"La banda está más vigente que nunca"

Veinte años atrás, las calles de Villa Celina vieron nacer a Villanos, grupo que, a fuerza de inventiva y presentaciones enérgicas, se haría de un nombre en la escena. Sus discos (cinco de estudio y uno en vivo) serían un pincelazo de la época en la que se publicaron, arrancado por el primitivo Sacate todo (1999) y finalizando con Contacto (2007) -el más conceptual de todos-. Atravesaron todos los estadios posibles: el under, la masividad y, de nuevo, una suerte de bajo perfil.

Sin embargo, el cantante, líder y cráneo del proyecto, Niko Villano (creador del ¿aclamado? rokanrol cabeza) le dice a este medio que nunca, pese a los cambios de formación, dejaron de tocar. No obstante, este año volvieron (definitivamente) al ruedo con una gira por el vigésimo aniversario del grupo, que inició en Flores con un sold out, y finalizará en el mismo lugar, Asbury.

-Además de Capital Federal, pasaron por Provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, entre lugares. ¿Cómo los encuentra esta situación

-En medio de los festejos. Hay emociones mezcladas y algunas añoranzas por los viejos tiempos. También estamos componiendo, y repasando nuestra discografía para ver qué setlist interpretamos. Esto nos puso en carrera y motivó para los próximos desafíos, como publicar un disco nuevo (creemos que será el año que viene).

-¿Qué análisis hacen de esas fechas?

-Nos quedan los mejores recuerdos. De hecho, la vuelta, que también sucedió en Flores, fue con un lleno total. Nos volvimos a encontrar con nuestro público y tocar canciones que hace tiempo no hacíamos. Villanos está más vivo que nunca. Cuando arrancamos, hace veinte años, tocando en Planta Alta, nunca imaginamos tal prosperidad o permanencia. Y más allá de algún bache, que también tuvo el país, jamás hemos parado de tocar. La situación actual nos tiene agradecidos y contentos.

-¿Qué representa para volver a tener cierta continuidad?

-Primero, una alegría y, después, una responsabilidad. Ya no tenemos 16 años, como cuando arrancamos (risas). Siempre nos caracterizamos por dar shows enérgicos y dejar todo arriba del escenario. Ahora, a diferencia de años atrás, cuesta recuperarse al día siguiente (risas). Sin embargo, la sensación de haber puesto todo, nos llena el alma. Realmente amamos lo que que hacemos y lo disfrutamos. Nunca, aunque lo es, lo asimilamos como un trabajo.

-La banda pasó del underground al mainstream, para luego volver a bajar. Hoy, no obstante, se ubican en un presente muy prometedor. ¿Cómo se plantean el futuro?

-Nosotros siempre tratamos de que los tiempos estén de nuestro lado, seamos independientes o no. Nunca apuramos los momentos ni los discos. El control creativo siempre nos perteneció. La clave para permanecer durante 20 años fue la plasticidad. Además, constantemente buscamos cambiar entre los discos, no repetirnos. Esto implica un proceso que está bueno, pero que también es doloroso, porque pones en juego la imaginación.

-¿Cómo te llevas con tu repertorio? ¿Se pueden llegar a interpretar todas o hay algunas que quedaron relegadas?

-Quizás, las canciones que menos disfruto de tocar son las que más difusión tuvieron. Si hay que hacerla, se hacen. Todo bien. No hacerlas sería ponerse en un lugar muy básico e infantil. También sucede que el público, a veces, te pide cosas que fueron compuesta en 1995.

-Claro, como “No tires arroz”, de Sacate todo.

-Y sí, pero forma parte de un todo. Igual, fijate los Rolling Stone, tienen 72 años y siguen tocando. La longevidad en el rock garpa. Pero volviendo a las canciones, hay que aceptarlas, ya que son parte tuya, no lo hicieron otros. En parte, si llegamos hasta acá, es gracias a eso. 

-Mencionabas las canciones que tuvieron difusión, ¿cómo te llevabas con aquella época con la masividad?

-Fueron casi diez años de exposición, que luego decidimos parar con todo lo que conllevaba publicar un disco, tocar y salir gira. Veníamos tocando desde los 16, y comenzaron a vislumbrar otras prioridades en la vida de cada uno. Me fuí, ¿cuál era la pregunta?

-Si les había pesado tanta exposición.

-Mirá como la reprimí (risas). Pesar, no. Quizás, estar involucrado en un proyecto así nos restaba tiempo para otras cosas. Todo eso, quieras o no, te termina pasando factura. Pero, no es que alguien se voló y creyó que era Eminem, sino que pasó por otro tipo de complicaciones o discusiones pelotudas.

 -¿Seguiste en contacto con los ex miembros de la banda?

-Con algunos sí, y otros no, que son los que pueden llegar a tener un tipo de vida diferente a lo que es una banda de rock. Igual, siguen siendo compañeros de ruta. Nosotros no hemos echado a nadie de la banda, los que se fueron fue por su decisión. El tiempo pasa y cada uno madura a su tiempo, algo que no se puede apurar. Muchos menos, obligar a alguien que haga algo que no quiere.