Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Andrea Alvarez y Richard Coleman

"Mientras haya disconformidad, el rock seguirá existiendo"

Cronista: Lucas González | Fotos: Daniel Prieto

21 de Agosto, 2019

"Mientras haya disconformidad, el rock seguirá existiendo"

Bajo el irónico título de El rock ha muerto ¡otra vez!, Andrea Álvarez y Richard Coleman se presentan con sus respectivos proyectos en Niceto club.

¿Cuántas veces se aseguró que el rock estaba muerto? 21 años atrás, Billy Corgan planteó en referencia al género: “Es aburrido, repetitivo y vive de cosas muertas. Todo el mundo conoce los clichés y aún los sigue utilizando. El verdadero espíritu del rock tiene que ver con el cambio”. En sintonía con el cantante de los Smashing Pumpkins, el siempre polémico Gene Simmons confirmó en 2014 que “el rock no murió por viejo, fue asesinado”. El bajista de Kiss responsabilizó en aquel momento a Internet y sus usuarios (“no valoran lo necesario las canciones como para pagar por ellas”).

Recientemente, mientras hablaban sobre el estado de la música popular, Andrea Álvarez y Richard Coleman llegaron una conclusión similar: El rock ha muerto ¡otra vez! Más allá de la ironía, el concepto funcionó para darle forma y nombre a una fecha que tendrá a la baterista y al guitarrista compartiendo escenario por primera vez con sus respectivos proyectos.

Para Coleman, la fecha en Niceto Club (31/08) funciona como excusa donde mostrar la actualidad del Trans-Siberian Express, la banda que lo secunda y con la presentó hasta diciembre pasado las canciones de F-A-C-I-L (2017), su último disco. “Tuvo una linda recorrida, me encantó lo que pasó”, comenta el músico, que se tomó 2019 para tocar y salir de gira con Skay y Los Fakires.

En lo inmediato, anticipa que el sello Ultrapop editará una versión acústica que hizo de “In bloom”, clásico de Nirvana. Además, “si todo cuaja”, el año que viene parará la maquinaria para “gestionar algún método de trabajo”. “El momento de la composición es muy íntimo. No tiene que haber nada del exterior que lo interrumpa, porque el hilo que lo mantiene unido es muy delgado”, asume el ex Fricción y Los 7 Delfines, que inició su carrera como solista en 2011, con Siberia Country Club.

Por su parte, Álvarez hará un repaso de su repertorio, el cual está integrado por cuatro álbumes de estudio y uno en directo. “Me aburro de tocar los temas, pero a la vez necesito hacerlo más seguido, porque no es que toque tanto en vivo”, indica quien se supo integrar las filas de Ruge (junto a Claudia Sinesi y María Gabriela Epumer), durante la década del 80. Al igual que su amigo, vislumbra material nuevo en un futuro no muy lejano. Puede que sea un simple que incluya un video o el sucesor de Y lo dejamos venir (2015), todavía no lo tiene definido, pero hay algo rondando en el umbral de la inspiración.

Al margen de lo estrictamente musical, Andrea prepara una suerte de autobiografía junto a la escritora Adriana Franco. La obra guarda cierta relación con su otro proyecto: Las chicas están bien, un documental que revisita la historia no contada de la mujer en el rock argentino. En referencia a la pieza audiovisual, apunta: “Estamos terminando el guion, para buscar los fondos y así poder hacerla de verdad. Al principio estaba apurada, pero me di cuenta de que las cosas pasan cuando tiene que pasar. Hay cuestiones que no tienen tiempo, como el rock”. No existe deadlines para ninguno de los frentes que abrió, pero la baterista va para adelante y sintetiza: “Se me mezclan las ganas con la necesidad”.

LA DISCONFORMIDAD COMO MOTOR

Si bien el debate se reaviva cada tanto (como titular nunca deja de ser tentador), el año pasado volvió a ocupar espacio en algunos medios, puesto que Juan Carlos Ramírez Figueroa publicó Crash! Boom! Bang! Una teoría sobre la muerte del rock. En el libro, el periodista chileno fue categórico en su hipótesis: el género falleció como música, sí, pero aún sobrevive como cultura.

Por ahí marcha la exposición de Coleman, que a diferencia de los jetones de Corgan y Simmons, reflexiona y se pregunta por qué el rock habría de sucumbir: “Siempre se espera que ocupe un lugar que no le corresponde, como ser la voz de una generación o tener determinada posición dentro de la industria, cuando hay un montón de cosas que hace rato que no cumple”. No obstante, aclara que “sigue funcionando para gente como nosotros (mira a su colega), que usamos la etiqueta como vehículo para nuestras necesidades creativas y expresivas”. Acto seguido, reconoce que el principal punto de contacto con Álvarez pasa por la manera en la cual encaran la vida en función del rock.

Ella coincide con la observación y se explaya al respecto: “Hay gente que no le entusiasma para nada. Ni hacerlo ni escucharlo. En mi caso, ni bien lo escuché supe que era lo que quería. Se trataba de un secreto que tenía, que me separaba de mis padres”. Por eso, explica que “mientras haya disconformidad con el presente, seguirá existiendo”. Entonces, ¿el rock debe salir al cruce? ¿Tiene la obligación moral de acusar recibo? Andrea, que contesta por ambos, sostiene que no. Sólo se trata de música. “No debe responder a nada. Si lo hace, dejaría de ser rock”, concluye.

*Sábado 31 de agosto en Niceto Club, Niceto Vega 5510. A las 20.

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