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Sol Pereyra

Sol Pereyra: "Lo verdaderamente revolucionario es poner el cuerpo"

Cronista: Sergio Visciglia | Fotos: Barbara Sardi

31 de Octubre, 2020

Sol Pereyra: "Lo verdaderamente revolucionario es poner el cuerpo"

“Existo”, la nueva canción de la mendocina, llega luego de “Me gusta”, para continuar un camino más electrónico por el que transita en esta nueva etapa musical, con la universalidad y el eclecticismo de siempre.

En un presente en el que festejó su cumpleaños con un show vía streaming desde El Galpón de Guevara, Sol Pereyra lanzó un nuevo corte, “Existo”, gestado a distancia como también sucedió con su anterior canción “Me gusta”. “Teníamos muchas ganas de tocar y se armó un gran equipo de trabajo”, resalta la cantante refiriéndose al vivo del que destaca que se construyó perfectamente lo que querían transmitir.

Con respecto a esta modalidad casi obligada de trabajo a distancia, advierte que era un plan que ya estaba en mente desde antes de comienzos de la pandemia y que ya había probado esa fórmula. “Junto a un trío de República Dominicana hicimos una producción en conjunto que funcionó muy bien, trabajamos en ciertos procesos con las chicas que armamos la canción, el master se hizo en México y la mezcla en España”.

-¿Facilita el concepto musical más electrónico que le estás dando a estas canciones?

Sí, estoy metida en un concepto de música más electrónico, entonces eso hace más fácil ese feedback con el productor, David Baluetau que es de Francia, porque yo le mando una idea de la canción más guitarreada, en formato fogón, y él la transforma y propone desde la producción el sonido que estábamos buscando para este disco, mucho más cercano a la electrónica, al world beat, al electro pop. Como te decía, es todo por un criterio artístico y no por la pandemia. Y la idea también de que los instrumentos que hay tocados por distintas personas sean de todas partes del mundo es para tener esos colores variados en el sonido. Entonces grabó un hiphopero súper respetado de Guatemala, unas marimbas de Nicaragua, percusiones de Suecia. Realmente la música ha viajado. No viajamos nosotros pero sí la música.

-Tu música siempre tuvo ese concepto internacional, de sentir distintos pedacitos de tierras en tus canciones.

-Es un chip que me sale natural. Por un lado siempre escuché música muy variada, y bueno, también el hecho de que nací en Mendoza, después me fui a Córdoba, luego a México, ahora vivo en Buenos Aires. Sumado a eso las giras siempre me mantuvieron en movimiento, algo hay de eso, de estar en contacto todo el tiempo con diferentes idiosincrasias, cada lugar tiene lo suyo y eso ha sido muy fuerte como aprendizaje y en cómo se ha impregnado en lo que hago.

-¿Cómo son estos tiempos para alguien que viaja tanto?

-Se puso rudo, es difícil, pero le he buscado todo el tiempo la vuelta. Esta decisión de que quienes grabaron sean de distintos lugares es como que me trajeron eso, hizo que me trajeran sus lugarcitos, el viaje está, siento que está en la música, ella me hizo viajar.

Sol Pereyra tiene en su discografía un estilo lírico que ha coqueteado mucho con la ironía, ya desde su etapa en la banda Los Cocineros. Las dos canciones de este año viajan por otros rumbos, más introspectivas, con “Me gusta” mostrando un toque de optimismo y “Existo” más una declaración de principios, muy presente también en sus canciones. “Siento que a la hora de escribir son muchas las cosas que vienen atravesando. En este disco y en el anterior me pasó que el humor se corrió un poco de lugar, tenía una necesidad de decir desde otro lado, naturalmente, más introspectivo. Incluso en esta cosa optimista de ‘Me gusta’ era una necesidad de buscar adentro, conectar con cosas muy simples que me hagan bien, que me conecten con sensaciones”.

-Ahí queda entonces un poco de lado lo irónico.

-A mí me sale ahora decir desde otro lugar. Cuando me he sentado a escribir no me conectaba tanto con esa cosa irónica, ponía la lucha, la protesta desde otro lugar. Lo sentía más orgánico y más real, lo otro ya lo dije muchas veces de otra forma, sentía también el desafío de cambiarlo porque muchas veces si no eso se agota. El humor ya estuvo, justamente si tomamos como ejemplo alguien que hace humor, el gag ya lo hiciste tres veces, hay que cambiarlo si no pierde sentido. Si no siento que uno empieza a ser esclavo de su propio estereotipo y yo a eso le huyo. Hay algunos artistas que sabés que siempre te van a dar lo mismo, a mi no me gusta que siempre piensen que les voy a dar lo mismo. ¡Igual se viene algo de ese estilo medio irónico para diciembre! Es como los principios, siempre hay un tema en mis discos que va por ahí, de decir quién soy, dónde estoy parada en ese momento.

-Alguna vez dijiste que “bailar es un acto revolucionario”, una frase que me quedó muy grabada.

-Siento que a veces muchas cosas se quedan en el acto discursivo. He sentido, sobre todo en este momento, que las luchas incluso se pusieron de moda, las tomaron ciertas marcas si se quiere, y así las transforman en algo políticamente correcto. Para mí ahí pierden un poco de valor y lo verdaderamente revolucionario es poner el cuerpo, no solo la palabra. Porque la palabra la vas a defender y se va a tornar real si después le ponés el cuerpo. Para mí, el animarnos con el cuerpo, por ejemplo en el baile que es algo que descontractura, que en los hombre siempre ha sido “las que bailan son las mujeres”, que cómo bailamos, que si mostrás el culo, toda esa cosa que hay detrás de poner el cuerpo en algo tan simple como es bailar y a veces nosotros como blanco lo tenemos como lejano, me parece que nos moviliza y es un buen punto de partida.

-Aquello de que las marcas toman las luchas y las vuelven producto, ¿lo ves hoy en el feminismo?

-Sí, por supuesto. Por eso más que nunca hay que tratar de estar un pasito delante de eso, o por lo menos ser conscientes de que sucede, para que no terminen acaparando la lucha desde ahí sino que realmente sea algo genuino. Hay que seguirlo construyendo, escuchar a todas las mujeres disidentes y construir desde ese lugar y no desde lo que propone el mercado de cómo nos tenemos que uniformar.

En 2014 la cantante editó su tercer trabajo solista Tirame Agua, que contenía la canción “Nadie te preguntó”, dueña de un pegadizo estribillo que complementa unas estrofas cargadas de contenido  y de lucha ante las constantes sugerencias/órdenes que recibimos acerca de qué es lo mejor para nuestras vidas. Hasta ahí, una gran canción más de Sol Pereyra, pero desde hace un tiempo su estribillo se volvió ultra viral cuando a un pibe se le ocurrió volverlo meme junto a una ranita bien divertida y todo explotó. “Me resultó muy divertido y honesto, y como sucede en las viralizaciones parte de gente común y corriente que no sabe lo que va a pasar luego. Esto lo hizo un chico de Ciudad Juárez, todo el mundo me lo empezaba a contar, es un adolescente que seguramente su gente, su círculo más cercano están orgullosos de eso, de que haya puesto una rana a bailar justamente con ese estribillo y hacer con eso una especie de caricatura”.

-¡Él fue el culpable de todo!

-Después unos youtubers de Córdoba a los que también les iba re bien lo agarraron e hicieron su video que se viralizó en YouTube. Fue hermoso lo que pasó, me divierte mucho, yo empecé a jugar con la rana como algo que era propio y me encanta que a la gente de muchas edades les gusta esta canción. Hay algo fuerte en los adolescente que me firman el video diciendo que usan la canción para defenderse de la gente que los trata mal, y a me encanta que sea un anti bullying la canción.

-Es una frase de hecho que nació desde tu niñez, tu adolescencia, ¿no?

-Sí, se ve que siempre me molestaba lo mismo, la gente que habla y habla pero pasa poco, o la que te dice todo el tiempo lo que tenés que hacer y cómo tenés que hacerlo. La aplicaba de chiquita pero no me imaginaba que la iba a transforman en una canción y le iba a ir tan bien en la vida (risas).

-¿Lo llevás un poco también al ambiente de la música?

-Todo el tiempo, ¡básicamente es por uno de los motivos que salió! Siempre hay gente para dar cursos y para decir qué y cómo hacer para que tengas éxito en lo que hagas, en la música o lo que fuera. Para mí es un “por favor, déjenme construir mi camino”.

-Y tiene de bueno eso, que cada uno lo puedo utilizar en su propio micromundo.

-Sí. Me gusta también que descontractura con humor. La gente usa eso y con el humor destraba una situación tensa, a veces realmente uno no tiene ganas de escuchar ciertas cosas, me he dado cuenta de que mucha gente ha usado esa ranita. Yo por supuesto pedí que me la pasen, tengo el meme en mi teléfono. Hace poco me la aplicaron a mí también (risas), me divierte como distiende.

-Hace poco subiste una foto a Instagram contando que el mar te inspira mucho a la hora de componer. ¿Qué otros lugares te inspiran?

-Es muy loco porque se contrapone lo que voy a decir. Por un lado siento que en el mar decanta todo, pero me da mucho la locura de la ciudad, el trasporte público es entrar a un cine personal. Me subo y empiezo a disparar para todos lados, siento que filmo con los ojos situaciones y eso siempre se trasforma en algo, es uno de mis mayores disparadores. Lo que pasa es que aturde la ciudad, ahí el espacio de estar en el mar, el efecto de hipnosis que provoca y la calma, hace que las cosas puedan aparecer desde otro lado.

Las primeras herramientas con la música de Sol Pereyra se desarrollaron con la banda cordobesa Los Cocineros, nacidos a principios de milenio, con mucho eclecticismo musical y una lírica contestataria y divertida. “Me quedan recuerdos hermosos, éramos recontra irreverentes, ingenuos y eso de alguna manera nos hacía ir para adelante sin dudar nada. Espero tener ese espíritu ahora aunque sea en un porcentaje muy menor. Fue un motor increíble, la experiencia perfecta para luego salir a andar la música profesionalmente, fue mi escuela. Aprendimos a tocar tocando, incluso en los primeros discos había errores y los dejábamos, ¿para que lo íbamos a corregir si nosotros tocábamos así? ¡Éramos eso!”

-Y ahí entonces se metió en el camino de Julieta Venegas, desde aquel MTV Unplugged.

-Eso estuvo bueno, fue un contrapunto con la época de Cocineros. Era una B, una C, y de repente me pongo a jugar en la A, y ¡guau! Era otro ritmo, otras experiencias, cantidades enormes de público. No era capitana de proyecto, seguía a Julieta y buenísimo que sea una mujer, eso para mí era muy fuerte como imagen. Una experiencia súper enriquecedora, viajamos un montón, aprendí de técnica, aprendí a cómo moverme en otro tipo de escenario, me dio un entrenamiento intensivo. Juntando la experiencia esta con la de Cocineros yo de alguna manera metí ese caudal en lo que iba siendo mi proyecto en paralelo como solista que arrancó cuando empecé a tocar con Julieta.

-Tu comienzo y desarrollo solista con cuatro discos no se dio en tu tierra.

-Como justamente empezaba en una etapa nueva, podía tener tranquilamente otra nacionalidad. De alguna manera mi proyecto es de nacimiento mexicano, sus primeros pasos los dio allá, se formó dentro de ese ecosistema musical y cultural, y se nota. Mucha gente durante mucho tiempo decía que era un proyecto de México, estaba más asociado con México que con Argentina, por eso un poco regresé, tenía necesidad de arraigarlo acá, que tenga también esta presencia. Los productores de allá me abrieron las puertas, me lleve muy bien con ellos, tuve una banda muy firme, hubo músicos que estuvieron conmigo nueve años, algo que suele no pasar tanto en un proyecto solista. Por eso, si bien ahora estoy acá, no puedo ni quiero sacar un pie de allá, mi proyecto le pertenece también a México.

-Luego llegó el disco Resisto, ya completamente argentino.

-Sí, es made in argentina total. Estaba recién llegando e impregnada de nuevas cosas, instalándome en Buenos Aires. Pasan cosas parecidas pero de manera diferente que en México, cada uno tiene su tiempo, con el movimiento feminista por ejemplo y con todo en general.

-¿Cómo ves al movimiento feminista en México?

-Siento que Argentina es como una punta de lanza, pero México también tiene el movimiento muy fuerte, van a su tiempo porque también tiene una idiosincrasia distinta y hay otras realidades. Por ahí tiene grandes niveles de pobreza y hay mucha población indígena. En Argentina el feminismo está muy arraigado a un sector que es más de clase media, México es tan grande que tiene muchas realidades diferentes y por ahí también está pero no hace eco todavía en otros lugares, o por lo menos lo hace de distintas manera a como lo elabora el feminismo de la clase media.

-¿Tuviste oportunidad de verlo en los países que viajaste por Latinoamérica?

-He tenido una mirada más superficial, de seguirlo por redes, o he ido a tocar y estuve dos o tres días, por lo que se me hace difícil generar un análisis. Pero sí me ha llamado la atención ver los pañuelos verdes que antes no estaban, que alguien se acerque para hacer alguna referencia a temas míos que hablan de eso y que les llega por eso, cosa que antes no sucedía. Entonces sí, definitivamente está latiendo en todos lados.

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