Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
Seguinos en
Banner

Muerdo

La mano en el fuego de Muerdo

Cronista: Milagros Carnevale | Fotos: Victoria Schwindt

10 de Octubre, 2019

La mano en el fuego de Muerdo

Pascual Cantero, más conocido en España y Latinoamérica como Muerdo, se encuentra haciendo la gira "Fin de la primera vida". Con la espontaneidad y sinceridad que lo caracterizan, nos cuenta cómo empezó todo y en dónde se posiciona dentro de la esfera musical.

Muerdo llega a la ciudad de Buenos Aires después de shows en Mar del Plata y La Plata, con la mira en las siguientes funciones en Córdoba y Rosario. La escenografía de Palermo combina con su camisa. Él, en sí, combina con la Argentina.

-¿Qué tal el público latinoamericano?
-Bueno pues, yo creo que el público en cada país, en cada región, es diferente. Mismo en España del norte al sur hay una diferencia abismal.

-Se nota en tu música un estilo muy de acá.
-Yo creo que el sur de España tiene mucho que ver con Latinoamérica. Ya la idiosincrasia, el clima, la manera de ser de los que somos del sur de España, tiene mucho que ver. Y bueno luego las referencias son horas de mi infancia, en casa se escuchaba mucha música latina.

-¿Qué, por ejemplo?
-Y, Antonio Machis, Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa. Mucho la tradición trovadoresca latinoamericana, todas estas bandas que en los ‘70 pegaron mucho en España. Y luego, claro, música más latina en el sentido de bolero, merengue, bachata.

-Tu nuevo disco tiene un poco de todo eso, ¿no? Muchas colaboraciones también, muy misceláneo.
-Sí, la verdad que sí. Procuro que mis discos sean bastante heterogéneos, que no parezca un track.

-¿Qué es lo que más te gusta de incluir a otros músicos en lo que estás haciendo?
-Me gusta escuchar mi música en otras voces. Desde la faceta de compositor me es muy interesante escuchar mis temas en otras voces que además son voces que me gustan.

-Todas tus canciones tienen mucho contenido social, mucha consciencia. ¿De dónde sale todo eso?
-Yo vengo del activismo político y social. En el año 2009 empecé a formar parte de todo lo que es redes de autogestión, de mutuo apoyo. En el sudeste de la península ibérica. Unos años después estalló el 15M. A mi me pilló totalmente dentro de esa movida social, siendo parte de asambleas, de centros autogestionados. Eso es un poco la base de mi adolescencia y mi primera juventud. Todo ese proceso en torno a mayo de 2011 en Madrid fue bastante fuerte. Realmente hubo una burbuja, parecía que iba a haber un empoderamiento colectivo brutal, o sea, pensábamos que estábamos a punto de que pasara una revolución en España, cosa que no pasó. Fue pensar que uno tenía todo el poder y que todo es posible. Pero no era cierto. Para muchos simplemente éramos cuatro hippies que nada, nos creíamos que íbamos a cambiar algo y no cambiamos una mierda.

-Y tu música está impregnada con todas esas experiencias.
-Sí, está impregnada porque realmente lo viví, no es una pose. Formé parte de eso. Ahora mismo me dedico más a la música plenamente, apoyo desde el altavoz que tengo que es la música, pues, lo que considero que es importante. También es verdad que me desencanté muchísimo de muchos movimientos sociales.

-¿Eso influyó en la música también?
-Y, yo creo. Ahora estoy leyendo un libro de Sábato, que habla precisamente de eso, de cómo él se desencantó de las tesis marxistas, estalinistas y comunistas. Yo creo que hay una transición en la vida de las personas. Ideológicamente hacemos un tránsito, un camino, no puedes pensar igual a los 18 que a los 30. Es normal, ¿no? Entonces yo creo que hice ese camino, hice un aprendizaje, una evolución.

-En el campo de la música te habrá pasado lo mismo. Esa evolución.
-En la música intenté siempre ser honesto con lo que estaba viviendo. Para que fuera un reflejo real.

-Además de todas estas cuestiones, ¿qué otras cosas tomás para hacer música?
-Yo tomo la música como una terapia. La utilizo para ordenar mis pensamientos. Lo hago plenamente para mí. A mí el público, más allá de que los adoro, me chupa un huevo. Mi música la hago yo para mí y quien resuene con eso y se sienta identificado bienvenido sea. No te voy a pedir perdón por hacer algo que no te resuena. De hecho, hay como una tendencia del público hacia el artista, que siempre es como “no cambies nunca”. Yo siempre digo voy a cambiar cada vez que me salga del pijo, porque cambiar es un derecho y tú por mucho que pagues las entradas de mis conciertos o veas los videos de Youtube, no tienes ningún poder sobre mí para decirme que cambie o no cambie. Partiendo de que yo utilizo la música como un instrumento de sanación propia, de entenderme a mí mismo.

-Dentro del panorama de la música española, ¿dónde te considerás ubicado?
-Yo creo que pertenezco digamos a una especie de generación en la que entre nosotros tenemos ciertos rasgos comunes. Ahí por ejemplo englobaría a Rozalén, a El Kanca, a La Hipoteca. Luego habría una generación por debajo, tipo Pedro Pastor y esta gente un poco más política, y otra por arriba más tipo Andrés Suárez, todo lo que es el rollo cantautor. Y luego por supuesto está toda la escena de urbano, de trap. Yo particularmente considero que me encuentro muy a medio camino entre el mestizaje y la canción de autor.  

-¿Qué hay detrás del arte visual de tus discos?
-Dependiendo del álbum ha sido un proceso diferente. En Viento Sur he estado muy encima, trabajando con Ricardo Cavolo. Tenía muy clara la simbología que quería que apareciese, que son todos los elementos que aparecen en la portada. Y en cuanto a este disco, tenía muy claro que quería que apareciera Saturno, porque lo compuse de los 28 a lo 30 años, que es cuando astrológicamente Saturno hace una vuelta desde el momento de tu nacimiento por toda la rueda zodiacal, una vuelta que tarda eso, entre 28 y 30 años. Además, Saturno es el elemento fuego, y cada uno de los discos está relacionado con un elemento, pues claro, Saturno y Júpiter son los planetas gaseosos, que son los planetas de fuego. Esta era la única premisa de este álbum.

-¿Cómo surge La mano en el fuego?
-La mano en el fuego es como un momento de apuesta, de riesgo. En la edad media, se hacía como una especie de juicio a los herejes, gente que tenía actitudes anticatólicas o que eran de dudosa moral, entonces hacían una prueba, que era meter las manos en el fuego, entonces se supone que si no ardían era porque Dios había perdonado esa herejía. De ahí surgió la frase “poner la mano en el fuego”, como estar muy seguro de algo y creer en eso ciegamente, o apostar.

-¿Esto refleja un poco el momento que estás pasando en tu carrera?
-Era el momento. Primer disco con una multinacional, eso ya refleja un momento de riesgo y apuesta. También una producción con sonidos un poco más “comerciales”. Era un punto de inflexión, siguiendo un poco con la cuatrilogía de viento fuego aire.  

*Muerdo llegará a Niceto Club el 19 de octubre con su gira “Fin de la primera vida”.

TODAS LAS FOTOS