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Tick Toper

Tick Toper, coloridos y elegantes

Cronista: Lucas González | Fotos: Gentileza prensa

31 de Mayo, 2018

Tick Toper, coloridos y elegantes

El grupo presenta Seres nuevos en El Emergente.

La propuesta de los Tick Toper excede los márgenes de la música. No se trata sólo de enchufar y salir a tocar. No. Hay algo más. Una búsqueda por trascender el mero espectáculo. Una ansiedad latente por captar la atención del espectador. Una premura por ponerse a prueba en cada show, donde acordes y letras son una manera más de interpelar al público. Ni la única ni la fundamental. Según el guitarrista y tecladista David Díez, ellos intentan abarcar varios géneros artísticos. Por eso las luces. Por eso los trajes. Por eso la teatralidad. Por eso lo que hacen. “Hay algo más en juego”, acota y cita a David Bowie como la referencia a seguir, alguien que medía cada una de sus decisiones. En todas había un por qué.

Bajo esta tónica, tocarán el viernes en El Emergente Bar, donde montarán una fecha especial, con invitados y toda la parafernalia a la que acostumbran. “Nos gusta diferenciar al artista del resto de la gente, ponernos en personaje. Jugar un poco a ser performers”, admite Emilio Trotta, cantante y guitarrista, sobre una dinámica que se perfeccionó con el tiempo. “Ahora apostamos a un montón de cosas mucho más pensadas”, agrega Díez y completa la idea: “Antes era menos comprometido. Ahora, en cambio, nos lo tomamos mucho más en serio”.

 

 

Formados siete años atrás, en San Pedro, el cuarteto que completan Juan Scorcelli en bajo y Facundo Gutierrez en batería pregonó desde sus primeros días esta amalgama artística. Una vez radicados en la Ciudad de Buenos Aires, publicaron tres discos: Monserratt (2012), De ida sin vuelta (2014) y el reciente Seres nuevos (2017), un material potente, elegante y bailable. “Es una comida con muchos condimentos. Tiene un poco de todo, con temas bien rockeros y mucha presencia de sonidos sintéticos. Es un rock ATP”, aclara el cantante en relación a lo que ofrecen.

En cuanto a su último álbum, hay un consenso generalizado entre los integrantes: llegan con bastante trabajo, esfuerzo y aprendizaje a cuestas. Una evolución que demoró tres años, entre conciertos y giras. Que sufrió en el medio la coyuntura económica. “Tardamos en juntar la plata para poder pagar la grabeta como la queríamos, a un nivel zarpado”, indica Trotta, letrista principal de Tick Toper.

En este plano (bastante interesante, por cierto, y poco rescatado), inquieren que muchas de las canciones están inspiradas en historias, algunas más ancladas en la ficción y otras en la realidad. La línea entre ambas siempre es difusa. Así nace, por ejemplo, “Pueblo de nadie”, un tema explícitamente político, que utiliza a San Pedro como reflejo de lo que ocurre en muchas otras ciudades del interior de la provincia de Buenos Aires, donde los políticos hacen de las suyas. “Busca abrir ojos, pero sin dejar de disfrutar de la música”, cuenta Trotta en referencia al track que discurre sobre una base soulera.

 

 

Para Werner Schneider, bajista de La Patrulla Espacial y productor de Seres nuevos, Tick Toper es un grupo muy especial, donde la idea de la amistad y fraternidad es muy fuerte. “Convivir con ellos fue como pertenecer a una pandilla”, suelta.

En lo que respecta a la producción del álbum, confiere que trabajaron en base al ritmo y que todos los procesos de prueba y error resultaron experimentados por el conjunto. “Ellos mismos fueron los que en definitiva concluyeron en que estábamos yendo por un buen camino”, asiente y explica a qué se refiere con esto: “Para nosotros el éxito no está sólo relacionado a la cantidad de personas que logran acceder al sonido de la banda, o en el número de likes en las redes, o de venta de entradas en conciertos”. Y plantea que más bien está ligado a “la capacidad de materializar las fantasías musicales que están dando vuelta en ese momento”. Y sí, en ese sentido, afirma que fue todo ganancia.

A diferencia de los otros dos discos, en los que las guitarras tenían mayor preponderancia, en Seres nuevos la melodía es más relevante y hay arreglos antes no explotados. Las canciones, inclusive, suenan limpias. Un caso es "Speak in fisu”, que tiene un groove muy vinculado a la zapada, a la batería y al bajo. Una muestra de la nueva era en el sonido TT.  “Antes teníamos una tendencia hacia lo rockero, pero ahora hay una apertura musical mucho más amplia. Y eso es gracias a Werner”, asegura Díez.

Generalmente, cuando en una producción se ajustan los tornillos y se exige, algunas partes comienzan a desmembrarse y sólo quedan las piezas más firmes”, arriesga el productor y sintetiza: “Lo que quedó en Tick Toper fueron los restos más coloridos y elegantes. En ese sentido, creemos que logramos un nuevo sonido y una visión de la música dentro del grupo que es muy positiva”.

*Viernes 1 de junio en El Emergente Bar, Francisco Acuña de Figueroa 1030. A las 23:30.

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