Lucio Mantel: "Hacer un disco es entrar en una etapa de oscuridad"

*PH: Gentileza prensa/Daniela Pafundi

Lucio Mantel es un músico inquieto. Lejos de sustentarse en un lugar común, la sentencia se apoya en una base amplia y polisémica. Como uno de los cantautores más interesantes de su generación, su música ancla en el rock nacional de tradición cancionera –el eje Spinetta/García/Páez-, y orilla sus márgenes hacia los folklores de aquí, de allá y de todas partes. Sus canciones pueden sonar despojadas o eléctricas y oscilar entre los sintetizadores y el acordeón, todo entrelazado con su voz cautivadora. Su hoja de ruta marca un estado de gira casi permanente y el GPS lo puede encontrar en Córdoba, Madrid, Berlín o Copenhague, con experiencias que sorprenden y enriquecen la cabeza y el andar.

Aparte de componer, cantar, viajar y tocar en vivo, Lucio Mantel habla. Y escucharlo es un poco entrar en ese universo cancionero que no sabe de límites ni etiquetas. El presente continuo encuentra al artista enfocado en nuevas composiciones, luego de la experiencia de abril pasado en la que celebró los diez años de Nictógrafo, el álbum con el que se lanzó a la aventura solista. “Fue una emoción muy grande”, cuenta en diálogo con Revista El Bondi, desde algún lugar del planeta. “En general soy de mirar para adelante, y tuve que hacer el ejercicio de ver mi carrera”, señala y plantea que “no quería hacer un concierto nostálgico, así que armé una banda nueva y preparamos el show como si fuera presentación de un disco”. La idea, entonces, no fue realizar un recorrido fiel de etapas anteriores, sino como una instancia para seguir probando formas de sonar en un concierto.




Nictógrafo, editado en 2008, supuso un impulso liberador para Mantel, quien venía de tocar en Qué, un grupo, sin querer queriendo, de rock progresivo. “Recién cuando sacamos el disco nos enteramos que estábamos haciendo música progresiva, no es que pensáramos en esos términos”, cuenta a la distancia. Los aires folklóricos de su trabajo solista aportaron más a la confusión, y de las bateas de rock nacional pasó a las de folklore. “Entiendo que es necesario reseñar y orientar a quien lo escucha, pero no me lo tomé a bien”, recuerda, y esgrime un llamado de atención: “Debería ser más natural que un músico haga un par de zambas sin necesidad de catalogarlo como folklorista”.

El género canción siempre está a mano para zanjar estas discusiones. Porque en las composiciones de Mantel tienen, claro, aires folklóricos pero en el más amplio sentido del término. Hay folklores del noroeste y del litoral argentino, como también del Oriente Medio, de las aguas del Mediterráneo, de la mixtura afrobasileña. ¿Y qué pasa con el rock? “Me siento parte del rock, claro, pero creo que con el tiempo se fue volviendo algo muy estático y ortodoxo, y yo prefiero una mirada más holística”, asegura el cantante, que en esta década editó además Miniatura (2011), Unas horas (2013) y Confín (2015), su último registro a la fecha, donde confluyen artistas como Fito Páez, Alina Gandini, Axel Krygier y Gillespi.





Como si su nombre fuera un presagio, Confín lo llevó por diferentes lugares del planeta.“Países que ni sabía que existían”, grafica Mantel y reflexiona sobre cómo es tocar para audiencias tan diferentes. “Es curioso lo que pasa. En países de habla hispana sentí que el público no entraba tanto en las canciones como en los que no me entendían nada. Y eso que las palabras tienen un peso importante en lo que hago”, analiza y ejemplifica tanto con naciones de conexión cultural más habitual, como Francia, y con otras más extraordinarias, como Dinamarca o Islas Feroe.

En el horizonte de este globetrotter de la canción asoma el nuevo material, que todavía no tiene fecha ni formato de edición. Y aunque considera que sus álbumes tienen algo parecido a un concepto, no descarta probar otras alternativas. “Ya tenemos cuatro canciones listas, y por momentos me veo tentado de sacar un EP”, reconoce y sentencia: “Hacer un disco es entrar en una etapa de total oscuridad. Siempre digo que sé para qué lado voy a caminar, pero no dónde voy a terminar”.