Vieja Cepa
Todos van
Cronista: Gentileza: Bruno Lazzaro
03 de Julio, 2006
Con una base rockera, pero con una abanico de estilos varios que incluye el reggae, el ska y el reggae, Vieja Cepa es uno de los serios candidatos a heredar el trono piojoso.
Es imposible salir del lugar común que debe atravesar cada persona que escucha Vieja Cepa por primera vez. Es que la voz del cantante Gabriel Iturbe es demasiado parecida a la del líder de Los Piojos, Andrés Ciro Martínez. Y no sólo en las cuerdas vocales recae el link con los de El Palomar, sino que también su estilo de música, sin la onda rioplatense, los vuelve a juntar una vez más. Aunque, podemos afirmar que por su costado más rock, su verdadero semejante son los ascendentes rosarinos de Cielo Razzo (herederos directos de los pasivos Piojos).
Aclarado lo que es y lo que viene, y pese a estas comparaciones, que no son más que una clave para el escucha, queda claro que Vieja Cepa tiene buenas razones para ir sacando boleto en primera. Y en el transporte más rápido que se conozca.
Oriundo de General Alvear (Mendoza) Vieja Cepa nació hace 12 años como Resistencia, pero a raíz de la clásica poca imaginación que reina por estas tierras, el nombre ya estaba en algunos conjuntos locales y tuvo que convertirse en el grupo de veterana estirpe que es hoy. Algo que lo llevó a tener algunos inconvenientes como volver a editar su primer trabajo, “Que no te gane el olvido”, con su nuevo mote.
Este año llegaron a las bateas porteñas con el disco “Todos van”. Un trabajo bien rockero que combina ritmos movidos, como el reggae (en el tema que da nombre al disco), el ska (“Viento en popa”) y el funk (“Corbata”) con algunos medios tiempos (el corte de difusión “Alma a destiempo”). Una voz creíble y una banda que suena ajustadísima en cada tema es el combo especial por el que Vieja Cepa tiene armas para salir a pelearle a Cielo Razzo el trono vacante que dejarán, en algún momento, los atiborrados Piojos.
El disco en sí tiene 13 canciones que van moviéndose por una misma línea diferenciándose con pequeños toques en las bases. Temas que en el rock de hoy podrían ser hit en cualquier estación de radio local. En especial “Manso lago”, “De pena y dolor” y “El gran romántico” con su “Intro” gauchesca al estilo “Marado”.
Vieja Cepa es un nombre que hoy no dice nada, pero que en pocos meses formará parte del colectivo diario, puesto que a su estilo entrador hay que sumarle las ganas y condiciones de las que estos mendocinos están embebidos.
Aclarado lo que es y lo que viene, y pese a estas comparaciones, que no son más que una clave para el escucha, queda claro que Vieja Cepa tiene buenas razones para ir sacando boleto en primera. Y en el transporte más rápido que se conozca.
Oriundo de General Alvear (Mendoza) Vieja Cepa nació hace 12 años como Resistencia, pero a raíz de la clásica poca imaginación que reina por estas tierras, el nombre ya estaba en algunos conjuntos locales y tuvo que convertirse en el grupo de veterana estirpe que es hoy. Algo que lo llevó a tener algunos inconvenientes como volver a editar su primer trabajo, “Que no te gane el olvido”, con su nuevo mote.
Este año llegaron a las bateas porteñas con el disco “Todos van”. Un trabajo bien rockero que combina ritmos movidos, como el reggae (en el tema que da nombre al disco), el ska (“Viento en popa”) y el funk (“Corbata”) con algunos medios tiempos (el corte de difusión “Alma a destiempo”). Una voz creíble y una banda que suena ajustadísima en cada tema es el combo especial por el que Vieja Cepa tiene armas para salir a pelearle a Cielo Razzo el trono vacante que dejarán, en algún momento, los atiborrados Piojos.
El disco en sí tiene 13 canciones que van moviéndose por una misma línea diferenciándose con pequeños toques en las bases. Temas que en el rock de hoy podrían ser hit en cualquier estación de radio local. En especial “Manso lago”, “De pena y dolor” y “El gran romántico” con su “Intro” gauchesca al estilo “Marado”.
Vieja Cepa es un nombre que hoy no dice nada, pero que en pocos meses formará parte del colectivo diario, puesto que a su estilo entrador hay que sumarle las ganas y condiciones de las que estos mendocinos están embebidos.
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