Tristemente Celebres
Anestesia general
30 de Septiembre, 2009
En su segundo trabajo, la banda mantiene el sonido fuerte aunque se prueba en diferentes géneros.
Tristemente Célebres nació como una iniciativa del periodista y guitarrista Eduardo de la Puente y del bajista Germán Wintter, a quienes se les unió al poco tiempo el baterista “Patón” Cimino, quienes forman también la base rítmica de JAF. Después de unas cuantas pruebas, se completaron con Leo D’Amico en voz y Maxi Barrera en guitarra y editaron en 2005 su debut homónimo, inclinado hacia el heavy metal. En estos cuatro años, y pese a algunos vaivenes que incluyeron la salida de Maxi después de grabar sus guitarras en el álbum, desarrollaron una mayor cohesión a la hora de componer, y eso se nota en los arreglos, los climas y el juego de estilos al que se abren en Anestesia General (2009), aunque nunca pierden de vista aquel origen ligado al heavy.
La producción del disco está a cargo de Ricardo Mollo, quien deja su sello sobre todo en el sonido de las violas, y el comienzo parece una continuación de la línea histórica de la banda, cuando en “Anestesia general” arremeten con un heavy a lo Maiden, con riffs potentes y muchos coros; y “TC” explicita su costado tuerca en un hard rock para escuchar en las rutas. En “Mirá mis pies”, el bajo de la intro y algunos giros en la voz de Leo recuerdan al Pearl Jam más clásico, mientras que “Mundo sin ley” muestra un hard rock de guitarras densas, la voz un poco baja y una letra de sálvese quien pueda.
El clima rocker se corta con“El desvío” y sus guitarras acústicas, en una balada que gana en ribetes épicos hasta explotar en el solo de viola. La potencia rocanrolera vuelve por partida doble: el muy bueno y pegadizo “La iguana Juan”, cerca de la pirotecnia de Kiss y del glam de Mötley Crüe, e “Inmortal”, con las bases más gordas y heavies. Una de las mejores canciones del álbum llega con “Pecas y delantal”, que vuelve a bajar los decibeles en una balada hard con aires bluseros, que se destaca por el manejo de climas y su letra de nostalgia por la niñez, muy bien interpretada por Leo.
“Sueño 911” tiene al bajo de Wintter comandando un nuevo hard rock y luego “Un pie para Martín” muestra otra de las grandes canciones, con un riff contagioso con un poco de Skay y otro de Angus, un puente slow con las violas en suspenso y la vuelta con la banda a pleno, en una letra que da fuerzas al amigo que las necesita. “Víctimas del rey” tiene cosas de la versión más pesada de La Renga, y la armónica de Federico López (La Borgoña) tiene mucho que ver en esto. Y el cierre con “Riffunk” justifica su nombre como una cruza entre las estrofas funkeadas al estilo Divididos y el estribillo hard, sostenido notablemente por Wintter y el Patón. Después de otro gran solo de viola, Walter Lenkievicz aporta un segmento de percusión que sorprende entre tanta distorsión, y sirve como muestra del perfil más inquieto que desarrolló la banda a lo largo de los doce tracks.
Después de algunos parates, replanteos y cambios de formación, Tristemente Célebres coquetea en Anestesia general con la balada, el funk y el grunge, sin perder de vista su impronta pesada y entregando un buen disco de rock and roll.