La Otra Cara de la Nada
La Otra Cara de la Nada: un nuevo comienzo
14 de Agosto, 2018
Luego de la desvinculación de Ignacio del Pórtico, el grupo se reinventó como cuarteto y apuesta por un sonido diferente.
Con un promedio de edad que ronda los 21, los integrantes de La Otra Cara de la Nada pasaron por muchos acontecimientos. El camino es corto, pero no por eso menos intenso. Oriundos de Misiones, en octubre el proyecto ya cumplirá siete años. “Desde los 16 en adelante, fue una vorágine de acontecimientos”, considera el guitarrista y tecladista Bruno Gross. Hasta el momento, el recorrido incluyó fechas, giras, un LP (Sobre premios y tormentas, 2017) y... la reciente desvinculación de un cantante.
Mediante un posteo, el 29 de marzo informaron en su cuenta de Facebook: “Queremos comunicar que Ignacio del Pórtico ya no forma parte de esta banda, debido a los testimonios privados que nos llegaron sobre algunos comportamientos de carácter manipulador y abusivo (los cuales él mismo terminó admitiendo) de su parte”. La noticia cobró entidad y se esparció en las redes.
“Estamos muy dolidos porque estas situaciones de violencia se vivieron dentro de nuestro mismo entorno y con personas que queremos mucho. Intentamos muy sinceramente aprender responsablemente de esto, no ser tibios o pasivos, y buscar un cambio real en todo lo que hacemos y con quienes lo hacemos”, señalaron y plantearon: “Sentimos que con esto aprendimos lo importante que es cuidarnos y reconstruir el ámbito que habitamos entre todxs. Sepan que estamos para hablar, ayudar y apoyar a cualquiera que lo necesite”.
Luego de lo acontecido, se tomaron un tiempo para “bajar los humos" y ver cómo continuaban. Transcurridas unas cuantas semanas, Bruno, Germán Vázquez (voz y bajo), Ariel Duce (guitarra) y Nicolás Peña (batería) se reunion para hablar. Al fin y al cabo, los cuatro eran amigos. “Había intenciones de seguir, pero sin forzar la cosa. Para nuestra sorpresa, la química estaba intacta”, dice Gross y agrega: “Hubo una renovación”.
En vivo, La Otra Cara de la Nada se caracterizaba por una dinámica fuera de lo común, “bastante rara”, ya que no había un frontman definido. De hecho, una canción podía llegar a tener el aporte de tres voces. Deliberaciones mediantes, Vázquez tomó la posta. “Era lo lógico. Quedó más ordenado, nos dio otra identidad, pero no fue un cambio abrupto. Sólo se limpió un poco”.
Con las ganas intactas, aceitar el andamiaje interno era el siguiente paso. En sí, Gross explica que no buscaron replicar lo que ocurría antes, sino adaptarse a lo que había. Imprimirle una impronta diferente, más actual. “Pensamos nuevos arreglos”, indica y reconoce que se amoldaron a las dos guitarras y le dieron más lugar a los teclados.
Asentada la base, sólo restaba volver a los escenarios. Finalmente, esto último sucedió el 11 de mayo, en la tierra del ferne’. “Primera vez en Córdoba, primera vez en mucho tiempo”, publicaron en su cuenta de Facebook. No era para menos: había algo de resurrección, de resurgir. “Estuvo buenísima. Fue la verdadera confirmación, un incentivo más. Al momento de tocar, funcionó como una liberación al alma. Lo dejamos fluir”, confiere el guitarrista.
A principio del mes, y como parte ésta transformación, el grupo publicó el single “Nada que ver”. De acuerdo a Gross, si bien sostiene una matriz, hay pequeñas diferencias con sus composiciones anteriores: “Hay más sintetizadores. Es corto y bastante resumido, aunque pasa mucho en poco tiempo. Además, tiene un mensaje firme, a diferencia de otras letras, que eran más adolescentes o etéreas”.
El futuro es incierto e impredecible. Pero en lo inmediato hay algunas certezas para el ahora cuarteto. Por ejemplo, antes de que termine el año se vienen dos cortes más: a finales de septiembre, habrá uno similar a “Nada que ver”, mientras que en noviembre saldrá otro que marcará un quiebre, una diferencia. “La idea es sacar un disco el año que viene”, concluye el entrevistado.
Foto: Gentileza prensa/Chiara Girimonti
*Jueves 16 en el CC Matienzo, Pringles 1249. A las 21.