Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Saico y la Orden del Tornillo

"Esta banda empezó siendo mi mundo, y terminó perteneciendo a muchos"

Cronista: Ariel Andreoli | Fotos: Gentileza: Prensa

28 de Marzo, 2016

"Esta banda empezó siendo mi mundo, y terminó perteneciendo a muchos"

El mundo personal de Marcelo Saico Araujo es tan espectacular que generó una banda de rock, cargada de emociones y amigos. Hincha de Defensores de Belgrano y melómano, cuenta los comienzos del proyecto, su participación en la vuelta de Avant Press y su laboren el Salón Pueyrredón y el bar cultural Ayer.

-¿Cómo formaste Saico y la Orden del Tornillo?

-Nació por la inquietud de hacer canciones en mi casa, que no salía a tocar con ninguna banda, pero eran un reflejo personal y de mi mundo interior.

-Tiene un nombre muy particular, ¿a qué se debe?

-Saico me dicen desde muy chico, por una banda que tuve en mi adolescencia. Era un apodo que al principio detestaba, pero con el tiempo se me hizo familiar. La otra parte surgió cuando empecé a tocar y compartir mis temas. Había pensado en Saico y los tornillos, por los tornillos que me faltan (risas). Cuando se lo conté a Canu (Hernán Bermúdez), percusionista del grupo y artista plástico, lo sintetizó mejor: "Flaco, estudiá un poco y aprendé de Quinquela Martín y su Orden del Tornillo, y vas a ver que ese es el nombre correcto". Y así quedó. En los primeros shows, asi como Quinquela premiaba a las figuras del mundo con tornillos, nosotros hacíamos lo mismo, para que se lleven un recuerdo.

-En tu haber tenes mucho under caminado, años de experiencia en la música. A diferencia de tus otros proyectos, ¿que posee esta banda de tu mundo personal?

-Tiene la angustia, la desesperación y la desesperanza. Pero también ofrece una vuelta de tuerca para combatir todo eso. El mensaje que busco dar es que se puede lograr, siempre que seas un soñador que luche. Hace muchos años, el papá de nuestro guitarrista Malcom (Minissale) le dio un gran consejo: “El rock no va a cambiar el mundo, pero sí va a mejorar mucho tu vida”. Aunque era una frase hecha, la tomé como una forma de vida. Mejorar el ánimo del otro es algo que me llena de felicidad. Distintos amigos me han llamado al escuchar mis demos, sólo para decirme que querían grabar y participar a la hora de grabar. Eso es lo más aprecio de Saico y la Orden del Tornillo: juntarme con gente que cree en lo que hago y se siente identificada con las canciones. Lo que empezó siendo mi mundo, hoy es de muchos. Es una experiencia brutal.

-Viaje al Centro de un Mundo Imperfecto (2014) es el último disco de la banda, y tiene varios artistas invitados, como Pablo Galetto (ex Demonios De Tasmania y Juana La Loca) o Edu Graziadei y "Chino" Biscotti (ambos Cadena Perpetua). ¿Cómo fue su preparación?

-La banda estaba parada y no venía tocando. Así que me junté con Edu para grabar unos temas con la acústica. Cuando nos queríamos dar cuenta, habíamos logrado unos sonidos  terribles. Fue ahí que me llamó Malcom para sumarse, luego fue el turno de Canu, que hizo la percusión y el increíble arte de tapa. No importaba el género ni la experimentación, si la canción requería un acordeón, lo hacíamos. Hice tocar a amigos punk temas country (risas). 
 
-Se podría decir que fue un proceso que disfrutaste.
 
-Sí, lo principal era divertirnos. Participó casi toda la gente que quise, aquella de la que aprendí muchos aspectos de la vida, como también los que compartieron escenarios en toda mi carrera.
  
-El año pasado formaste parte de la vuelta de Avant Press (banda pop de los 90). ¿Cómo viviste esa experiencia?

-Fue algo increíble. Todo empezó porque tengo una banda paralela, Casabella, en la que toco con Michu (Pablo Varela, también baterista de Avant Press), y él insistió para que yo entrara a tocar, ya que el bajista Ezequiel (Araujo) no se quiso sumar a esta nueva etapa. Tocar con ellos, que habían sido una banda súper interesante, fue una experiencia sumamente rica. Aprendí muchísimo de estos tres monstruos. A Leo (García) lo tenía como un groso, pero cuando vi cómo es en una banda -te putea cuando te lo tiene que hacer o te felicita y te da un abrazo cuando das un buen show-, me hizo entender que esa es la gente que vale la pena. Por su parte, a Juan Carlos (Marioni) no hay con que darle en su estilo. Mientras que con Michu fue amor a primera vista: nos vimos y empezamos a tocar. Compartir esos shows con ellos fue un disfrute muy grande.
 
-La despedida del grupo fue en La Trastienda, en noviembre del año pasado, ¿qué recordás ese último concierto?

-Estaba encendido. Ver a la gente saltar y cantar las canciones fue una locura, más teniendo a un frontman como Leo, que interactuaba con el público y lo hace todo más festivo. Si en un momento así no te pasa nada en el cuerpo, sos un pecho frío. Fue algo inolvidable, que lo viví de una manera espectacular. 

-Además de tu labor como músico, sos parte del staff del Salón Pueyrredón los fines de semana, y los jueves en el Bar Ayer, musicalizas en un ciclo que organizás. En síntesis, trabajas de lo que te gusta.

-Claro, es algo que está muy bueno, pero te lleva mucho laburo. Cuando haces algo que disfrutas, la exigencia es todavía mayor. Lo del Salón es una movida grande, ya que somos varios lo que trabajamos. Por otro lado, lo de Ayer lo hacemos todos los jueves, con entradas gratuita y promociones en bebidas y cenas. Ahí le damos difusión a nuevos artistas.
 
-¿Cómo sigue este 2016?

-Con la Orden del Tornillo estamos grabando un disco nuevo, que será súper eléctrico, un poco más rockero y distorsionado, pero sin perder el power pop inglés. En lo personal, este año me gustaría volver a tocar con Avant Press. Al margen de esto, la idea es presentarse mucho, sin más vueltas. Tengo dos niños y cuando no estoy con ellos, sólo quiero tocar. El amor por mis hijos y por la música es todo lo que conseguí en mi vida. 
 
PH: Gentileza prensa/Diego García
 
 
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