Richter
Transformador
Cronista: Pablo Andisco
Con al menos dos líneas compositivas (simplificando al extremo, podemos ubicar al cantante Zenitram como la pata electro y al bajista y también cantante Scheller como la pata rock en un quinteto bien versátil), Richter ofrece todas las variantes del género: los sintes pueden ser tan protagonistas como las violas y las canciones pueden ir del pop más fresco hasta el sonido industrial más oscuro. Bases trabajadas, estribillos directos y bailables y letras reflexivas, irónicas o combativas, desafiando los prejuicios del género y del público, redondean la propuesta, una de las más interesantes del under.
Desde “City tour”, una sátira de la alineación urbana en plan turístico, hasta “Una canción de amor que no me dé vergüenza” (o la anticanción de amor), Richter pasea por el rock industrial (“Turra”, “Un fósforo”), el cyber pop (“Golem”) y la versión de “Cars”, del inglés Gary Numan, pionero de la electrónica británica en tiempos post punks. También hay instancias más relajadas, como la reflexiva “Canciones sin suerte” o “Anticristo”, en la línea del pop melódico de Virus, y otras netamente bolicheras como “Árbol de la ciencia” y “Suiza”.
28 de Noviembre, 2012
Dos discos, la misma actitud.
En su quinto álbum de estudio, Richter da otra muestra más de energía e hiperactividad. El grupo no sólo es de los que más toca en vivo, acumulando horas y kilómetros de carretera, sino que también se hace tiempo para editar un trabajo doble en la era del download.
Con al menos dos líneas compositivas (simplificando al extremo, podemos ubicar al cantante Zenitram como la pata electro y al bajista y también cantante Scheller como la pata rock en un quinteto bien versátil), Richter ofrece todas las variantes del género: los sintes pueden ser tan protagonistas como las violas y las canciones pueden ir del pop más fresco hasta el sonido industrial más oscuro. Bases trabajadas, estribillos directos y bailables y letras reflexivas, irónicas o combativas, desafiando los prejuicios del género y del público, redondean la propuesta, una de las más interesantes del under.
Desde “City tour”, una sátira de la alineación urbana en plan turístico, hasta “Una canción de amor que no me dé vergüenza” (o la anticanción de amor), Richter pasea por el rock industrial (“Turra”, “Un fósforo”), el cyber pop (“Golem”) y la versión de “Cars”, del inglés Gary Numan, pionero de la electrónica británica en tiempos post punks. También hay instancias más relajadas, como la reflexiva “Canciones sin suerte” o “Anticristo”, en la línea del pop melódico de Virus, y otras netamente bolicheras como “Árbol de la ciencia” y “Suiza”.
Con un álbum doble, tan bailable como contestatario, Richter insiste en sacudir las estructuras del electro rock.
LEER MÁS
Jonas Sanche y su KNOWLEDGE andino
2022-04-29
Serendipia, un hallazgo afortunado
2022-04-07