Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Oconnor

Naturaleza Muerta

Cronista: Gentileza: Pablo Gabriel Krause

06 de Julio, 2009

Naturaleza Muerta

O’connor logra en su séptima entrega amalgamar perfiles musicales que coexistían en su interior para lograr una placa equilibrada que hace su fuerte en la canción.

Si bien Naturaleza Muerta, el séptimo disco de O’connor y sexto de estudio en su carrera, no es una obra conceptual, bien podría considerarse como tal (aún cuando no haya sido la intención de sus creadores). Sucede que tanto musical como líricamente – y hasta en el arte – sigue una misma línea que va desarrollándose a lo largo de la placa.

Musicalmente, la obra hace su foco y fuerte en la canción, conjugando en ella dos perfiles que la banda venía desarrollando por separado en el último tiempo. Por un lado, el costado riffero y de guitarras potentes que ha sido tal vez el distintivo que acompañó desde el comienzo la carrera solista del ex cantante de Hermética y Malón. Por el otro, mientras tanto, está el perfil más melódico y hasta con ciertos toques de oscuridad que por momentos tienen alguna reminiscencia a Cabezones, que había aflorado en el proyecto desde hace algún tiempo.

A diferencia de trabajos anteriores, sin ir más lejos “Estamos Pariendo” -en donde los temas parecían encuadrarse bien bajo un perfil o el otro- ambos aspectos de la propuesta musical de la banda se conjugan a lo largo de una misma composición en Naturaleza Muerta. Si bien puede decirse que las melodías terminan por restarle algo de potencia al resultado final, también es cierto que evita “altibajos” a lo largo del disco, sin caer en la monotonía.

Desde el punto de vista vocal y lírico, como el título lo indica, Claudio O’connor basa gran parte de la poesía de la placa en la controversia que ha generado el progreso industrial y tecnológico frente a la situación ambiental. No necesariamente desde un punto de vista “predicador” de o de “verdad revelada”, pero sí reflejando (y por qué no, reflexionando sobre) imágenes, actitudes y situaciones relacionadas y/o desencadenadas a raíz de ello.

Al igual que lo que sucede con el enfoque musical del álbum, puede que al definirse de tal manera se genere la sensación de cierta monotonía. Sin embargo, la banda resuelve, musicalmente, con riffs y melodías que (aunque signados por una misma línea) resultan claramente diferenciables y le otorgan un clima propio a cada composición. Lo mismo sucede en cuanto a las letras, que pueden ir desde la crítica hasta el llamado a la esperanza o simplemente a la descripción de una circunstancia general.

Puede que Naturaleza Muerta sea uno de los trabajos más equilibrados y logrados de O’connor, aunque resulta inevitable remarcar que probablemente haya quienes encuentren al trabajo un tanto falto de la energía y el choque que ha tenido la banda en etapas anteriores. Aún así, también es un disco que se mantiene mucho más “arriba” durante su media hora y monedas de duración.

Nuevamente, como ha sucedido a lo largo de su carrera, O’connor vuelve a girar sobre la base de su propuesta musical. Reafirmando la eficacia del formato de canción (algo que la banda ha sabido explotar sabiamente desde un principio), Naturaleza Muerta logra conjugar los espectros musicales que convivían en O’connor para, sin ser su disco más pesado, lograr un justo equilibrio entre ambos.

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