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Ete & Los Problems

Ernesto Tabárez: "Cantar ‘Hambre‘ en Buenos Aires responde al presente que nos toca"

Cronista: Maximiliano Novelli Frutos | Fotos: Cynthia Ascani

23 de Abril, 2019

Ernesto Tabárez: "Cantar ‘Hambre‘ en Buenos Aires responde al presente que nos toca"

En la previa del concierto en el Xirgu Espacio UNTREF, el fundador del grupo uruguayo Eté & Los Problems da detalles sobre la creación de su cuarto disco y reflexiona sobre la actualidad de la región. 

Montevideo, Uruguay, año 2005. Ernesto Tabárez arma una banda para terminar de dar vida a un puñado de canciones que ya tenía compuestas desde tiempo atrás. Así se formó Eté & Los Problems, que luego de algunos cambios de integrantes, se consolidó con Santiago Peralta en la guitarra, Martín Moreno en bajo y Andrés Coutinho, el encargado de los platos.

En 2007 llegó el debut, Malditos banquetes, que contó con la particularidad de tener su propio documental, haber sido registrado en un emblemático sello del país oriental como Sondor y un sonido crudo que hizo que el cuarteto empiece a cosechar rápidamente los frutos del trabajo. En 2011 editaron la segunda placa, Vil, que los proyectó a este lado del Río de la Plata con una primera visita al año siguiente. Su carrera continuó creciendo tras la salida del tercer registro, El éxodo, en 2014.

Cuatro años después, en noviembre de 2018, publicaron su cuarta obra de estudio que se tituló Hambre. Canciones que reflexionan sobre el deseo, la vida en manada, el presente social, entre otras temáticas, quedaron registradas en un álbum que fue grabado en un entorno campestre. Con una apuesta mucho mayor en instrumentación y lírica, tuvo una primera prueba de fuego en Montevideo y el próximo 27 de abril se estrenará en el porteñísimo barrio de San Telmo.

-¿Cómo fue la presentación del disco en La Trastienda Montevideo?

-Increíble. La sala estaba agotada y la gente muy cargada de emoción, nosotros también y el recital se desató de una manera realmente milagrosa. Fue sin dudas el show más lindo, más importante y más conmovedor que hayamos tenido en nuestra historia. No pasa mucho eso, lo que ocurrió ahí es el tipo de cosas que uno no puede pretender. Si sucede, disfrutémoslo y sigamos tocando para estar a la altura, pero no para obtenerlo de nuevo.

-¿Cómo les va con el público argentino?

-El disco se está escuchando mucho acá, según nos muestran los números de reproducciones online, y estamos ansiosos por saber qué está pasando en Argentina con nosotros. Desde que empezamos a venir en 2012, tenemos gente que queremos y que a la vez nos quieren, nos vienen a ver, hay amigos y colegas que están presentes, todo un círculo afectivo.

-¿Qué diferencias conceptuales encontrás entre Hambre y El éxodo?

-El éxodo es un disco de fuga, mientras que Hambre es diametralmente opuesto, es de fundación o construcción. Yo tengo en mi imaginario a los personajes del anterior, que son los mismos del actual, atravesados por el tiempo, por el viaje, de alguna manera se cansan de caminar y deciden buscar una sombra debajo de un árbol. Musicalmente hay un montón de diferencias que también fueron conceptos antes de ser sonido, éste tiene muchos más instrumentos y fue una decisión en paralelo. Cuando escribía las canciones, pensé en una sonoridad más rica.

-Estos nuevos sonidos, como el bombo en "Leiden", o los vientos, que al principio el resto de la banda rechazaba. ¿Te lo propusiste como una meta o te gustó la idea de innovar?

-Ninguna de las dos cosas. Lo que sí me pasó es que cuando estás haciendo una canción intuís algo. No es una orden, es como ver atrás de un velo, es un tanto fantasmagórico. Después hay cosas concretas de la grabación, más técnicas. Yo laburé mayormente solo este disco y si bien hubo lugar para discusión en todo, quería ir con una propuesta más clara, porque era un disco mucho más difícil de entender si yo únicamente llevaba las canciones con la guitarra. Además, las condiciones de estudio me permitieron sumar capas desde el inicio y de probar todo sin gastar plata, sólo tiempo.

-También en el álbum se destaca la pluralidad, un "nosotros". ¿A qué se debe eso?

-Es curioso porque soy yo y todos los que me habitan. También somos la banda, los círculos más amplios entre los que nos vienen a ver siempre, los más nuevos y de un modo conceptual, podría abarcar a la humanidad. Es un nosotros singular o un yo plural, en ese juego extraño es donde se permite un lugar para que el otro se sienta parte. Es una obra que reflexiona sobre la vida en conjunto, entonces el plural era necesario y lo sentí así todo el tiempo.

-¿Cuánto influyó la paternidad en esto?

-Ya se había escrito bastante antes, cuando yo iba a ser padre estaba entrando a grabarlo. Pero igual es una cosa que se conectó muy rápidamente con lo que el disco habla. Porque se puede contar lo que vos viviste y lo que va a venir, no por el futuro en sí, sino porque en algún lugar sabés a dónde estás yendo.

-¿Cómo fue la experiencia de grabar en una casa de campo?

-Lo hicimos con mejores condiciones técnicas que en ningún otro disco nuestro. Hay un factor material, yo sabía que por la cantidad de capas que buscaba, no podíamos pagar las horas de estudio estándar para hacerlas. Pero con ese dinero podíamos alquilar los fierros que nos permitían pasarnos todo el tiempo que quisiéramos en el campo donde vive el baterista de la banda, Andrés (Coutinho). Un lugar perfecto para esto, porque la convertimos en una casa-estudio. Toda esa convivencia, la situación de asamblea permanente que vivimos esos días, no se hubiera dado en un estudio profesional. Esto permitió un tipo de trabajo que nunca habíamos tenido y que enriqueció mucho. Todo nació de la carencia, de la falta del dinero para hacerlo en otras condiciones.



-Si tuvieras que elegir una canción, ¿cuál sería?

-(Piensa unos segundos). No sé, el disco tiene una cosa de unidad, ahora lo siento como una pieza monolítica. Tengo la idea de que cuando toquemos Hambre acá, según lo que hablo con amigos de Argentina que están escuchando el disco, puede ser un momento de comunión profunda. Ojalá lo sea.

-¿Con los trabajos anteriores también tenías esa idea de un elemento monolítico?

-No con todos, un poco con El éxodo por esto que hablábamos de lo opuestos que son en el plano narrativo, pero con los anteriores no, porque no fueron creados así. Tengo otras canciones que sí puedo separar, que además la distancia me ha permitido ver cuáles me gustan más, cuáles ya no me representan o no encuentro dónde ponerme para hacerlas propias ahora.

-¿Cómo será el show que se viene?

-Me costó mucho armar la lista para la presentación porque no vamos a tocar sólo las canciones del disco, tocamos un montón del Éxodo y algunas más. La cosa era que esas pistas tuvieran sentido, pensé muchas horas en eso. Había que generar una narración distinta donde la que domina es la del álbum nuevo, porque también es lo que yo siento ahora. En este momento, de algún modo, se responden las preguntas del Éxodo a través de Hambre.

-Hay mucho del ahora.

-Sí, tener un disco nuevo que habla de este período nuestro, del Uruguay, de la Argentina, de la región. Son horas duras para los sudamericanos. En algún momento pensé que no volveríamos a tiempos tan complicados tan rápido, supuse que no nos iba a tocar.

-¿A qué te referís?

-Yo tengo una teoría (que me la metí en el culo), todas las generaciones viven un horror, pero que a la nuestra no le tocaría ninguno, con un período de paz y prosperidad de, digamos, 70 años. Acá estamos. No son palabras vanas las que tiene el disco porque reflexiona profundamente sobre esto, el tiempo que tenemos, la comunidad, acerca de la manada que también es un país, un grupo de gente que no necesariamente están todos de acuerdo. Es muy político desde un lugar de lo ético. Me parece que eso tuvo mucho que ver con lo que pasó en el show de Montevideo, pero que más va a estar relacionado con lo que ocurre acá. Por eso siento que cantar Hambre en Buenos Aires responde al presente que nos toca.

Sábado 27 de abril a las 21 hs en Xirgu Espacio UNTREF, Chacabuco 875, CABA.

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