiere decir y después lo terminamos de completar nosotros o al revés; y la otra manera es empezar cada uno a tirar frases aisladas. Una letra, cuando viene de Sergio, el cantante, es más anecdotaria, una historia, un relato. Cuando la hacemos de la otra forma medio Indio Solari. Decís: qué estás cantando. Ja, ja
¿Y en cuanto la composición?
Los temas del primer disco surgieron un poco de los riff de la viola que yo tenía en la cabeza. Pero los terminamos de formar y armar entre todos en la sala. Me gusta que el arreglo de la batería lo corte el baterista. Y así cada músico. Buscamos peso en alguna palabra que, por ahí, tengan ya la musicalidad para lo que estamos componiendo. Después hacemos la música y a partir de ahí empezamos a armar la melodía. El cantante tiene doble trabajo: viene y tira toda la melodía como si fuera un instrumento solista. Termina de darle forma. Y, una vez, en base a esa melodía hay que ponerle una letra que entre justa.
Tienen un sonido que se adapta muy a lo que es la música del oeste. A parte tienen la figura de Nagy, que es de esa zona, ¿qué me podés decir al respecto?
Totalmente que sí. Acá en Capital la gente escucha otra cosa. Tal vez, porque en la provincia la vida es más dura, más áspera. Y lo que nosotros tocamos es un rock áspero. Y es duro. Es un rock, donde a veces, queremos reflejar lo áspera que es la vida. Si no estaríamos tocando un rock alegre, pero eso no es lo que sentimos. Cuando tocamos fuerte y la distorsión al mango es porque es lo que nos sale.
Hablame de las presentaciones en Buenos Aires: ¿Siempre laburaron ahí?
Tenemos la suerte de tener un manager, Eduardo Buller, que un muy trabajador. Que es de la zona de Virrey del Pino, La Matanza. Y siempre tuvimos la idea de que hay que ir desde afuera hacia adentro. Me parece como una campaña de conquista más efectiva, ja. Porque acá en Capital está muy saturado. Después de lo de Cromañon quedó todo muy reducido. Y a parte que hay una cosa medio sucia, de negociación. O sea, el alquiler del lugar es infartarte. Y la verdad que nosotros siempre empezamos desde la provincia. Sentimos que nuestro rock a los de afuera de la Capital les re va. Acá la gente es más popera.
¿Y cómo suena El Nombre del Padre?
Por momento más desprolija que otras bandas, pero eso es porque nos vamos en adrenalina.
Habrá que esperar la salida del disco para disfrutar de un grupo muy poderoso. Mientras tanto todos los temas se pueden escuchar a través de la página oficial del grupo (www.elnombredelpadre.com.ar). Pero si eso no les alcanza, este viernes 8 de diciembre el cuarteto se va a presentar junto a Tristemente Célebres y Naranjos en El Teatrito, Sarmiento 777.