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Mariana Bianchini

Mariana Bianchini: "Ahora me alcanza con hacer lo que quiero"

Cronista: Ariel Andreoli | Fotos: Anabella Reggiani

13 de Mayo, 2018

Mariana Bianchini: "Ahora me alcanza con hacer lo que quiero"

La cantante exhibe sus múltiples personalidades en su nuevo y ambicioso trabajo, Matrioska.

Sentada en un banco de madera, que decora la puerta de una carnicería en el barrio de Palermo, Mariana Bianchini se ríe, disfruta de la tarde otoñal y habla sobre la grabación de su nuevo trabajo, las múltiples personalidades que lo definen, las locuras en sus presentaciones y la (fugaz) vuelta de Panza a los escenarios. 

-¿Cómo preparaste Matrioska (2018)?

-Fue casi accidental. Tenía algunas canciones hechas para el libro que escribí, Informes desde Villa Estruendo (2015), que incluían las historias de los cuentos. Ahí aparecieron personajes como el luchador de sumo, que se instalaba en la tráquea de la cantante, o las hermanas siamesas, que una se enamoraba de una persona y la otra la quería matar. En ese momento, me inscribí en el subsidio que otorgaba el Instituto Nacional de la Música (INAMU), y así poder grabar un disco. Como el tiempo pasó y no me llamaron, me olvidé y empecé a grabar con otra banda, Pájaros de Fuego. (Pero) Un día, me confirmaron que me daban el subsidio, así que me puse a componer de cero, y en cuanto tuve algunos temas, encontré cierta conexión y coincidencia. Cada uno representaba a un tipo de mujer, a una parte de mi personalidad. Algo que fui o seré. O tal vez era mi vecina, mi hija o mi madre. Estaba todo un universo de personalidades femeninas.

-¿Por qué el nombre remite a la clásica muñeca rusa?

-Me gustaba la idea conceptual, porque conviven distintas personalidades en una sola. Y de repente, emergen: de la tímida sale la asesina y viceversa. Anexo a esto, apareció la idea de la pollera de cartón con cajoncitos, que expresa lo interno y lo externo, lo que guardo y lo que muestro. En vivo comencé a tocar con un mueble de cartón, que inventé, junto a distintos accesorios, que sirven para darle vida a los personajes. De eso pasé a un tablero de ajedrez gigante, luego a un teatro de sombras que se deforman, donde una mujer se convierte en monstruo para terminar siendo dos mujeres. Lo escénico tomó cada vez más protagonismo y se terminó convirtiendo en un show súper teatral. Una cosa llevó a la otra.

-Debe ser un trabajo arduo y que lleva tiempo.

-(Supira) Es agotador. Pero como estoy grande, y no tengo tanto tiempo como antes, me propuse realizar algo que me vuele la cabeza: si necesito el ajedrez gigante, habrá uno (risas). Quizás suene caprichoso, pero siempre existen limitaciones, como un presupuesto. Por eso, cuando tuve el subsidio, me tomé el tiempo para hacer todo. Y así saqué “Dra. Ketamina”, un video que tenía la estructura que quería, o “La policía de la armonía”, que utiliza el vestuario que pensé. Cuando te creerse tu locura, la gente empieza a seguirte.



-También circuló un video adelanto, “Personalidad Múltiple”, en el que además de Hernán “Tery” Langer (Carajo) y Sergio Álvarez (Panza), están Barbi Recanati (ex Utopians), Luciana Segovia (Cirse) e Ignacia, tres exponentes femeninos en la actualidad. ¿Te sentís una referente de ellas?

-Es raro. Me siento más vieja, eso sí, que no es lo mismo (risas). Tal vez muchas mujeres vieron Panza, y dijeron: “Che, que bueno que sea mina y pueda jugársela por esto”. Me cuesta verme como una referente. Tengo miles de contradicciones. Sin embargo, me lo dijeron, ya que hace 20 años que toco. Sin ir más lejos, Luciana me contó que fue a ver a Panza, y yo estaba embarazada, con una panza gigante, y en pleno éxtasis del show, me cuenta que hice la “barrida de poder” (correr y tirarse de rodillas sobre el escenario) hacia ella. Pensó: “¡Uh! ¡Acá sale el pibe!” (risas). Hoy, que ando en mis cuarenta y pico, me siento muy en eje con lo artístico y el discurso. Está viniendo un montón de gente a los shows y eso me pone re contenta, pero estoy en otro momento. Tiempo atrás, necesitaba más de la devolución del público para estar bien. Ahora me alcanza con hacer lo que quiero.

-Te volviste a juntar con el resto de los integrantes de Panza, para hacer un único show en la Usina del Arte, pero tributo de Led Zeppelin. ¿Cómo fue ese reencuentro?

-¡Muy bueno! Fue como es Panza: una banda que siempre hizo lo que quiso. Un productor nos ofreció volver, pero tributando a Zeppelin, en la Usina, un lugar que se suena todo. Fue una experiencia hermosa, encontrarnos, estudiar los temas, aprender a cantar, ya que Robert Plant tiene momentos donde rompe la voz en unos agudos que no están en mi rango. También tuvimos que hacer arreglos en todas las canciones y solo tuvimos un mes. Salió como quisimos, pero por ahora volvimos a las vacaciones del grupo (risas).

-¿Es imposible pensar en una vuelta de Panza?

-No, está todo bien con los chicos. Panza es muy exigente. Requiere un sonido y una precisión de muy alto nivel. La rítmica y los arreglos van cambiando todo el tiempo. Mismo los solos. Teníamos canciones donde las métricas de dos músicos eran totalmente diferentes. Algo que no era natural y que no era para nada simple. Si bien era todo un desafío, ensayar tanto te pudre y te cansa. Dado ese agotamiento, decidimos parar un poco. Era todo o nada. No sé puede trabajar de otra manera. Por eso volver cada cuatro años, es una linda propuesta (sonríe). ¡Qué sea como un cometa que cada tanto vuelve! (Mientras se ríe, imita el sonido de algo que vuela por el espacio).

-Y este domingo volvés a Usina del Arte, pero a presentar tu disco. ¿Cómo preparás el show?

-Será muy pretencioso, trabajé toda la escenografía y con bailarinas, que serán parte del espectáculo. También habrá invitados. Así como en la madriguera de “Alicia en el país de las maravillas”, acá no hay figuras, hay una historia. Quiero que esta presentación sea como la proyección de una película en el cine, donde te metés en otra realidad, y recién cuando salís, te acordás que existís y volvés a tu casa.

*Domingo 13 de mayo en la Usina del Arte, Agustín Caffarena 1 (La Boca). A las 20.
 

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