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Roberta Bayley

Roberta Bayley: "Patti Smith me echó del CBGB"

Cronista: Fernando Canales | Fotos: Gentileza: Prensa

25 de Septiembre, 2018

Roberta Bayley: "Patti Smith me echó del CBGB"

Beat on the flash.

Roberta Bayley sacó su cámara de bolsillo, gatilló y en el milisegundo en el que se cerró el obturador, logró registrar desde su asiento -de forma amateur e informal -un show de los Rolling Stones. Era 1966, pero desde ese momento nacería una relación con la profesión que la ubicaría junto a otras fotógrafas (Stephanie Chernikowski, Ebet Roberts y Eileen Polk), como las encargadas de documentar en sus negativos una época particular de los 70: llena de contracultura y sobre todo de punk.

Una corriente que la influenció directamente y que Bayley definió: “La actitud punk es hacerlo tu mismo. No tenés que aprender a tocar la guitarra por cinco años para subirte a un escenario, aprendé tres acordes y hacés música. Por eso, no hace falta ir a una escuela de fotografía, comprate una cámara y sacá fotos. No tiene que ser perfecto, no es necesario ser Eric Clapton, sólo hazlo. Hacé lo que quieras, sé feliz, sé creativo. Eso es ser punk”.

Entre drogadictos y pordioseros, el epicentro de este ambiente musical se albergaba en Bowery 315, en el Lower East Side (NY). O sea, el CBGB Club. Allí tocaban Blondie, Television, Talking Heads y The Ramones. Grupos que sin saberlo estaban dando luz a un nuevo género.

Roberta había llegado de Londres después de trabajar en la tienda de Vivienne Westwood y de Malcolm McLaren -manager de New York Dolls y Sex Pistols- y de vivir con Ian Dury, de The Blockheads. Y así lo recuerda: “En ese momento no había punk, sólo rock, glam rock y los New York Dolls.Tocaban diferentes bandas, pero no eran tan famosas, ni tenían contratos discográficos. Sin embargo, había una escena de personas que hacía cosas interesantes en clubes, como el Max´s Kansas City, con un movimiento under. La gente de Andy Warhol estaba ahí, era muy excitante. Amé la ciudad desde que llegué”.

Tiempo después, Hilly Kristal, dueño del CBGB, le ofrecería el trabajo oficial de recepcionista y de cortadora de tickets, convirtiéndola en una voyeur VIP de gran parte de la historia. Consciente de lo que estaba pasando, Bayley invirtió 300 dólares en una cámara que le abriría varias puertas, después de conocer a EdwardLegsMcNeil, co-fundador de la revista Punk. Todo, tras del siguiente diálogo en la puerta del lugar:

-Soy McNeil, entro gratis.

-No, son dos dólares... bueno, dame una copia de la revista y pasás.

-Son 50 centavos, la podés comprar adentro.

Roberta lo dejó ingresar porque le gustó su actitud, pagó la revista, y la entrevista a Lou Reed de la página central terminó por sentenciar el encuentro: ella le cayó bien, le gustaron sus fotos y comenzaron a trabajar juntos.

La relación de Roberta con los Los Ramones nació a través de una colaboración, casi fortuita. Tras registrar su álbum debut, en 1976, el sello Sire invirtió (inútilmente) 2000 dólares en una sesión de fotos para la portada. Pero los “Monchos” las odiaron, las descartaron y usaron las tomas de Bayley para una edición de Punk. La imagen es icónica: a pocos metros del CBGB, sin pose, con sus camperas y con las miradas perdidas.

Por el retrato, Roberta cobró 125 dólares, y el crédito aparecería como “foto de portada, cortesía de revista Punk”. Una instantánea que no cambiaría su economía, pero sí su vida y su carrera en la que seguiría inmortalizando artistas: Iggy Pop, Blondie, Richard Hell, Elvis Costello, The Sex Pistols, Johnny Thunders y The Heartbreakers, Joe StrummerThe Damned, The Clash,  entre otros.

-¿Cómo era la experiencia de sacar fotos en el CBGB?

-Mirabas por el lente y apretabas el botón, así de sencillo (risas). Todo el mundo podía hacerlo. Ese era el punto. Había muchos fotógrafos en esa época y era fácil fotografiar desde cualquier lado, el problema era que no había espacio entre el público y el escenario. Si los Ramones metían un sold out, era imposible llegar adelante. Para mí, el CBGB no era legendario, sino un club donde conocí mucha gente y vi grupos geniales. Pero eso terminó, seguí adelante y no me quedé atascada.

-Hablando de los Ramones, entrevistamos a Monte A. Melnick, su tour de manager, y nos dijo que recién fueron respetados después de su muerte. ¿Pensás igual?

-Ellos no vendieron muchos discos en USA, y tardaron 40 años en que su álbum llegue a Disco de Oro, pero lo lograron. Eso pasa cuando la gente se muere, se hace más famosa. En Estados Unidos ahora se les tiene más respeto, porque fueron únicos, y los representantes de un tiempo que a la gente le gustó mucho. No sigo las estadística para ver si son más o menos exitosos, pero a mí me gustaron desde el primer momento. Me pone triste que se hayan muerto.

-Vos tomaste la popular foto que aparece en la tapa de su primer disco, ¿cómo la describirías?

-Es perfecta…(risas). Qué más puedo decir. Nunca la planeé, era una fotógrafa muy nueva, estaba en eso hace tres meses, era principiante, una bebe. Lo hice porque lo amaba. La palabra amateur viene de amor y si sos amateur, lo hacés porque lo amás, no porque ganes plata. Ahora necesito dinero, soy vieja, y quiero que se vendan mis fotos, pero antes sólo me divertía.

-¿Con qué artista te resultó más fácil trabajar?

-Con Debbie Harry, de Blondie. Además de ser una persona maravillosa, era casi imposible sacarle una foto mala. Casi todas los retratos que le hice eran pasándola bien: preparándose para un show, bajando del escenario o maquillándose. Me gusta el background de las cosas. Aunque también funcionábamos muy bien con Richard Hell y con David Johansen, de los New York Dolls. Fueron dos de las personas que más retraté. Y al contrario de lo que pasaba con mucha gente, ellos disfrutaban de las fotos.

-¿Qué hacía que la revista Punk fuera tan especial en comparación con las demás?

-Porque encontramos una forma “no seria” de divertirnos con el rock and roll. Era buena y no intelectual. No usábamos el típico esquema aburrido (entrevista, foto del músico). Además, teníamos los fumettis, que eran foto novelas, como los cómics de Superman. Era divertido (NdlR: se pueden ver en el libro The Best of Punk Magazine, editado en 2012).

-¿Creés que hoy en día esa actitud punk está muerta, junto con la idea del “no future”?

-Eso era de los Sex Pistols. Nunca hubo un “no future” en New York, fue algo muy inglés de los años 70, en un momento en el que tenían una economía muy pobre y la gente no conseguía trabajo. Esos chicos se sentían así, pero no creo que nadie en New York sintiera eso, ya que (para nosotros) el futuro era intentar ser exitoso, con sexo, plata y drogas. Esa era la meta y bastante de eso hicimos.

-También fuiste la co-autora de Patti Smith: An Unauthorized Biography (1999), ¿cómo era tu relación con ella?

-Ella era una perra total, la odiaba. Hizo que me echaran de la puerta del CBGB, y nunca era amigable con ninguna otra banda que no sea Television. Realmente, no era parte de la escena y tomó ventaja de la popularidad del CBGB para su propia carrera. No es mi persona favorita, nunca fue amable conmigo, mucho menos después de publicar el libro. Es una muy mala persona, pero no se lo digas a todo el mundo, porque spoileás la diversión. Es una estúpida, perdón.

-¿Cómo hizo para que te echaran del GBGB?

-Dijo que no podía estar en la puerta, porque le iba a robar su dinero. Sólo pude volver cuando Patti no estaba. Ojalá hubiera tenido la chance de poder robarle, porque le hubiese sacado todo.

-Esa es una historia que no todos saben…

-Hay mucha gente a la que no le cae bien, pero son más diplomáticos o menos honestos que yo. Es una artista muy original, no tengo nada que decir sobre su arte. El día en el que Television abrió para ella, en el Max’s Kansas city, la vi y pensé: “Esto es lo más fantástico del mundo”. Pero nos odiamos, no te voy a mentir.

-Tuviste una conversación telefónica muy conmovedora con Sid Vicious, mientras estaba internado, donde te dijo que pensaba que se iba a morir en seis meses . ¿Qué recordás de esa charla?

-No fue tan conmovedora, porque no pensábamos que (realmente) se iba a morir. Sí era una situación fea saber que estaba el hospital, recuperándose de las drogas. Era muy joven y adicto a la heroína, fue triste que se muriera. Con la revista estábamos haciendo un gran artículo, donde viajamos con los Sex Pistols en su tour de 1978. Cuando ellos se separaron en San Francisco, volamos a New York, y vimos que Sid estaba internado en Queens. Llamamos y pedimos por John Beverley (su verdadero nombre), estaba muy solo, queríamos ayudarlo, llevarle cómics y revistas punk, pero se fue al día siguiente y no lo vimos más. Claro que volvió a New York, nos cruzamos, pero estaba tan jodido que no me reconoció.

-A mediados de los 80 dejaste la fotografía, ¿por qué?

-Porque no me gustaba la música, cambió mucho con la aparecieron de MTV y los videos. Yo le sacaba fotos a mis amigos, tenía mucho acceso, no me corrían del backstage, era algo muy íntimo. La gente que me gustaba era muy famosa. Por ejemplo, quería andar con Prince, pero estaba ocupado. Aunque una vez pude tomarle unas fotos, en vivo, pero sus guardaespaldas me sacaron la cámara y me tiraron el rollo (risas).  

*Hasta el 30, se puede visitar en el Centro Cultural Borges la restrospectiva de Bayley.

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