La Condena de Cain
“En la banda hay un atisbo de hacer algo distinto”
14 de Octubre, 2008
La Condena de Caín editó el año pasado “Nuestra negligencia resulta sospechosa”, su recomendable álbum debut, y lo continuará presentando el próximo sábado en el Marquee. Estas son apenas excusas para conocer a una banda que se formó sin proponérselo, a 1.500 km de distancia, y nos recibió en su sala de ensayo de Almagro, para una larga charla en la que se sucedieron anécdotas y reflexiones en un marco de calidez.
El origen de la banda es, por lo menos, curioso…
Sawa (voz): Sí, en un momento llegó a Buenos Aires desde Puerto Madryn La Marca de Caín, y acá en Buenos Aires estaba tocando otra banda, La Condena de Sigfrid. Nos conocimos por el 2004, en esta misma sala, y ahí empezamos a tocar.
Héctor (saxo): Yo durante un tiempo toqué en las dos bandas, con La Marca… en Madryn y cuando me vine a estudiar música, lo conocí a Mati y ellos necesitaban un saxofonista y ahí arranqué a tocar con La Condena. En un momento convivieron las dos bandas en Buenos Aires, ensayábamos acá y compartíamos cantante, baterista y saxofonista.
-¿Se reconocen los estilos de las dos bandas anteriores en las canciones del disco?
Héctor: Había claramente dos estilos, las bandas entre sí no tenían nada que ver. En el disco todavía se nota.
Sawa: A la hora de cantar las diferentes letras eso también se nota, a veces se complica interpretar lo que quiere decir el otro.
Marcelo (bajo): Había algunos puntos en común, pero básicamente el rock and roll vino del Sur y nuestro trío era más oscuridad. En cierto punto, se trató de iluminar la oscuridad y oscurecer la luz.
Matías (guitarra): En esta etapa en la que estamos haciendo temas nuevos la idea es lograr un unísono, que no se noten tanto los estilos. Y eso es lo más difícil para cualquier banda, encontrar una única manera de decir las cosas.
Marcelo: “Freak show” es el primer tema que arma la banda, porque con La Condena de Sigfrid ya venía una idea, pero le faltaba la melodía de la voz.
-Algo que me llamó la atención cuando presentaron el álbum en el CBGB, fue el laburo extra musical, con actores y un mural en vivo.
Dani (batería): Sentimos que dentro de la banda tenemos que darle libertad a otras experiencias artísticas, porque, si bien a todos nos gusta el concepto de show de Pink Floyd, somos músicos, no somos actores, ni dibujantes y en un punto se complica.
-¿De dónde surgen esas búsquedas?
Héctor: Nos gusta que cada vez que la gente vaya a verte se sorprenda, que no sea siempre lo mismo. Y esa es una búsqueda difícil en el under, por recursos, por espacios, a veces tocamos en lugares en los que apenas entramos nosotros, ¿dónde metés un actor ahí? Hay espacios que son más aptos que otros.
-El CBGB no lo es tanto, y sin embargo se las rebuscaron
Dani: Ahora en el Marquee, sabemos que tenemos otro espacio, entonces te podés dar el lujo de presentar cosas. En el caso del CBGB, vos dijiste lo del mural, pero de algo seguro que no te diste cuenta, porque nadie se dio cuenta, y fue nuestro máximo esfuerzo de producción: llevamos todos los equipos de la sala y disparamos sonido de atrás para adelante.
Matías: Hicimos una berretada de lo de Waters (risas).
-¿Cómo se trasladan estas inquietudes a la hora de hacer un disco?
Dani: Nuestras grandes influencias, a nivel global, son Pink Floyd y Los Redondos, sobre todo por una cuestión de tener una estética como banda. Y no podíamos hacer un disco conceptual ni a palos, porque venían temas viejos, de diferentes épocas, de dos bandas distintas.
Matías: Las letras la firmamos como La Condena de Caín, pero escribimos varios. Y al componer varios también, es difícil que letras y músicas queden al unísono. De a poco, como banda, estamos tratando que quede algo claro y redondo.
-¿Tienen en mente hacer un disco conceptual?
Daniel: Yo mucho no lo veo... Cuando pienso en un disco conceptual, generalmente viene de una sola cabeza, y en nuestro caso sería muy difícil que las cinco cabezas vayan en la misma dirección y al mismo tiempo. Lo difícil es encontrar una canción que cierre y que sea original. Matías: Muchas veces se hace algo nuevo no cuando lo buscás sino cuando te sale, porque se da en un momento particular. Si estás todo el tiempo pensando “voy a hacer algo nuevo, voy a hacer algo nuevo” te volvés loco.
Daniel: Sentarte a escribir la canción de tu vida es imposible. Están bueno los procesos, ahora que terminamos el disco, escuchar cosas nuevas, leer, ver películas, si no cambiás como persona, no cambia la obra. Cada disco te refleja artística, social, culturalmente. Es lo que sos como persona en ese momento.
-¿Están conformes con el disco a casi un año de su edición?
Sawa: Sí, es un primer disco y a veces no te acompaña el tiempo y dejaste un montón de cosas por terminar. Pero es un momento único y hay que estar contentos con eso.
Matías: Lo más difícil a la hora de hacer el disco fue el hecho de expresar tus sentimientos con un tipo atrás de un vidrio que te dice “dale, cantá”. En el vivo se manejan otras energías, pero dentro de todo lo logramos bastante bien.
Sawa: Yo creo que es lo más difícil porque uno no tiene la posibilidad de ir todos los días, probar, mirar, y soltarse más de a poco. Tenés un día y medio para tocar trece canciones.
Marcelo: El vivo es efímero, la nota pasó y ya está, en el disco queda. Y si me lo pongo a escuchar, voy a reparar en las cosas que le falta, pero la mayoría de los artistas dice que las obras no se terminan sino que se abandonan.
Matías: Nos interesa es que la gente vea que en la banda hay un atisbo de hacer algo distinto. Después te puede gustar más o menos, pero nos reconforta que se note esa intención.
La charla con La Condena es en un clima relajado, y entre mate y facturas que la banda invita generosamente, los temas derivan hacia el contexto del rock. Son tiempos de Pepsi Music, y por fuera de ese evento parece que no pasara nada más. ¿Se puede trascender por los márgenes del sistema? “Es muy difícil -dice Marcelo- tenés que tener medios, plata, contactos, que te pasen en las radios… Está todo muy raro, mucha gente que quiere ganar guita”. Y Matías ilustra con un ejemplo: “Nosotros siempre hablamos de Vudú, una banda impresionante. Si fuera por el nivel de los chabones, tendrían que estar tocando no se dónde, Obras mínimo. Y capaz que no es que no se ponen las pilas, hay un oído que se fue educando en cierta manera, hay una decadencia cultural del país”
-¿La independencia también tiene que ver con una preservación de la obra?
Dani: Son mensajes. Una vez ganamos un concurso del Bombardeo del Demo, en la R&P, y elegimos no tocar en La Trastienda, por todo lo que significaba en ese momento: Telerman, muy poco después de Cromañon. Capaz nadie se enteró, pero es un mensaje que elegimos dar. Y eso es tan importante como una letra, una puesta o un disco.
Héctor: Había un dilema también, tocar en ese escenario está buenísimo. Ofrecimos hacer una entrada gratuita y un alimento no perecedero, y al mismo tiempo salir por la R&P tirando un mensaje desde un lugar que estaba muy corrompido.
Marcelo: En un punto aprendimos cosas, esto que hablábamos de que estamos solos, yo no estoy preparado para ese tipo de negociaciones, no lo estamos como banda.
-¿Como se llevan con el tema de Internet y la piratería?
Daniel: Totalmente de acuerdo, para nosotros es difusión, yo creo que el problema lo tienen otros. También está bueno el tema de MySpace, Fotolog, un mundo que nosotros desconocemos por completo, en los foros de bandas más grandes opinan de nosotros. Por otro lado nos gustaría que la gente tenga el disco, por el arte que le pusimos.
Matías: Yo por un lado lo veo jodido, te recomiendan una banda, te bajas en una noche la discografía y de repente tenés 16 discos para escuchar. Tipos más grandes, como el viejo de Marce, conseguían un disco y lo gastaban, esa gente es erudita. A veces hay mucha información y pensás que conocés una banda porque escuchaste un par de discos, pero te falta toda una parte de la historia. Y eso pasa con el cine, con la literatura.
-Han nombrado mucho a Floyd, Zeppelin, Beatles, ¿tienen algún otro referente fuerte?
Matías: Hendrix, Stones. Y de acá Sumo y Los Redondos. Es simple. Después cada uno busca su singularidad en pequeñas bandas, tiene sus propios gustos.
-Nombraron todas bandas de más de treinta años. ¿No hay nada nuevo que los haya conmovido?
Daniel: El último disco de Eddie Vedder está buenísimo. The Racounters, que es la otra banda de Jack White de The White Stripes.
Matías: Ese chabón es un capo. Está Radiohead también, pero yo ya la pongo entre las bandas clásicas.
El sábado próximo, La Condena podrá romper un pequeño maleficio y continuará presentando “Nuestra negligencia resulta sospechosa” y algunas nuevas canciones en un lugar que encierra una curiosa relación con la banda:
Daniel: El Marquee es un lugar especial para nosotros, dos veces se nos cerró cuando estuvimos por tocar.
Sawa: Es más, en esa pared hay un afiche que es un mito.
Marcelo: No, ya lo saqué, no está más. Era una piedra. Lo que está bueno es entrar a un lugar a las seis de la tarde y empezar a preparar todo, sabiendo que después vas a tocar vos.
Matías: Apostamos también a que el lugar convoque, la gente lo conoce y está en un circuito. Vamos a invitar a Maldito Sax y En Jaque y los invitamos a todos para que se acerquen.