"Es un flash tener un público formado por tres generaciones distintas"

El decimocuarto disco de Los Cafres se llama Alas Canciones y ya tiene su segundo corte de difusión, “Perdón”, rotando por radios y TV. El sábado 20 de mayo será la hora de la presentación oficial en la ciudad de Buenos Aires, en Museum, en el medio de una gira que ya comenzó recorriendo el país, y que seguirá en el mes de junio en Estados Unidos.

“Ya se torna difícil armar la lista con tantas canciones para elegir”, reconoce entre risas el cantante Guillermo Bonetto, quien se dispone a una amena charla con El Bondi. “De todas formas siempre es como nuevo presentar algo, el horizonte siempre te acompaña, donde estés siempre está más allá”.

-¿Cambia la metodología de composición luego de tanto tiempo?

-Creo que sigue siendo similar, uno se tiene un poco más de fe pero también puede ser una carga la expectativa, por lo que siempre estás en el mismo lugar. En mi caso, la metodología se da mucho en componer en aviones, y antes era en los bondis, los trenes.

-Bueno, ahora hay más comodidad (risas).

-Y manejar es un bajón, está buenísimo pero perdés la oportunidad de leer. Antes leía en el tren, en el bondi, pero ahora que manejo no puedo leer una mierda.

-O sea que los viajes sin dudas funcionan como fuente de inspiración.

-Totalmente, además está esa sensación de tener tantas ganas de ir a donde estás yendo, o de estar gratificado por estar viviendo eso. Estás como cargado con algo y lo empezás a vomitar en los papeles.

-En estos tiempos se va haciendo cada vez más largo el tiempo entre un disco y otro, ¿a qué lo atribuís? ¿Incluye el cambio de paradigma en el mercado respecto a la venta de discos?

-Hay mucho laburo en el medio de los discos. No creo que influya este cambio, se sigue grabando porque es importante y muy necesario renovar el stock musical, como para seguir en el ritmo del mercado, je. Pero un disco lleva tiempo, lo ideal sería hacer un disco cada dos años pero nosotros a esta altura no podríamos.

-En este disco está tu laburo también en la producción artística, ¿cómo se articula eso con tu rol de músico?

-Es algo que siempre hicimos, yo siempre lo hice. Es solamente el hecho de asegurar que las cosas que salgan bien. Pero cuando te encontrás con gente como Claudio Illobre, es todo más fácil, o Manuel con sus arreglos de vientos. En nuestra responsabilidad distribuirlos de la forma que nos parezca mejor. Nosotros somos muy caraduras además, y a lo largo de los discos, esté quien esté, le vamos a discutir todo, si hay algo que no nos gusta lo vamos a decir. Lo que uno no habla, luego lo lamenta. Eso es una ley, en el estudio, en los videos y en todo lo relacionado con la banda (un consejo para todos los músicos que arrancan). Y el productor no es el jefe, es uno más. Yo por ejemplo cuando produzco a otros soy uno más. Uno tiene experiencia y puede leer cuando un músico está paranoiqueando y cuando no. El músico siempre tiene que tener la última palabra, porque es el que sabe lo que quiso decir, y no se puede pasar por encima de eso jamás.

-También estás incursionando hace mucho en el rol de productor ejecutivo, por decirlo de alguna forma, además de lo artístico, ayudando a grupos de música emergentes.

-Son cosas que estamos incursionando de a poco, con bandas que no tienen otra posibilidad, o que pensamos que no son respetadas como deberían.

-¿Cómo nació esa inquietud?

-Siempre lo hicimos. Lo hice con Nonpalidece en su momento, off the record pero lo hice, como fue llevarle el disco a la productora Cuatro Cabezas, o convencerlos a Los Pericos de que los graben. Soy muy metido, siempre. Y ahora con un grupo de gente, es ver bandas como Los Hamptons, un trio vocal que veía como que estaban medio perdidos en toda esta maquinaria, y es intentar tratar de ayudar.

-¿Cómo veías la escena musical en esos comienzos a mediados de los ‘80?

-Fueron hermosas épocas, conocer las músicas, la noche, ver bandas increíbles como lo era La Zimbawbe. Era todo muy nuevo, siendo pendejo la noche es tan flashera, los primeros encuentros con las madrugadas, como cambia la gente con las madrugadas. Y como cambia el horizonte cuando uno está en pedo (risas).

-Y una escena reggae que tuvo auge, luego se movió a un costado, pero después afloró mucho a principios de este milenio.

-El reggae da para mucho, es música y cuando está en los corazones de alguien, eso queda ahí por mucho tiempo, se transforma en recuerdos y se relaciona con gente que querés. Bandas como nosotros, e imagino Los Pericos o Los Cadillacs, tenemos ya tres generaciones de público, es muy flashero.

-Y muchos cambios del circuito y del país en general. Desde la hiperinflación hasta Cromañón, pasando por la crisis de 2001 y más.

-Son cosas que te van haciendo fuerte o te destruyen. Nosotros en los ’90 estábamos en una depresión complicada, teníamos tres discos y no nos daba bola nadie. Y entonces empezamos a girar por el exterior, a presentarnos por ejemplo en Puerto Rico, con unos pibitos que tocaban muy bien, que se llamaban Cultura Profetica, y en ese país eran re fans de Los Cafres, o íbamos a un pub y había gente tocando temas nuestros. Ellos saben mucho de reggae, es el Caribe, así que todo eso nos dio un gran espaldarazo.

-¿Como ves al reggae actualmente en el país?

-Hay un montón de cosas que están pasando, hay conocimiento grande a nivel musical. Ya está resuelto el tema del reggae en español, y hay bandas que vienen con una data muy interesante.

-Definitivamente no fue una moda el reggae.

-O es una moda demasiado larga. Preguntale a Los Pericos, que les decían que eran una banda de verano y ya llevan treinta años.

*Sábado 20 en Museum Live, Perú 535. A las 20.