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Las Cosas Invisibles

Echave, de Las Cosas Invisibles: "Más que músico, me pienso como un comunicador"

Cronista: Maximiliano Novelli Frutos | Fotos: Gentileza: Prensa

27 de Octubre, 2019

Echave, de Las Cosas Invisibles: "Más que músico, me pienso como un comunicador"

Revista El Bondi conversó con el ideólogo del conjunto acerca del regreso de las canciones al momento de su creación, el compromiso con el medio ambiente y los animales, y la producción audiovisual. Además, adelanta lo que se viene, previo a su presentación en el Club de Música.

Hace cuatro años, Damián Caputo tenía una sala de ensayo y decidió formar una banda luego de editar un álbum solista, titulado Canciones pequeñas revoluciones, en 2008. El flamante grupo toma el nombre de Las Cosas Invisibles, con Caputo en la voz y ocasionales guitarras. Al poco tiempo editan su debut discográfico, autotitulado y resgistrado en 2015, en total independencia, situación que se mantiene hasta el día de hoy.

Tras dicho debut, el líder de la agrupación vivió una serie de experiencias que cambiaron el rumbo posterior. La búsqueda de nuevos sonidos, después de grabar un disco con una impronta grunge y marcada presencia de las guitarras eléctricas; hasta cambió su propio nombre. Es así que el fundador y principal impulsor del proyecto, Echave, avanzó con la premisa de retrotraer las canciones a un estadio primigenio, con un sonido acústico, tal como fueron concebidas. Así nacieron las “Sesiones Caducifolias”.

El músico tuvo el aporte del chelista Juan Ignacio Ferreras, y tomó la decisión de publicar estas nuevas versiones con imágenes. Ante la pregunta sobre la posibilidad de incluir las reversiones en un LP, el artista admite que es poco probable que dicha edición ocurra en algún momento, pero reconoce que “en realidad las Sesiones Caducifolias surgieron más como el registro audiovisual de una transición entre discos. Pronto estarán en Spotify, además de YouTube”.

Más allá de las publicaciones en internet, el ciclo se completará en vivo. Primero, en el Club de Música, ubicado en el barrio de Palermo, el próximo 15 de noviembre. Echave expresa su deseo de llevar esta fecha acústica a otras partes del país, “desde la música independiente siempre el límite es la producción, concretamente, el dinero. Pero nuestro capital es el convencimiento, las ganas. Veremos si podemos concretarlo el año próximo”. Y amplía, “es una propuesta a la que me encantaría poder darle profundidad y continuidad en el tiempo. De todas formas, son las cosas invisibles -las canciones-, quienes deciden todo”.

En esa sintonía, donde la voluntad de las pistas es la que determina el curso de la obra, nuestro héroe aprovechó para dar a conocer estas versiones. “Casi todo lo que escribo es autobiográfico, cosas que me sucedieron o de las que fui testigo. Por eso me parece interesante que cada historia sea como un capítulo, que de hecho lo fue, en mi vida. Entonces, por propuesta del director que filmó el material, Salvador Lencina, decidimos que salga una canción quincenalmente en nuestro canal de YouTube”, explica el líder del conjunto. El audiovisual, además, responde a la manera de relacionarse en la actualidad con la música, dado el peso de lo efímero y la urgencia del consumo, aquí y ahora. “En esta era de la inmediatez y el productivismo alienante, la verdad es que el vínculo con el arte en profundidad es un lujo que pocas personas pueden darse, y el sentarnos a escuchar un disco de principio a fin, lamentablemente no es muy común”.

La transición entre discos también quedó marcada a partir de un cariño muy fuerte que el músico sintió con el debut discográfico. “Me emociona pensar que el día que yo no esté, mi hijo pueda conocer mi recorrido a través de estos relatos. Creo que en ese sentido la presentación de las Sesiones Caducifolias expone un momento de soledad en que las canciones se quedaron desnudas, y volvieron a las fuentes, al momento en que fueron escritas. Por eso cada una es muy importante, porque de alguna forma cuentan un fragmento de mi vida y quién soy”, enfatiza el compositor.

En coincidencia con esa mirada hacia el futuro y a partir de seguir bajo el mandato impredecible de las canciones, el guitarrista señala que él se ocupa de “perseguirlas por detrás”, y adelanta, “así como se volvieron mínimas y sencillas, ahora se vuelven a producir para el segundo disco”. En este período, el creador remarca que conoció a dos nuevos compañeros de ruta “con quienes la banda se transformó en una causa compartida”, sostiene. “Es con ellos, Juan Pablo Vázquez en bajo y Pato Córdoba -en batería-, con quienes estamos trabajando en la producción del nuevo material del proyecto, nueve canciones nuevas que hablan de este proceso que viví y sigo viviendo, una revolución interior que me cambió por completo”.

La génesis del próximo registro se vincula con “la toma profunda de conciencia que me llevó al activismo por el planeta y por nuestros hermanos, los demás animales”, remarca. Al margen de la creación de nuevas composiciones, aquella concientización derivó en una militancia, desde el rock. “El haber naturalizado un modo de vida insostenible en el tiempo, basado en el crecimiento económico infinito y en rematar todas las bondades naturales del planeta, nos está llevando a una muy situación crítica”, sentencia, y reflexiona, “empujo desde mi lugar por hacer crecer ese nuevo paradigma donde quitemos del centro de nuestra existencia el lucro, y pongamos ‘el cuidado’. Yo le llamo ‘La Sociedad del Menor Daño Posible’, y en cada acción que realizo en mi vida intento alimentarla”.

Echave encuentra expresiones que son un complemento de su carrera musical, e igualmente funcionales a su compromiso. Por ejemplo, la creación de un documental que aborda la problemática del gatillo fácil en nuestro país, fue producido por la banda. Una experiencia que el músico confiesa querer repetir en el futuro, “sueño con hacer un nuevo documental, quizá el próximo año, sobre la violencia más invisible de todas, el especismo”. El valor de ese formato audiovisual radica en que “puede cuestionar dimensiones del sentido común establecido con argumentos”, reconoce, a la vez que confiesa, “más que un músico, o cantante, me pienso como un comunicador, y trato de utilizar todas las herramientas que tengo a mano”.

La filmación de “No hay derecho” resultó en un proceso “muy movilizante” para el guitarrista tras “conocer a las madres de esos chicos asesinados, justamente por quienes debían cuidar sus vidas. Hablamos con la mamá de Kiki Lezcano, de Omar Cigarán y de Ismael Sosa, tres adolescentes víctimas del gatillo fácil policial, y realmente me conmovió”, detalla. Esas madres también participaron del videoclip de “22”, según declara el artista, y agrega, “filmamos esas charlas, esos abrazos, los encuentros y los convertimos en un mini documental donde también dan sus visiones Nora Cortiñas, Mirta Baravalle y Osvaldo Bayer”.

Viernes 15 de noviembre, a las 21, en Club de Música. Paraguay 5519, CABA.

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