"Los objetivos están más que cumplidos"

Pasó un año desde que Banda de la Muerte publicó 8894, su cuarto y crucial disco de estudio. ¿A qué responde el calificativo? Sucede que fue una co producción de la banda con Jack Endino, quien, entre otros, trabajó con Nirvana, en el álbum Bleach (1989). Como era de esperar, el trabajo, por su magnitud y calidad (de lo mejor que se publicó en 2015), no pasó desapercibido. “Uno hace balances todo el tiempo”, suelta contemplativo el cantante y guitarrista Xon. Y agrega: “En este caso, sólo con la experiencia de grabar con un productor de su envergadura, es muy positivo. No a muchos músicos se les presenta la oportunidad de que el productor de varios de sus discos favoritos le diga que quiere registrar sus canciones. Nosotros no estábamos en condiciones de dejar pasar esta oportunidad. De hecho, compusimos el disco en seis meses para no perderla (risas)”.

-¿Tuvieron la repercusión que esperaban?

-Este disco nos dio un crecimiento como banda, ya que nos llevó al Desertfest, en Bélgica, y a nuestra tercera gira por Europa. Además, mucha gente nos conoció y se acercó a los clubes de la Muerte (NdlR: Ciclos que realizan con cotidianeidad). También muchos se interesaron en nuestros anteriores trabajos. Es una placa con la que estamos muy agradecidos, porque nos trajo un montón de amigos nuevos. Con un año en la calle, los objetivos están más que cumplidos.

-Luego de la importante producción, ¿cómo fue llevar el sonido del estudio al vivo?

-Bueno, arrancaría por definir a Jack Endino, que es un verdadero fanático de las bandas de rock. A él no le gusta usar muchos artilugios, no le gustan los discos “sobre producidos”. Su intención, desde un principio, fue la de registrar a la banda tocando las canciones de la manera más natural posible, tratar de intervenir la menor cantidad de veces. A decir verdad, nos grabó en vivo, y sin pista de click. Él está en contra para los bateristas, dice que es un recurso que inventaron los productores de música disco en los años setenta, para poder poner y sacar a gusto partes de la canción y que no tiene nada que ver con el rock. Le gusta cuando escucha en el disco a una banda, tracción a sangre, y graba casi como un documentalista. Por lo tanto, el proceso fue inverso: primero hicimos las canciones; segundo grabamos los demos; y después las ensayamos hasta el hartazgo, para que salgan de una toma en el estudio. No queríamos fallar en eso, queríamos estar a la altura del productor y responderle sonando ajustados. Conseguimos algunos equipos prestados, para darle algunas opciones de audio, pero sin decir nada, él terminó eligiendo los equipos que nosotros usamos para ensayar y tocar en vivo, como si supiera que tal o cual riff fue concebido con ese audio.

-Para realizar la producción Endino se instaló en nuestro país. ¿Cómo resultó la experiencia?

-Estuvimos conviviendo diez días y todo giraba en torno al trabajo. Imaginate: nos mudamos -literalmente- al estudio El Attic, en General Rodríguez. Dormíamos ahí. Jack es un enamorado de su trabajo, tanto que no quería salir del estudio, salvo para comer, que lo hacía en 15 minutos. Por otro lado, cuando charlábamos no pasaban más de 30 segundos sin caer en la música, o el rock, o las bandas, o la escena de Seattle, Buenos Aires, o en todo el mundo. Nosotros amamos la música y nos volvíamos monotemáticos. (Carcajadas). De hecho, Jack venía de grabar a Soundgarden y en los ratos libres, para distraerse, abría la sesión de ellos y escuchábamos las pistas.

-Un apasionado por lo que hace.

-Sí, es más, llegó a trabajar 14 horas seguidas, hasta que tuvimos que pedirle que descanse. Estando en Rodríguez, decidimos llevarlo a conocer Luján. En realidad, más que conocer, fuimos a desayunar y a cambiar un poco el aire. La cuestión fue que, apenas terminó el café, sacó tres fotos de la Catedral y ya quería volver al Pro Tools. El tipo tiene una capacidad increíble.

-Por otro lado, ¿qué fue lo que más le llamó la atención de Buenos Aires?

-La verdad, no es fácil sorprender a un tipo como Jack: es muy previsor, no improvisa, investiga y averigua todo lo necesario antes de ir a ningún lado. Venía con muchas ganas de comer comida italiana, porque sabía que en Buenos Aires somos muy italianos y españoles. (Risas). Así que, apenas llegó, comimos pastas, unas buenas pizzas de Güerrin y algo de vino, poco, pero rico.

-¿Qué le pareció la ciudad?

-¡Enorme! Pero creo que los sorprendidos fuimos nosotros, por encontrar a alguien tan simple en una personalidad tan compleja. Cuando lo vi salir en Ezeiza, con nada más que una mochila, caminando hacia nosotros, me di cuenta que estábamos frente a un grande de verdad.

-Además de lo profesional, ¿qué les dejó la visita de Endino?

-Como decía antes, la humildad, la actitud de entrega con la música. El respeto por lo que amas, nunca perder la calma, son las características de una persona que está satisfecha con su vida. Y de alguna manera estar satisfecho es la base para disfrutar.

-Se viene una nueva edición del Noiseground Festival, fecha en la que juegan de local. ¿Cómo se hace, dentro de un evento que conglomera a varias propuestas del género, para resaltar?

-A nosotros nos toca estar relacionados casi tangencialmente con el género predominante del festi, pero a la vez en todos lados donde tocamos, inclusive en Europa, nos relacionan con el stoner. Así que nos sentimos bastante cómodos entre bandas de este estilo. Creo todo grupo de rock pesado que sea un poco más difícil de encasillar, se la clasifica como stoner. Particularmente, lo más difícil de etiquetar siempre me resultó lo más interesante.

Foto: Gentileza prensa/Darksoul Peterson

*Sábado 20 en el Noiseground Festival en el Teatro Vorterix, Lacroze y Alvarez Tomas. A partir de las 17. Junto a Montaña Eléctrica, Gripe, Persona, Sutrah, Audión, Sur Oculto y Los Antiguos.