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Las Sombras

Las Sombras: "Nos mostramos desde un lado más íntimo"

Cronista: Lucas González | Fotos: Gentileza prensa

02 de Noviembre, 2020

Las Sombras: "Nos mostramos desde un lado más íntimo"

Mientras trabaja en su tercer disco de estudio, el cuarteto pampeano presenta El precio de la canción, un mediometraje conceptual que forma parte del reconvertido ciclo IndieFuertes.

La pandemia del Covid-19 dejó al mundo patas arriba y supuso que, después de una prolongada resistencia, la tecnología sea la norma, un elemento usual en muchas de las producciones artísticas confeccionadas desde la suspensión temporal. Una herramienta más que se pone en función de la idea y nunca al revés. Y que facilitó la vuelta del radioteatro, recorridos performáticos guiados por WhatsApp, ficciones interactivas mediante videollamadas, películas filmadas a través de Zoom y que bandas de rock como Las Sombras realicen su propio mediometraje conceptual, El precio de la canción, que se estrena este miércoles, a las 22, y luego permanecerá on demand a lo largo de noviembre. 

No podíamos hacer un show en vivo, porque no daban los costos”, dice Nicolás Lippoli, guitarrista y una de las tres voces del ascendente cuarteto pampeano. La imposibilidad y el deseo de festejar para sobrevivir los empujó a registrar una celebrada alternativa que coquetea con la narrativa cinematográfica y en la que ya incursionaron El Desastre, Marton Marton y Marina Michi. Suerte de falso recital, prescinde del diálogo entre intérpretes y público en un espacio físico. Existe, en efecto, un aquí y ahora virtual, terciado por una pantalla, donde “se nos ve tocando música efusivamente, como si estuviéramos en directo. También aparecemos haciendo algunas de nuestras canciones en un formato más reducido y en distintas situaciones”. 

La experiencia forma parte del reconvertido ciclo IndieFuertes, una de las tantas opciones pandémicas que ofrece Niceto Club, y, según anticipa el comunicado de prensa, ante la falta de teatralidad que proponen los streamings, los de Instagram y los convencionales, el grupo apuesta por un plano secuencia en el que “inician cantando casi a cappella en la calle y terminan arriba del escenario todos juntos”. Lippoli, que además integra el trío filostoner Knei, recuerda que “se grabó en una sola tarde, de punta a punta. Aunque somos re caraduras, nos gusta el circo y divertirnos, fue desafiante”. 

No obstante, aclara que no hubo demasiada parafernalia ni actuación. “Nos mostramos desde un lado más íntimo y se logró un trabajo tremendo gracias a los técnicos y técnicas, que son muchos y está bueno que puedan laburar”. Exultante, pero consciente, continúa: “Trato de tener una visión social de la cuestión, me parece fundamental. Si no toco en vivo por un año, por más que sea frustrante, me la puedo bancar. Acá la posta está en la gente que se caga de hambre, en la que no tiene agua caliente para bañarse o en la educación. Falencias del país a las que debemos darle bola, porque es fundamental para que haya más igualdad”.

-¿Cómo transitás el parate?

-Hay que comprender, ser pacientes, un poco más coherentes con lo que uno dice y piensa. Sé que cuando todo se abra, va a explotar y será mejor para los artistas. Mientras tanto, intento estar activo. Tengo una sala y los equipos para grabar, igual que mis amigos. Así que mantenemos la llama encendida. Por eso empezamos a sacar un montón de cosas. 

Entre esas “cosas” figura la transmisión del Niceto que hicieron en 2019, la cual subieron a su canal de YouTube. Con o sin cuarentena tenían pensado subirlo, reconoce la guitarra líder de Las Sombras. Repasa los motivos: “Fue muy importante para nosotros. Aparte de llenarlo por única vez, presentamos un single, ‘La frase habitual’, y participaron Roberto Aleandri, de Atrás hay Truenos, y Las Perlas”. Junto a él revisitaron “Van detrás”, del álbum homónimo y debut (2016), y con ellas, un finísimo ensamble que hace boleros a la antigua, reinterpretaron “Nada más”, uno de los hits de Crudo (2018). 

Pese a estar referenciados como una troupe visceral y psicodélica, de paisanos salvajes con desmesura emocional, de rock orgánico y clásico, de blues local y espacial, no reniegan ni esconden su educación sentimental. “En general nos gusta mucho la música vieja y en particular el bolero, el tango. Tienen una profundidad y una forma que se adapta muy bien a lo que tocamos”. ¿Indicio, acaso, de lo que incluirá el tercer disco de estudio? Pulido el sonido de la banda, avisa Lippoli, habrá una brecha entre los primeros álbumes y el próximo, pero siempre “respetando el mismo universo poético”.

Lo que sí se sabe hasta el momento: está compuesto, maquetado y en dos semanas empiezan a grabarlo. Incorporaron armonías un poco más complejas, melodías más pop, un trabajo pormenorizado desde lo rítmico, herramientas de producción y la guía artística de una persona -se reservan la identidad- con un perfil que apunta a lo moderno. Cierra el guitarrista: “Saldrá el año que viene y será un resumen de todo lo que hicimos. Sin que perdamos la esencia, creemos que puede refrescar nuestra propuesta”.

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