Living Colour
The chair in the doorway
08 de Abril, 2010
En su quinto trabajo, los neoyorquinos dan una nueva muestra de su talento.
De conquistar en vivo y en directo al mismísimo Mick Jagger y comerse el mundo entre los 80 y los 90, Living Colour pasó los últimos quince años en un permanente ida y vuelta. La separación oficial duró sólo un lustro, sin embargo apenas dos álbumes en quince años están lejos de ser una media importante para aquel tridente inicial arrollador compuesto por Vivid (1988), Time´s up (1990) y Stain (1993).
Más allá de los ocasionales y rigurosos compilados y directos, apenas Collideoscope se coló en 2003, por lo que The Chair in the Doorway es oficialmente su quinto disco. Editado por el sello Metalforce (responsables del lanzamiento de Metallica, nada menos), conjuga de alguna manera aquellos impulsos iniciales con la madurez de cuatro tipos que pasaron largamente los cuarenta años. Y si bien las reivindicaciones sociales siguen siendo uno de los temas a tratar, la banda suena más aplacada. Además, las programaciones que dispara el genial Vernon Reid pueden destacarse tranquilamente al lado de sus virtuosísimas seis cuerdas.
Con “Burned away”, el disco arranca de un modo visceral, casi garagero, con la buena voz de Corey Glover algo distorsionada. Mucho más denso es “The chair”, con la guitarra de Reid perforando en estéreo, una onda similar a “Decadance”, con sus efectos de delay sobre la base bien gruesa y la enésima letra que asocia el progreso a la decadencia. En “Young man” se destaca el baterista Will Calhoun, sosteniendo el ritmo marchoso y explotando en el solo final.
Con “Method” se inicia el segmento más relajado del álbum. Las guitarras y las voces suenan bien limpias, manejando los climas a su antojo. “Behind the sun”, originalmente el corte de difusión con el que volvieron a rankear, deja en claro el importante papel que adquirieron las programaciones, acoplándose sin desentonar como un instrumento más y pasando tranquilamente por una banda británica. “Bless those (Little Annie’s prayer)” está compuesta por el bajista Doug Wimbish y la multiartista Annie Bandez (la “Little” del título) y, quizás como contrapartida del track anterior, explotan toda su negritud y suenan al Prince bien funky.
“Hard time” arranca de a poco y los devuelve al sonido más pesado, mientras que “That’s what you taught me” trae al Living Colour más clásico, con una melodía que engancha de toque y la letra enojada. “Out of my time” es el más poderoso del disco, con la voz de Glover en falsete, nada que ver con el cierre “oficial” del disco, “Not tomorrow”, un final beatle/psicodélico con el suave coro de la inglesa Becca de Beauport. Dijimos oficial porque después de cuatro minutos y medio de silencio, una práctica bien de los 90, la banda regala “Asshole” y la espera vale la pena: una clase de drum and bass por un lado y de voz y guitarra por el otro.
Según escribe en su parte de agradecimientos Vernon Reid, Corey Glover representa el alma, Will Calhoun el poder y Doug Wimbish la sabiduría. Él podría ser la magia, y los cuatro elementos componen un muy buen regreso de Living Colour a la escena rockera.
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