Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Brushy One String

Un jamaiquino suelto en Buenos Aires

Cronista: Lucas González | Fotos: Gentileza prensa

05 de Abril, 2017

Un jamaiquino suelto en Buenos Aires

Con su estilo único para tocar la guitarra (¡de una cuerda!), el músico vuelve a Argentina para presentar su más reciente obra, No Man Stop Me, la cual incluye una oda a nuestra patria. "Es mi lugar favorito en el mundo fuera de mi país", admite.

La historia del jamaiquino Andrew Chin es medianamente conocida en Argentina, pero como dice la reina de los almuerzo, el público se renueva, y nunca está de más repasarla, aunque sea a la pasada. Hijo de un legendario artista de soul jamaiquino, el difunto Freddie McKay, y de la cantante Beverly Foster (que fue corista de Tina Turner), se hizo reconocido por tocar una guitarra de una cuerda, particularidad le valió el alias de Brushy One String.

Sin embargo, recién en 2009 se daría el quiebre en su carrera, cuando el director argentino Luciano Blotta lo incluyó (además de quedar fascinado por su técnica) en Rise Up, el documental que filmó sobre la música underground de la isla. De ahí en adelante, la relación con nuestro país sería clave en el desarrollo artístico del guitarrista. Tal fue la unión que se forjó, que en 2013, también gracias a Blotta, visitó estas tierras para grabar su primer disco, Destiny, y el segundo, tres años después, No Man Stop Me, los cuales contarían con la colaboración del siempre generoso Ricardo Tapia (La Mississippi).

-Se aproxima una nueva fecha en nuestras tierras, ¿qué le genera esta visita?

-Es una gran sensación. Por un lado, es acá donde empezó todo para mí, así que me trae muy buenos recuerdos. Luciano me trajo aquí porque pensó que la energía del lugar me haría sentir como en casa, y tuvo razón. De aquella época, cuando grabamos el primer disco, recuerdo haber llorado en el estudio. Fue muy emotivo y gratificante hacer lo que amo y mucho más de la manera correcta.

-¿Qué es lo que más disfruta de sus visitas?

-¡La gente! De hecho, el primer día ocurrió una gran historia. Cuando fuimos a San Telmo, después del aeropuerto, había una gran feria de domingo. Caminé hacia una banda callejera (Jamaicaderos), que estaba tocando algo de ska, pero no tenían cantante. Entonces, los miré y ellos me invitaron a tomar el mic, y obvio que lo hice: ahí estaba yo, cantando, con toda esa gente bailando alrededor mío, a poco de haber llegado al país. Eso solo puedo pasar en Argentina o Jamaica, donde la gente es naturalmente receptora.

-¿Siente que hay grandes diferencias entre ambos países?

-En realidad, hay más similitudes que diferencias. Por eso en el segundo disco, No Man Stop Me, hice una canción sobre Argentina, "Home away from home” (casa lejos de casa), porque eso es que siento cuando estoy acá. Es mi lugar favorito en el mundo fuera de Jamaica.

-Tus discos han contado con el aporte de Tapia, alguien con mucha experiencia en lo respecta a la producción.

-Así es. El hizo un trabajo fino para presentar mi música de la manera adecuada. No soy muy técnico, por eso sentí que estaba en buenas manos y la prueba son los dos hermosos trabajos que salieron.

-A lo largo de su carrera, su prosa se caracterizó por tener un fuerte contenido social. En base a esto, ¿qué opinión le merece lo que está ocurriendo en el mundo, donde hay conflictos con refugiados, la derecha tiene más poder y Estados Unidos está gobernado por un empresario inescrupuloso?

-No logro comprender ningún tipo de discriminación. La vida es para todos, como dice una de mis canciones, "Life is for every man".  Yo voy a un país y toco para la gente, no me importa su líder, yo estoy haciendo lo correcto, mi parte. Babylon tiene que caer. Mi misión es la unificación, por eso gasto mi tiempo unificando y no pensando en aquellos que separan.

*Jueves 6 en La Tangente, Honduras 5317. A las 21.

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