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Riverside

Mariusz Duda: "Nunca quise ser el líder de una caravana progresiva"

Cronista: Fernando Canales | Fotos: Gentileza prensa

28 de Septiembre, 2018

Mariusz Duda: "Nunca quise ser el líder de una caravana progresiva"

Tras la muerte del guitarrista Piotr Grudziński, el cantante de Riverside vuelca su dolor en un disco apocalíptico. 

El 20 de febrero de 2016, The Winery Dogs se presentó en la ciudad de Varsovia, Polonia. Entre el público, viendo a Mike Portnoy y compañía, estaba Piotr Grudziński, guitarrista de Riverside. Al día siguiente, un repentino paro cardíaco pondría fin a su vida. Aquel músico que escuchó por primera vez el cassette de Marillion, en el auto del baterista Kozieradzki, y que creó el embrión musical al que finalmente se sumaría el compositor y cantante Mariusz Duda, ya no estaba. Ni él, ni su desgarrador sonido.

"Este es nuestro último viaje juntos, así que te dedicamos este álbum. Hermano,  permanecerás para siempre en nuestros corazones”, fue la frase que acompañó el disco Eye of the Soundscape (2016), que traía una colección de antiguas piezas instrumentales y experimentales, grabadas aun con Grudziński. Bajo las miradas escépticas, había llegado el momento de reconstruirse, pero ahora como un trío. Los responsables de crear la "Reality Dream Trilogy", compuesta por discos conceptuales (Out of Myself, de 2004, Second Life Syndrome, de 2005 y Rapid Eye Movement, de 2007), tenían que sortear el desafío de seguir adelante.

Producto del reto, de la batalla interna que Mariusz Duda decidió afrontar, se publicó Wastedland (2018). Llamativamente, el primer disco sin Piotr está basado en un concepto post-apocalíptico. "Tiene una carga sentimental muy fuerte”, afirma el cantante y da el pie para repasar su historia, la del ahora tridente y la de un LP que hoy vio la luz.

-Tomaste clases de piano, te aburriste de los ejercicios y ahí empezaste a componer tus propios temas, ¿es así?

Sí, cuando era chico tomaba clases, y no podía tocar otra cosas que no fueran mis canciones, así de malo era como estudiante… (risas).

-En ese periodo de formación, ¿cuán importante fueron Geddy Lee  y la música de Marillion?

-En realidad, crecí más con Tangerine Dream y con la música electrónica. Una influencia que se vio reflejada en los teclados, que fue mi primer instrumento, mucho antes de pasar al bajo. Si bien me gustan mucho Rush y Marillion, no estoy seguro de si hicieron eco en cómo soy como bajista. Porque siempre quise hacer algo que acompañe y que encaje en la música. Nunca intente ser un clon de Geedy Lee, o un Marillion #2,

-¿Cómo surgió la idea y el concepto de la “Reality Dream Trilogy?

-Después de nuestro segundo disco, pensamos que era una buena idea hacer una tercera parte. De forma espontánea, decidimos realizar la trilogía, conectándolos con el mismo número de canciones. Creamos nuestra propia música, nuestro propio rock, lleno de contrastes, guiado por el instinto. Esa era la textura que queríamos, con nuestro sello, y distinto al de la música progresiva. Nunca quise estar en el mismo camino que grupos como Dream Theater. No es nuestro estilo y no tenemos nada en común.

-Sin embargo, coinciden en algunos elementos del género...

-Jamás busqué ser alguien que lidere una caravana progresiva. Solo deseaba construir canciones largas, cortas, heavys, melódicas e instrumentales. Amo tocar de todo, pero como desde el principio usamos teclados, nos catalogaron así (risas). Lo importante es que no somos un grupo de metal progresivo, sino que es algo que nosotros llamamos “rock melancólico”. Que a veces es más pesado, y que a veces es más electrónico.

-Pero su disco anterior, Love, Fear and the Time Machine (2015), es menos oscuro y más positivo, con algunos elementos más pop. ¿Por qué tomaron ese camino?

-Decidimos cambiar un poco el enfoque, porque estaba cansado de usar la misma forma para componer. Riverside era una banda con grandes ideas, con una buena producción, pero que no era perfecta. Y quería refrescar eso. No diría que tocamos pop, sólo nos centramos en los temas, en la composición, y simplificamos nuestros arreglos. Ahora, si alguien viene y pone Misplaced Childhood (1985), de Marillion, y dice que es pop, está bien, allá ellos (risas). Y con esto quiero mostrar que lo más importante en nosotros es la melodía, el espacio y el estado de ánimo.

-En el videoclip de “Celebrity Touch” muestran la historia de un personaje famoso, pero la canción tiene otro significado más profundo, ¿verdad?

-El tema no se trata puntualmente sobre ser una estrella. En realidad, es acerca de cómo hoy, con la ayuda de las redes sociales, cualquiera puede ser una celebridad. Habla sobre la necesidad de sentirse importante, que es el problema de muchos: quieren serlo y no lo son. En el video usamos la historia de un famoso, aunque realmente no encaja con las letra (risas), pero esa era la idea principal.

-¿En algún momento tuviste miedo de convertirte en una celebridad?

-No soy tan popular, así que no, no tengo miedo de eso.

-Nombraste a Dream Theater, y en 2007 compartieron una gira juntos, ¿qué recordás?

-Nos sirvió para ser populares, pero a partir de ahí nos pusieron la etiqueta de “metal progresivo”. Y esa no es la música que quiero tocar. Sé que para mucha gente somos “la banda que toca como Dream Theater”, aunque no sabe que hacemos una música totalmente diferente.

-Wasteland, su nuevo disco, está linkeado con un concepto post apocalíptico...

-Ocurre que me gusta me gusta mucho esa temática en libros, películas y videojuegos. Mientras giramos con Anno Domini High Definition (2009), compusimos antes de los shows una especie de soundtrack para el juego Fallout. Nos gustaba el concepto de una persona que cruza por lugares despoblados. Es una idea que está conectada con “el fin del mundo”, que se dio en nuestra banda al perder al nuestro guitarrista. Nos sentimos de esa manera, como si fuera el fin de los tiempos. Entonces, era coherente usar esa imagen. Además, Wasteland puede significar Polonia, Europa, o el mundo entero. Este es el tiempo en el que vivimos, y quería aprovechar para escribir una cosa simbólica y multidimensional.

 -Además del videojuego, ¿qué libros o películas tomaste como referencia?

-El libro “The Road” (2006), de Cormac Mccarthy. Siempre me encantó. Películas como Mad Max o Waterworld también sumaron.

-El disco también tiene una track instrumental. ¿Cómo se dio?

-Después de muchos años, decidimos poner un tema así, porque el disco lo necesitaba. La última vez que lo hicimos fue en Anno Domini High Definition, con “Reality Dream III". Las otras versiones de este estilo estaban en los B sides o en compilaciones.

-Pasaron dos años desde la muerte de Piotr, ¿seguís pensando que fue la decisión correcta no reemplazarlo?

-Perdimos a Piotr, pero no al compositor principal, que soy yo. No necesito a un guitarrista para que me ayude en ese rubro, pero sí a alguien que toque los solos. Por eso usamos invitados. Teníamos que probar que podíamos hacer este disco como trío. “¿Riverside sin el guitarrista?” Sí, podemos existir con esta estructura. No sé qué puede pasar en el futuro, ahora en vivo somos un cuarteto o un quinteto. En Genesis eran tres, y en vivo tenían a Daryl Stuermer – guitarra y bajo- y a Chester Thompson -batería-. Lo mismo pasaba con Porcupine Tree, que tenía a John Wesley – guitarra-. Ninguno era miembro oficial, como en nuestro caso.

-¿Tienen pensado desembarcar en la Argentina?

-Tuvimos la chance de tocar en Chile y en Brasil, pero queremos hacer un tour más grande. Nuestro manager nos dijo, a forma de rumor, que existe la chance de encontrar un productor, que podría bookear varios shows en el continente, incluyendo la Argentina. Crucemos los dedos para que sea el año que viene.

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