Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
Seguinos en
Banner

Cuentos Borgeanos

Psicomágico

Cronista: Pablo Andisco

01 de Diciembre, 2009

Psicomágico

Cuarto disco para la banda de Abril Sosa: viaje por la era de la madurez.

Maduro suele ser visto como un adjetivo calificativo negativo por buena parte del mundo del rock, ya que se lo asocia al aburguesamiento del artista en contraposición a un estado ideal, eterno y naturalmente opuesto, como es el de la rebeldía. Pero el caso de Psicomágico, cuarto álbum de Cuentos Borgeanos, lanzado con bombos y platillos en una cadena de disquerías, el significado es definitivamente positivo. En un juego de comparaciones con Felicidades, su anterior trabajo de 2007, Psicomágico es más contundente y directo y la banda termina de redondear aquellos atisbos cancioneros, además de mostrar un marcado crecimiento de Abril Sosa en su rol de vocalista.

En este sentido cumple un rol fundamental Pablo Romero, en quien volvieron a confiar como productor, ya que se encarga de canalizar toda la energía punk y adolescente que había caracterizado al cuarteto para ponerla al servicio de la canción. Así, la pared de guitarras que conforman Abril y Diego López aparece bien al frente, con algún teclado ocasional, y suele acompañar un estribillo estudiado y bien melódico. Este formato le da a la banda un pretendido sonido brit, que sobrevuela casi todo el material y se manifiesta fundamentalmente en temas como “La pregunta”, “Mirar al sol” y “Pequeña luz”.

Pero donde se hace más visible la mano de Romero es en “Resistir”, donde el de Árbol mete coros en una balada bien 90’s, con crescendo y estribillo en fade out, más para celulares en alto que para encendedores (redondeando un hit de manual) y en “Un día eterno”, donde Abril canta sobre guitarras acústicas en una instrumentación despojada, algo que recuerda a la banda de Haedo.

Cuando se aleja de esta fórmula, Cuentos Borgeanos exhibe otros matices, como “Estás vivo”, con la base redoblada de Lucas Hernández y el bajo impecable de Agustín Roncino que sostienen la épica de un riff bien rockero y desconcertante; “Frío”, cuando la banda muestra su lado oscuro o el opuesto “Hablé con él”, bien movedizo con su beat frenético de guitarras poderosas. “999” es el último tema y sirve para darle un cierre conceptual al álbum: un elogio de la canción rock/pop tanto en letra como en música.

En ese sentido, también hay un ajuste, ya que las letras, si bien mantienen algunos giros y guardan un cuidado casi dogmático por el lenguaje, no persiguen un intelectualismo forzado, sino que más bien parecen reflexiones genuinas y casi siempre introspectivas sobre el amor, la soledad, la propia música y esa melancolía que a esta altura ya le es propia. Abril ha declarado más de una vez que le gusta la manera de escribir de Silvio Rodríguez y hay en varios pasajes de Psicomágico una aproximación al estilo del cubano.

En su cuarto álbum, Cuentos Borgeanos evoluciona en unos cuantos aspectos y entrega el trabajo más convincente de su carrera.

TODAS LAS FOTOS