Aorta
Sin temor a continuar
07 de Septiembre, 2009
Aorta llega a su cuarta producción discográfica: un disco enclavado en el heavy metal clásico y tradicional que incluye el “hit” de la banda (sí, el de la propaganda).
El heavy metal en la Argentina constituye casi un género en sí mismo, caracterizado por su ortodoxia pero también por lo aguerrido de su sonido, como así también por líricas concentradas en la crítica social y el propio heavy metal, muchas veces con un importante dejo testimonial de haberlo vivido en carne propia. Para algunos un cliché gastado, y para otros, uno de los últimos bastiones del heavy metal tradicional y clásico.
Sea como sea, Aorta representa un claro ejemplo de esa suerte de “subgénero” que caracteriza el sonido metálico de nuestras pampas: heavy metal tradicional, aguerrido y testimonial con un sonido “a la Iron Maiden” y haciendo prácticamente un culto lírico al metal pesado como institución.
Seguramente, algo habrá tenido que ver ese tan característico sonido en la decisión de una conocida empresa de telecomunicaciones que decidió musicalizar con Aorta el comercial en donde un hombre, algo entrado en años, revolea la cabeza junto a su gato mientras se escucha en primer plano una banda a volumen infernal al grito de “guerrero… del metal!”. Precisamente, ese tema forma parte de Sin temor a continuar, la cuarta placa de esta banda formada en 1998 en Fuerte Apache de la mano de Daniel de Tullio, cantante y principal compositor, Nicolás Martínez en guitarra y Diego Burgueño en batería.
Musicalmente, dentro de lo que es el “heavy nacional”, la banda está más cerca de lo que podría ser el estilo de Iron Maiden que del sonido thrashero más característico de nuestro heavy, del que hicieron bandera Hermética y, posteriormente, Almafuerte. Sucede que Aorta muestra una clara influencia de “la doncella” (“Rumbo Abajo” es un cabal ejemplo) y el metal británico en general, clásico por los arreglos de guitarras gemelas y estribillos claramente marcados.
Aparecen incluso algunos pasajes más rockeros como “Te observo” e instrumentales como “Fuera de Control” y momentos en donde la banda se atreve a bases más entrecortadas y duras con estribillos melódicos con algún dejo de Megadeth en las guitarras (“Espíritu de Acero”). De cualquier manera, lo más ilustrativo del disco son temas como “Guerreros” (sí, el de la publicidad), “Nunca Jamás” o “Soy Uno Más”, todos ellos plagados de baterías galopantes, punteos de guitarras y un enfoque lírico centrado casi exclusivamente en el heavy metal como concepto en sí mismo.
Sucede que, casi como si se tratase de una suerte de mandamiento o misión encomendada de hacer llegar “la palabra del metal”, De Tullio hace un culto del metal pesado en las letras de la banda. Desde el homenaje a las hordas de fanáticos que se trasladan a cada concierto hasta el compromiso personal de seguir “luchando junto al metal”, algo que –si bien es común a muchísimas bandas del género alrededor del globo– puede que para algunos oyentes sea un tanto redundante a medida que avanza el disco.
Hacia el final del álbum aparecen dos pasajes interesantes que se despegan de lo anteriormente mencionado: “Sueño Inmortal”, una balada con guitarras acústicas muy bien lograda, y una versión metalera de “Tres Esperanzas”, el tango de Enrique Santos Discépolo, que le dan un poco de aire al cierre de la placa.
Sin temor a continuar contiene todos los elementos típicos del heavy metal nacional tanto a nivel musical como en producción (más bien escueta), que, si bien es probable que no resulte atractiva para oídos ajenos al género, puede ser un número puesto para los seguidores más acérrimos.
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