Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Viticus

Los herederos de Riff

Cronista: Gentileza: Pablo Gabriel Krause | Fotos: Beto Landoni

21 de Noviembre, 2006

Los herederos de Riff

Después de un año que los tuvo girando tanto por Argentina y Europa, Viticus prepara el broche de oro para el sábado 25 en Niceto. Con cuarenta años en el rock, el legendario Vitico Bereciartúa nos recibió en su casa,  dejando en claro que el rock sigue tan vigente como él.

Vitico nos recibió abrió las puertas de su casa para mostrarnos la intimidad de una banda que viene haciéndose un nombre a fuerza de guitarras, tres más precisamente, las que se cuelgan Sebastián y Nicolás Bereciartúa, y la de Ariel Rodriguez. Con el ingreso de Nacho Defferrari tras los parches, Viticus completa la fórmula con la que intenta rescatar el espíritu más clásico del rock and roll. Esa misma, será la que empleará este sábado 25, cuando se presenten en Niceto, para cerrar el año y conmemorar el cuarenta aniversario de Vitico en el rock nacional.

Muy pocas veces en una nota tiene algún tipo de relevancia dónde y cómo se encuentran entrevistador y entrevistado. Sin embargo ésta es una de esas excepciones, porque la banda nos recibió en uno de los muelles del Tigre, para desde allí cruzar en bote hasta la casa en la que Vitico vive, del otro lado del río. Una vez adentro, la vista cae sobre algunas de las fotos con Pappo, en ese mismo lugar. Mientras nos acomdamos alrededor de la mesa, y se prepara la ronda de mates, Vitico cuenta cómo es “tocar en familia”.

Vitico: Es una ventaja, pero no porque sean familia, sino porque todos tenemos el mismo gusto musical. Esto es una banda en todo el sentido de la palabra y si hacemos un tema de Riff es porque a todos nos gusta, no porque yo lo imponga. A todos nos gusta hacer los temas que hacemos, y cada show hacemos un tema de Pappo porque es nuestro homenaje, lo hacemos porque a todos nos sale naturalmente, todos hemos estado con Pappo acá. No es un homenaje musical, es “de acá”, del corazón, es una forma de que esté con nosotros.

Por lo tanto, el show en Niceto no va a ser la excepción…

Sebastián: No, es el último show en Capital y queremos hacer algo grande, como lo que estuvimos haciendo en La Trastienda, con una buena producción y algún músico invitado.

(Vitico lo interrumpe): Tenemos un gran invitado, que es Michel Peyronel, con quien vamos a estar haciendo tres temas de Riff, bien fuertes. Y lo tomo como una cosa importante, porque es un artista importante, un gran compositor y muy buen baterista. Además, en cuanto al rock, creo que nosotros somos una especie de herederos de Riff, porque con el Carpo teníamos un pacto: si uno se iba primero, el que quedaba acá tenía que seguir rockeando.

¿Notás la influencia de Riff en las bandas hoy en día?

Vitico: Seguimos nosotros (Risas). De lo nuevo por ejemplo, Pier me divierte, fui a tocar con ellos y estoy en un video. De alguna forma siguen esa onda de rock fuerte, y la actitud también es coherente. Pero yo creo que hay un gran éxito hoy en día del pop, lo cual a mi no me da ni bronca ni nada por el estilo. Yo pienso que el año que viene, vuelve el rock con fuerza

¿Qué te hace pensar eso?

Vitico: Mi intuición, todo vuelve. Lo que falta hoy es el groove, y el ser hábiles. Eso no lo puede hacer cualquiera, aparte de swing, se necesitan años de dedicación. Entonces a veces salen algunos improvisados, como todos estos grupos rolingas. Pero no es así. Tenés que tener ese groove. Hay que sonar bien, hay que tocar, hay que rockear. Ojo, yo no me peleo con los que hacen otro tipo de música ni digo que sean malos, pero esto está un poquito desamparado. Se le da mucha bola al pop, pero son épocas, para mi lo que hacen los Babasónicos es igual a lo que hacía Sandro hace treinta años.

Estuvieron tocando en Europa ¿Cómo fue la respuesta del público?

Vitico: Bastante buena, yo diría que nos están empezando a tener en cuenta. Fue importante ya que habíamos tenido buenas críticas en los diarios, y después fue a vernos el crítico más exigente de Bilbao, que a todos les da con un caño, y a nosotros nos puso en las nubes. Y no es porque se haya equivocado, hay algo que tenemos, y es que cuando tocamos todos nos jugamos el alma. Y ahora estamos preparando la tercera.

Sebastián: La idea es cambiar e ir cuando esté la temporada de verano de ellos. Tenemos ya confirmado Galicia, en Bilbao tres o cuatro shows, y después está Madrid, porque siempre llegás o te vas de ahí, aunque entrar en el circuito de Madrid es muy difícil. Tenés que tener algún apoyo o quedarte tocando seis meses.

Vitico: Pero Madrid es lo que menos nos interesa. Nosotros somos vascos y ese es nuestro objetivo, el País Vasco. El que la pegó en Madrid y en España es el Coti, que es un socio de Calamaro, un divino, todo bien, pero hace canciones. Eso es lo que pega, y acá también. Hasta el Pity que decía que hacía rock and roll, ahora hace canciones. A mi me gustaba lo que hacía en Viejas Locas.

¿Además ya están preparando el tercer disco?

V: Eso es lo más importante. Porque la evolución fue la siguiente: en el primero, casi todos los temas son míos, lo cual hace que sea un poco monótono. En cambio, ahora está Arito, están Sebastián y Nicolás cantando y componiendo, eso hace que sea mucho más importante y mucho mejor musicalmente. Sin perder la esencia del rock and roll, ofrece una variante.

S: Ya cada uno tiene dos o tres temas que seguramente van a formar parte del próximo, y después haremos alguna versión de un clásico. Queremos hacer Rollin’ & Tumblin, también de Muddy Waters, que la canta Ariel. La idea es entrar al estudio con todo absolutamente ensayado. Aparte grabamos en vivo, todo al mismo tiempo, las tres violas, bajo y batería a la vez, y después agregamos los solos y las voces. Así se gana la crudeza de estar tocando todos juntos.

V: Y además estamos en Argentina. Con todo placer lo digo, no reniego de eso, pero acá todo es mucho más difícil.

¿Cómo fue el “post-Cromañon” en ese sentido?

Vitico: Todo se complicó y todavía la estamos remando, porque se perdieron un montón de lugares. Acá en Argentina la gente tiene poca memoria, pero antes hubo otro desastre que fue Keavys. Ahí fueron tres pibes que le prendieron fuego a un sillón, y en Cromañón fueron tres pibes que tiraron las bengalas cuando se sabía que no se podía. Es una cuestión casi sociológica, como así también es sociológico y casi morboso que vayan veinte mil personas a ver a los Callejeros. Y no tengo nada en contra de ellos, después de dos años que se la bancaron y todo, pero es extraño.

Sebastián: El otro tema es que ahora pretenden que en el ambiente del espectáculo, las cosas se hagan como si viviéramos en el primer mundo, mientras el resto sigue siendo un bardo. No digo no se tenga que mejorar, pero tampoco se puede pedir tanto. Y no es un problema que afecte únicamente al rock, hay gente que toca tango a quienes les han llegado a clausurar los salones por no tener la máquina de preservativos. Los lugares que no daban, porque había lugares que no daban, está bien que no vuelvan a abrir. Pero los que se ponen las pilas, merecen tener la libertad de poder trabajar.

¿Y en cuanto al público?

V: Lo que pasa es que se llegó a la pirotecnia para reemplazar la carencia de música sobre el escenario, y el público se terminó convirtiendo en el protagonista. Pero no es así, se supone que los que tocan tienen que dar un buen espectáculo, y los de abajo tienen que mirar y hacer todo el circo que quieran, pero que el protagonista sea la música.

S: Sabemos que a nuestro público le gusta ver el solo de viola, que suene bien, que toques bien, como el público del heavy también es así. Van a ver cómo toca un violero virtuoso, y si bien son gente que asustan de pinta, son muy responsables, no pasa nada. Ese público es más el nuestro, el que va a escuchar la banda y a ver cómo suena. Saltan y todo, pero les gusta ver la banda y cómo se desenvuelve arriba del escenario.

V: Con Riff tuvimos millones de problemas con la gente, pero siempre nos preocupamos por el público. Mirá cualquier video antiguo de Riff, y estamos Pappo y yo diciéndole al público que la corte. De hecho, después de Ferro (en 1987) no tocamos más. Ahora hay que arrancar de nuevo, y si los Callejeros quieren tocar, que toquen, pero la gente tiene que entender que no se pueden tirar cañitas voladoras en un lugar cerrado. Es elemental. Como decíamos con Pappo: “pueden saltar, cantar, bailar, pero no rompan nada”.

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