Pier: "Donde más nos gusta estar es arriba del escenario"

El año 1994 fue el origen de la mística que Pier supo construir durante un largo camino, desde que los hermanos Ramiro y Agustín Cerezo decidieron formar una banda de rock en el barrio porteño de Palermo. Recorrieron desde entonces una infinidad de locales del circuito under, tanto en Capital como en el Gran Buenos Aires, hasta que llegó su debut discográfico en 1998, titulado La codiciada.

Mientras aumentaba la convocatoria a sus shows, la producción en el estudio no se quedó atrás, de tal manera que los álbumes sucesivos fueron editados en intervalos no mayores a tres años entre cada uno. Así, el nuevo siglo trajo El fuego sagrado (2000), hasta llegar a Rock en Monsterland (2007), que contó con la producción artística de Michel Peyronel, luego de haber realizado su primera presentación en el mítico Estadio Obras y de haber registrado su primer disco en vivo en 2006, Alucinados como la primera vez. Ya nada los detendría.

Al galope de los lanzamientos discográficos -tanto de estudio como en vivo- y videográficos (como su primer DVD, Desde las sombras, publicado en 2011), la conquista de nuevos escenarios emblemáticos del rock argentino y de otras latitudes del país, desembocaron en su duodécimo registro, La emoción de la oveja negra, que vio la luz en octubre de 2018. Pero quedaba algo pendiente.

La mayor parte de su catálogo fue editado en CD, más algunos DVD, pero nunca se había planteado la idea de publicar alguno de sus trabajos en un formato histórico: el vinilo. “En realidad, la idea surgió desde que empezó a revivir ese soporte", sostiene el guitarrista Agustín Cerezo. "Hace unos dos o tres discos estábamos con esa idea, pero era demasiado difícil. A veces algunos te lo toman como un capricho, pero nosotros sabíamos que no lo es, implica darle un plus a Pier. Fue cosa de Ramiro y yo”, agrega el músico.

Si se considera que los hermanos fundaron el grupo a mediados de la década del 90, coincide con una época en la que ese formato se encontraba en una pronunciada caída, en detrimento del nuevo soporte digital, el CD. Pero el resurgimiento del sistema analógico fue una oportunidad para aprovechar con el último LP del conjunto. “Poder plasmarlo ahora nos llena de orgullo porque estamos cumpliendo 25 años con un disco con el que estamos muy satisfechos y, a esta altura de nuestra carrera, nos reconforta mucho el apoyo que tuvimos para hacerlo”, confiesa el guitarrista.

No obstante, hoy día ese revivir de los viejos discos negros se encuentra en un contexto en el que las plataformas digitales crecieron exponencialmente y donde la reproducción aleatoria de canciones empezó a dominar el consumo individual de la música. En consecuencia, muchas bandas -consagradas o no- empezaron a abandonar los formatos físicos. “Son épocas que van cambiando, pero lo que tiene de bueno este soporte es que el audio es el verdadero, es decir, el que uno graba y gasta demasiado tiempo, sacrificio y dinero para que suene de una determinada manera. A nosotros nos parece muy importante tener en este momento un vinilo porque es el origen del sonido como debe ser”, sentencia el músico.

La notoria satisfacción de toda la agrupación con esta obra y la flamante edición plantea la posibilidad de repetir esta experiencia. Sin embargo, hay algunos reparos. “Estaría bueno poder editar los anteriores y los siguientes en este formato. Pero también hay una realidad, poder tener un vinilo no es tan simple porque son caros”, reflexiona, a la vez que profundiza, “con la entrada del concierto se lo llevan a un precio promocional, de acá al día del recital. Por lo menos es una ayuda para que la gente pueda acceder a él. Además, está el arte de tapa. No es lo mismo verlo en un CD y menos en una plataforma digital. El diseño original se puede plasmar tal como fue realmente hecho”.

Queda marcado así un nuevo hito en la trayectoria del cuarteto, que permite preguntarse qué más queda por hacer, luego de tanto tiempo de recorrer escenarios y estudios. “No hay algo puntual, nosotros siempre fuimos muy naturales. Hicimos lo que nos fue saliendo y siempre fue grabar un disco, salir a tocarlo y después entrar a grabar otro de la mejor manera. Ahora vamos a presentarlo en la mayor cantidad de lugares posible”, afirma Agustín.

-¿Qué se va a encontrar el público el próximo 8 de junio?

-La característica de los recitales de Pier es que son sumamente efusivos. A nosotros donde más nos gusta estar es arriba del escenario en contacto con la gente, más allá de que nos sentimos cada vez mejor en el estudio. La entrega nuestra siempre fue total y evidentemente con el paso de los años hubo una retroalimentación con el público que transforman a los shows en fechas muy pasionales. En un punto, es el comienzo de los festejos por nuestros 25 años.

-¿Hay algo específico que hayan planificado por este aniversario?

-Se está craneando, pero por ahora tenemos varios shows para la segunda mitad del año. La idea es poder hacer un recital grande en algún lugar emblemático, pero también sabemos que la cosa está complicada hoy a todos los niveles. Armar un recital no es moco de pavo y a veces los costos son demasiado elevados y uno no puede ni arrancar. Vamos a tratar de ser conscientes con esa situación y hacer lo que se pueda para que todo salga bien.

Sábado 8 de junio a las 21hs., en Teatro Vorterix. Av. Federico Lacroze 3455, CABA.