"Cada show es una celebración"

El próximo jueves 26 de octubre Juan Absatz continuará presentando su flamante Un Elefante en el Salón. El disco, sucesor de Descarriado y Nadie tiene la culpa, llegará al muy lindo Espacio Monteviejo de la calle Lavalle, en lo que promete ser “una celebración”, como lo es cada show en vivo para el propio Juan, quien de éstos sabe mucho, ya que compartió escena y estudio con grandes de la música argentina, y hoy sigue acompañando con sus teclas a Fito Páez.

-Este último disco lo coprodujiste con David Bensimón, ¿cómo fue esta novedad en cuanto al trabajo dentro de tu repertorio solista?

-La verdad es que fue muy enriquecedor trabajar con Bensimón. Hacer un disco implica tomar un montón de decisiones todo el tiempo. Poder compartirlas con alguien más, que también esté muy comprometido con el proyecto, es de muchísima ayuda. Incluso los desacuerdos, que no son pocos, sirven para llevar las cosas más lejos de lo que llegarían trabajando solo. David potenció la búsqueda de un sonido propio, personal.

-Las letras de tus canciones no suelen ser convencionales, ¿cómo nace y se forja este estilo particular?

-Una buena canción es más que la suma de una buena música y una buena letra. Las dos deben amalgamarse y funcionar como una sola cosa. Como soy músico, casi siempre las melodías se me dan más fácilmente que las palabras. A veces, tengo temas enteros sin un solo verso escrito. En esos casos, trato de escuchar lo que me sugiere la música, hasta que aparece una idea, una palabra o una frase que pueda funcionar como la punta del ovillo, para empezar a tirar y tirar, y así ir tejiendo la letra. Pero no es sólo el sentido lo importante. Las palabras tienen un sonido, un ritmo, un color. Cada una es un bocado y como tal, tiene que ser paladeable. Por otro lado, no importa con qué nos metamos, podemos ir desde cuál el sentido de la vida en el universo, hasta el modo de deshojar un alcaucil, siempre y cuando estemos conectados con lo que contamos. Si en vez de dejarnos llevar por los lugares comunes nos guiaramos de verdad por nuestra mirada, el resultado siempre sería particular.

-¿En qué plano se enriqueció tu obra al trabajar con tantos músicos del rock nacional, ya sea como productor, sesionista o compositor? 

-Aprendí cosas de todos con los que trabajé. Ver a Fito en una sala de ensayo o en el escenario es una clase de entrega, conexión y rigor en la búsqueda de la excelencia. Maneja una banda de rock del mismo modo que un director a una orquesta. De Javier Calamaro, tomé su tenacidad en el estudio. Quedarse las horas que sea necesario hasta lograr el objetivo deseado. De Coti Sorokin, su capacidad para cerrar canciones, que es de un pragmatismo impresionante. De Pol Medina, por ejemplo, su talento para las buenas melodías. Y así con muchos más.

-¿Cómo fue trabajar en su momento con una banda tan rica y prolífica compositivamente como Los Auténticos Decadentes?

-Definitivamente, fue un lujo y un orgullo haber trabajado con esa cantera de alegrías que son los Deca. Son tal como los pintan, una especie de mega-familia, con sus encuentros, sus peleas, sus festejos. Era un desafío muy grande producir a ese transatlántico del delirio. Y yo, que siempre fui muy hincha bolas y perfeccionista en el estudio, debía lidiar con estos doce tipos que, salvando un par de casos, no se destacan por ser grandes instrumentistas. Sin embargo, apenas arrancamos los ensayos, vi que sabían hacer funcionar las cosas. Fueron muy abiertos, generosos y receptivos conmigo. Así que terminó siendo una experiencia muy divertida y enriquecedora.

*Jueves 26 en el Teatro Monteviejo, Lavalle 3177. A las 21.