Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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WARHOL

"El universo propone y yo trato de no cagarla"

Cronista: Lucas González | Fotos: Gentileza prensa

20 de Septiembre, 2016

"El universo propone y yo trato de no cagarla"

Establecido en Chile, el músico argentino Warhol Oliveira presenta su banda y Atrevido, su nuevo opus, el cual fue masterizado por Barry Sage (Rolling Stones).

"La verdad, me paso por la raja ser argentino. Espero que no suene mal, pero no soy argentino. Soy un ser humano. Todos lo somos. Da lo mismo la nacionalidad, las fronteras. Todos encajamos en cualquier lado, hay que incendiar esas barreras mentales”. Verborrágico, transparente y frontal, así es Warhol Oliveira, músico argentino que hace un año reside en Chile y que está al frente del incendiario WARHOL. Además, este poeta y emprendedor gastronómico -es chef e ideólogo de Pizza Súper Club, una experiencia donde además de cocinar canta sus canciones- suelta una epifanía para las generaciones futuras: “Chicos, chicas, para vivir en un mundo libre hay que ser libre uno mismo. No importa de dónde vengamos, lo que importa es lo que damos”.

-En materia de música, ¿cómo está la escena chilena?

-Se encuentra en plena efervescencia, como nunca antes. Muchas bandas, muchos lugares, mucha cosa pasando, como Buenos Aires en los 80, 90. Una cosa muy loca, pero es todo indie pop de guitarras. Y como se diría en Chile, ¡me carga! Yo quiero rock and roll, giro, blues, energía y baile, el indie me rompe un poco las bolas, lo acepto porque cada cual que se exprese a su manera, ¿cierto? Pero esas sonoridades onda El Mató, en lo personal, no me gustan y allá hay mucho de eso. Sin embargo, la escena está increíblemente fértil y vigorosa, algo muy bonito. Salud a todas las bandas chilenas y argentinas, aunque hagan esa música tan fome (risas). ¡Broma!

-¿Cuán cierto es el antagonismo que existe entre argentinos y chilenos?

-Esas son boludeces. La gente es buena o mala allá, acá, en todos lados. Hay boludos que rivalizan y hay gente que no; yo ando con estos últimos, y por suerte, son la mayoría.

-Días atrás, La Tercera, medio chileno, publicó una nota en la criticaba la realidad del rock argentino. Básicamente, ya no lo consideraban algo exportable.  

-Mira, es difícil acercarse a las polémicas, porque en definitiva, ¿quién tiene la razón? Nadie y todos. Cuando el rock nacional partió, empezó creando música original, rock en español, con letras, a diferencia de lo que ocurrió en México, donde había rock, pero eran versiones de Elvis y todo eso. Acá hay mucha cultura y ebullición artística. Y en ese medio nació SpinettaPappo, y todos esos. Pero no había competencia. Ni en Chile ni Uruguay había bandas. Eso vino después. Eso está pasando ahora. Entonces, por un lado es lógico que el rock argentino vaya perdiendo fuerzas fuera de del país, porque ahora hay más crecimiento en estos lugares. Pero no sé, hay muchas bandas nuevas, y los dinosaurios no quieren retirarse. ¿Por cuánto tiempo más los mismos de siempre van a encabezar los festivales? Háganle caso a Iorio, retírense por favor. O al menos, tengan “ahijados”, sean generosos. La gente también tiene la culpa, no arriesga, no quiere pagar entradas, a menos que el grupo venga de afuera. Es una cosa de la sociedad. En algún momento va a explotar y ahí va a surgir algo nuevo, no me quedan dudas.

-A raíz de dicha nota, la web silencio.com.ar lanzó una interesante replica en la que convocaron a diversos artistas a opinar sobre la cuestión. En tu caso, ¿qué reflexión te merece?

-El rock argentino es poco exportable, ¿te has fijado? Mira, por ejemplo, las bandas prefieren crecer en el país, tocar en todos lados, hacerse grandes y recién ahí salir al mundo. Puta, man, así perdés. Hay que salir, hay que salir siendo nadie, volver siendo nadie + 1 y retroalimentarse. O sea, según mi opinión y a riesgo de equivocarme, hay que salir del agujero interior, como decía Federico Moura, hay que conocer otros lugares, influenciarse, de sonidos, de mentalidades, de modus operandi. Las bandas argentinas de ahora tienen poca proyección internacional porque repiten sonoridades y formas de hacer, porque hay grandes espacios vacantes y pareciera que quieren tomar esa torta en vez de ir a comprar nuevos ingredientes y cocinar su propia receta. Ya fueron Los Redondos y La Renga, ya está. Mejor crear otro público, no ir a convencer al ricotero para que te siga. Dentro de poco no tendremos fronteras, y esa es la que va.

-Se te nota una persona inquieta, activa, ¿podrías considerarte un workaholic de la música?

-No. Soy una persona que trabaja lo mismo que cualquier otra, pero tengo la bendición de que todo eso va hacia mí mismo, entonces, parece que hago muchas cosas, pero todos lo hacen diariamente. La clave está en trabajar para uno, y eso lo logré con paciencia y porque no soportaba trabajar para ningún viejo de mierda, como diría el Pity Alvarez -se refiere a la canción “Espero que la vida”-. Primero soporté mucho tiempo la indecisión y el hippismo, hasta que el universo me fue mandando cositas y cuando uno está atento a lo que pasa alrededor, las oportunidades aparecen y uno las puede tomar. De otra manera uno anda mirando la computadora y las oportunidades mueren.

-Hablando de oportunidades, han pasado cuatro años desde que te fuiste de Argentina, aunque eventualmente has vuelto a tocar. ¿Te imaginas instalado nuevamente aquí?

-No me veo instalado en ninguna parte del mundo, para serte sincero. Inclusive, si tuviera hijos, que ahora no tengo, los llevaría conmigo, como los Stones, “el viaje es el camino”. En Argentina tengo mi familia y amigos, y obviamente que me gustaría tener una casa ahí, para eso tengo que tener el dinero, pero si lo tuviera ahora, grabaría canciones, así que no me veo comprándome una casa por el momento, ¿me explico? Quiero viajar, tocar y conocer el mundo, porque este es mi mundo, como el tuyo, y como el que está leyendo esta nota.

-¿Llegaste a formar un proyecto antes de partir?

-Sí, antes tenía una banda, de la cual no me quiero acordar el nombre. Luego me hice solista y me presentaba con un nombre del cual tampoco me quiero acordar. En resumen, era solista y tocaba con mis amigos, ellos eran mi banda. Pero WARHOL, si bien partió como mi proyecto, ahora es una banda. Total, la gente no sabe que yo soy Warhol. Somos una banda, nos movemos y sonamos como tal. Siempre quise tener un grupo así y ahora que lo tengo, soy feliz.

-Tu primera parada fue en Berlín, donde comentaste que tocabas en la calle y que obtenías buena plata.  

-Allí estuve casi un año y eso me bastó para darme cuenta que Berlín es la mejor ciudad del mundo. Pero el invierno es tan jodidamente helado: menos 20 grados, ¡for real! Así que cuando llegué a Londres me quedé ahí, atrapado por los Beatles. Pero sí, Berlín es la mejor puta ciudad para ser joven y vivir.

-Además de tocar en la calle, ¿en qué ocupabas tu vida?

-Pintaba cuadros, iba a jams a interpretar música y salía a pasear (risas).

-Luego estuviste dos años en Inglaterra, donde formaste Los Motherfuckers.

-Así es, tocábamos rock and roll onda Oasis, pero más oscuro, y nunca llegamos a presentarnos en vivo. El cantante era un borracho hijo de puta y no se podía hacer nada serio con él. Lo más lindo era juntarnos a ensayar. Tocábamos mucho en la sala, mucho de verdad, largas sesiones, tres o cuatro veces por semana. Nunca había sido el “guitarrista” de una banda de rock and roll y  si bien no componía, hacía arreglos y guitarras principales, y con Pier, el compositor, aprendí mucho, porque él llegaba con canciones súper inglesas (valga la redundancia) y me enseñaba sobre pedales, amplificadores, texturas, etc.

-Al margen de la banda, ¿qué te dejó a nivel musical tu estadía?

-Me dejó un disco de canciones grabado, Warhol Oliveira canta Alejandro Jodorowsky (2014), muchas canciones compuestas, grandes amigos músicos que fui haciendo a medida que tocaba en pequeños bares y lo más importante, mucha expertise.

-¿Por qué elegiste interpretar los textos de Jodorowsky?

-Yo creo que los textos me eligieron a mí. Tenía casi un año sin componer, era desesperante, lo juro. En realidad, no era que no componía, es que nada me gustaba. Ninguna canción se salvó de esa época, excepto una: “Servímelo con los ojos” -se puede escuchar en YouTube-. Y cuando encontré el libro de JodoPoesía sin fin, agarré la guitarra y en dos días salieron 14 canciones. ¡Catorce, man! Y luego otras 8. Y ahí tenía mis 22 canciones con sus poemas, como los arcanos del Tarot, ¿qué loco no? Así funciona, las cosas suceden a través de nosotros. Además, los poemas de él me hablaban desde un lugar muy bonito, que es la consciencia. En palabras de Andrés Mayo, quien masterizó el disco, son letras muy profundas, es casi como Luis Almirante Brown, el personaje de Capusotto. ¡Cantar esa filosofía y hacerla rocanrol, qué rico!.

-Acabas de publicar Atrevido, el tercero de tus discos, que contiene cuatros canciones y roza los quince minutos de duración, en donde expones sentimientos, intensidad y vulnerabilidad. ¿Por qué apostaste por un formato acotado?

-Porque me lo aconsejó el banco (risas). Hablando en serio, íbamos a lanzar las canciones como simple, una tras otra, durante cuatro meses, pero lo lancé como EP. Supongo que pronto vendrá Atrevido 2, con otras cuatro canciones, así hasta llegar al disco. No tenemos apuro. Por otro lado, ¿quién escucha hoy discos? Volvimos al single. Además, preferí grabar cuatro temas en su mejor versión que doce sin tanto cuidado.

-Tres de las canciones del EP fueron compuestas en Londres, mientras que la restante salió en Chile. ¿Encontrás grandes diferencias esta última y las otras?

-Sí. (Risas) “Así son”, que es la que compuse en Chile, es la más blandita de todas. Quiero decir, es más de cantautor, mientras que las otras son de banda, rock and roll y todo eso, por lo menos en vivo. Aunque el disco es más pop.

-Has dicho que en vivo “son una banda al palo”. En el caso de tu escritura, porque además te definís como poeta, ¿cómo la describirías?

-Puta, qué pregunta. Últimamente estoy muy metafísico con mi poesía, muy reflexivo, y algo cercano al Tarot. Antes, para que te des una idea, cuando recién comenzaba a recitar en vivo, era muy rolinga, era una poesía muy rocanrolera y de la calle.

-El propio Jorodowsky te hizo una devolución vía Twitter sobre el trabajo (“Querido Warhol, la sinceridad con la que cantas mis poemas me los hace descubrir. Un GRACIAS, de mi alma a tu alma”). Y en el caso del mismísimo Andy Warhol, de quien tomas tu actual aka, ¿cuál crees que habría sido su expresión al enterarse que un argentino, que viajó por Europa, que reside en Chile y que hace rock & roll, eligió llamarse como él?

-Yo creo que Andy hubiese dicho: “¿Hay alguien que se llama como yo? Qué fantástico. Ya quisiera yo llamarme como otra persona”.

-Al irte de Argentina, resurgiste como el Ave Fénix, que decidiste borrar “tu historia personal”. ¿Cómo te imaginas tu futuro?

-El futuro es incierto. Yo surfeo la ola, literalmente. Voy ahí, con lo poco o mucho que tengo y siempre estoy surfeando, sin estabilidad, porque eso me hace mal. En cambio, siempre estoy buscando lo que sigue, y eso me tiene en movimiento. Todas las cosas buenas que me pasaron últimamente fueron por estar viendo qué onda. Y se dieron de forma muy loca, y una cosa me llevó a la otra. Por ejemplo, no pensaba quedarme a vivir en Chile, pero conocí a Barry Sage (productor de los Rolling Stones) y grabé un disco con él, Atrevido. No pensaba formar una banda, pero conocí a un guitarrista y así fueron llegando los músicos. No pensé ir a Argentina pero surgió la posibilidad. En mi vida, todo es así. El universo propone y yo trato de no cagarla. Te juro, todo lo que quiero que me salga, no me sale. En cambio, aprendí a decir que “sí” a lo que surge. Esa es mi técnica.

 

*Martes 20 en el Ciclo Martes Indigente en Niceto Club, Niceto Vega 5510. A las 21. Viernes 23 en Bar de Rodney, Rodney al 400.

 

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